Home » Titulares » Niegan apoyo a migrante chiapaneco en Delicias pero DIF de Meoqui lo atiende y manda con su familia

Niegan apoyo a migrante chiapaneco en Delicias pero DIF de Meoqui lo atiende y manda con su familia

SAM_0512

Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Fotos)—

CD. MEOQUI, Chih.- Después de andar en las calles de Delicias pidiendo ayuda para comer, tras habérsele negado esta en Atención Ciudadana del Gobierno Municipal de Delicias, donde le dijeron que lo podían apoyar hasta dentro de 3 a 5 semanas y luego de que lo corrieron también del albergue de jornaleros, al decirle que solo tres días podía estar ahí, pese a estar en recuperación tras suturarle 18 puntadas en la cabeza a consecuencia de una caída del tren, que además le costó perder cuatro dedos de su mano izquierda, el migrante chiapaneco de 20 años de edad,  Guillermo Martínez Gómez, por fin fue apoyado por el DIF de Meoqui, quien lo envió en el autobús a que se fuera a recoger con su familia y poder ver de nuevo a su mamá Anita Martínez Cruz.

Sin estudios, y tras haber perdido los cuatro dedos de su mano izquierda y el sueño de llegar a los Estados Unidos, ahora Guillermo ya va en camino rumbo a su casa, tras habérsele comprado el boleto a la Ciudad de México y dado dinero para que transborde de ahí a Villahermosa, Tabasco y de Tabasco a su pueblito Tila, Chiapas, enclavado en la sierra de aquel bello estado.

Gracias a la doctora Carolina Porras Urbano, presidenta del DIF Municipal de Meoqui y a la directora Marisa Montoya quienes estuvieron buscando la manera de contactar con autoridades de allá, y le echaron su lonche al joven, le dieron dinero y un mandadito para que le llevara a su señora madre.

Según la doctora Carolina Porras se le extendió una carta del DIF al joven para que no sea bajado del camión y se le dieron los teléfonos del DIF de aquí de Meoqui para cualquier cosa que se le pudiera ofrecer.

Guillermo Martínez Gómez, quien fue entrevistado en el DIF Municipal de Meoqui para ver su situación fue llevado a Delicias, donde este lunes 18 de julio abordó a las 4:30 de la tarde el autobús que lo trasladaría a la Ciudad de México primero, de ahí a Villahermosa, Tabasco y de Tabasco hasta su destino en Tila, Chiapas, un pueblito enclavado en la sierra de aquel estado.

Él lloró de gusto, se abrazó con el reportero, lloró y le dio las gracias y ambos estrecharon sus manos, deseándosele suerte y que pronto pueda ver a su familia.

Este joven migrante quien de tanto pensar en su madre y un hermano mayor que está enfermo y no puede trabajar y el más chico menos, por su misma edad, rompió en llanto, dice que no piensa en más que en ver con bien a Anita Martínez, su madre, ya que no sabe si estará comiendo o qué estará comiendo.

“Tengo bastantes ganas de volver a ver a mi mamá, ya que salí de mi pueblo a buscar trabajo acá para mandarle dinero, pero me pasó esta cosa: me mochó la mano el tren y ya no pude mandarle nada a mi mamá. No se como anda, si está bien o está mal”, dijo Guillermo.

La voz se le quiebra, se le hace un nudo en la garganta, las lágrimas corren por su rostro que cambia de facciones por el dolor de no verla, mueve su cuello y mira de reojo su mano izquierda sin sus cuatro dedos, donde solo le quedó el pulgar.

Ya no trae la ropa ensangrentada que traía, una mano bondadosa le brindó una playera, una camisa y un short.

Aún con los hilos en su cabeza, donde tiene 18 puntadas y el vendaje en su mano izquierda, Guillermo abordó el autobús apoyado por el DIF de Meoqui.

Ya quiere estar con su madre, casi no duerme en la noche de recordarla. “Me siento un rato en la banca, casi no me siento bien, me pongo a caminar con tal de distraerme, pero la recuerdo y me pregunto qué estará haciendo, si estará comiendo”, dice el joven migrante.

Recuerda las últimas palabras de su madre, cuando le dijo que se cuidara mucho y que si se iba a brincar del otro lado se cuidara.

Menciona que la última vez que habló con su madre, pues perdió documentos personales y el teléfono, ella le decía que estaban ocupando dinero, ya que su hermano mayor está enfermo y ya tiene rato, por lo que su madre sufre.

Antes de regresarse a su tierra en Delicias buscó trabajar pese a su condición de traer su mano vendada a la que le faltan cuatro dedos y a tener 18 puntadas en la cabeza.

“No me quisieron dar trabajo, porque me dijeron de mi condición y que el trabajo era pesado, de estar cargando”, destaca el entrevistado.

Dice que al regresar a su casa y verlo así, después de que se fue completo quizá le diga su madre que cómo la va a mantener ahora, ya que sus hermanos grandes ya se casaron y su mamá no puede hacer tortillas, ya no puede lavar la ropa.

Ahora que lo apoyó el DIF de Meoqui está muy contento de irse para allá con los suyos y agradeció a todos quienes lo ayudaron de alguna u otra manera.

“Estaba yo juntando un dinerito pidiéndole a la gente, en las calles, en las tiendas, pero gracias a Dios en el DIF me apoyaron. Agradezco a todos, ya que fui a pedir trabajo en el mercado, pero no me dieron”, destaca Guillermo Martínez.

Aquel trágico día que decidió abordar la mole de hierro, también conocida como la bestia en el sur del país: el tren, y que lo volvió a abordar en Delicias, donde cayó por el crucero de Walmart, quedará grabado para siempre en su mente, ya que andaba “bueno y sano”, pero no recuerda cuando, ni como fue que cayó, costándole cuatro dedos de su mano izquierda.

jesusaguirre25@hotmail.es

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *