Las verdades históricas en la impugnación del PRI…por Aída Holguín
La terquedad del gobernador de Chihuahua, César Horacio Duarte Jáquez, lo ha llevado a rechazar -de nueva cuenta- la expresión de los ciudadanos que ahora -a través de su voto- dijeron fuerte y claramente: “¡Fuera Duarte!”. Dicho en otras palabras, la soberbia y egotismo que lo han caracterizado, no le permiten aceptar la derrota.
Es entendible -hasta cierto punto- que César Duarte no acepte la derrota; es decir, si se considera la verdad histórica de que él estaba acostumbrado a que en Chihuahua sucediera -o no- lo que “el señor gobernador” ordenara, entonces no es difícil entender por qué esta tan enojada “su majestad”.
El caso es que un día después de la jornada electoral, el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Guillermo Dowell Delgado (entiéndase César Duarte), informó que un “ejército” de 650 abogados analizaría los resultados electorales porque las cuentas “no les cuadraban” con los de las encuestas que se realizaron durante la campaña. Y aunque Dowell aseguró que dicha investigación no era con la intención de desacreditar el proceso, sino para conocer la “verdad histórica” sobre la derrota, implícitamente estaba anunciando que impugnarían el triunfo de Javier Corral.
Nueve días después, y luego de que Enrique Serrano Escobar aceptara públicamente la derrota y que hasta el mismísimo presidente de la república, Enrique Peña Nieto, se comunicara con el gobernador electo, Javier Corral Jurado -para felicitarlo por el triunfo-, Dowell cumplió con su amenaza: el miércoles 15 de junio, en el último minuto del plazo legal, el PRI impugnó -entre otros- los resultados de la elección de Gobernador del Estado, solicitando la anulación de la misma.
Es importante comprender, que el proceso electoral contempla una fase de impugnaciones; es decir, al ser un recurso contemplado en la legislación electoral, no es cuestionable que éste sea utilizado, salvo que se trate de un caso como el que en esta ocasión nos ocupa; y que sin duda alguna, contiene varias verdades históricas entre las que no figura la de Guillermo Dowell.
Tal y como le sucedió a Jesús Murillo Karam (con el caso Ayotzinapa), la verdad histórica de Dowell fue derrumbada -en este caso- por el presidente del Instituto Estatal Electoral, Arturo Meraz González, quien en conferencia de prensa explicó con lujo de detalle por qué el argumento principal (el supuesto excedente de boletas) de la impugnación del PRI es improcedente.
Aquí, la verdad histórica (que Duarte y compañía se niegan a reconocer) se encuentra en el trascendental momento de la jornada electoral de 5 de junio, en el que se concretó un triunfo histórico de los chihuahuenses, demostrando con ello, que en Chihuahua ya no se tolera la corrupción, y que tienen bien puesta la dignidad.
Otra verdad histórica, es que no son necesarios 650 abogados para saber que lo sucedido en la pasada contienda es el resultado de la expresión de los chihuahuenses diciendo: ¡Vete Duarte!, y que tampoco hacen falta 650 abogados para darse cuenta de que la ridícula impugnación del triunfo de Javier Corral Jurado, tiene la única intención de retrasar el proceso de entrega-recepción para ganar algo de tiempo para sustraer y/o eliminar documentos que puedan servir como prueba en el proceso judicial que -sin duda alguna- tendrá que enfrentar el corrupto y corruptor, César Horacio Duarte Jáquez.
Concluyo en esta ocasión con una adaptación de lo dicho alguna vez por el escritor, docente, periodista, militar, estadista y expresidente argentino, Domingo Faustino Sarmiento: Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más impopular, aborrecido y nocivo, como el de César Horacio Duarte Jáquez.
Aída María Holguín Baeza
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