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Hace ocho años se presentó famoso libro de Batopilas

Por: Rosario Rodríguez Ramírez–

Hace ocho años, el 29 de noviembre de 2007, se presentó ante un nutrido público, en la Biblioteca Universitaria de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, el libro “Un Viaje al Paraíso Chihuahuense. Barranca de Batopilas”, de la autoría del Profesor Román Corral Sandoval donde se declara “batopilense de corazón”.

Más que un viaje que relata las bellezas físicas de una región chihuahuense como la Barranca de Batopilas, este libro muestra los sentimientos, emociones y el entusiasmo de tres ex maestros rurales normalistas, jubilados, que por azares profesionales un día convivieron con la comunidad batopilense. Este fue el pretexto perfecto para describir geográfica, histórica, cultural y socialmente a la Barranca de Batopilas.

El libro relata el reencuentro de los maestros, Samuel Mancinas Salinas, Sergio Luján Mancha y Román Corral con los batopilenses, luego de 34 años de ausencia. Explica el autor en las primeras páginas de este famoso texto, que…“la redacción de este libro lleva el propósito primario de demostrar que la famosa hospitalidad que nos caracteriza a los chihuahuenses reside principalmente en los moradores del medio rural; conscientes de que la gratitud es la máxima cualidad que puede poseer cualquier ser humano y de la cual dimanan las demás, según Cicerón, es que organizaron un viaje al municipio de Batopilas para un reencuentro de los moradores 34 años después de haber salido del mismo”.

Considero que este texto es una lectura obligada para los maestros recién egresados de las escuelas normales para que se animen a prestar sus servicios docentes en las comunidades más apartadas y marginadas del estado de Chihuahua.

Paradójicamente, la Barranca de Batopilas como región serrana olvidada y apartada le abrió al Profesor Román Corral las puertas al mundo de las letras, con el cual confiesa haber espantado al miedo, aburrimiento, tristeza y al sentimiento de abandono y soledad. Publicado en diciembre de 2006, el libro se hizo acreedor el 31 de Agosto de 2007, a una Mención Honorífica en el certamen literario Premio Nacional “Alejo Carpentier” de Autobiografía y Biografía para Obra Publicada, convocada por la Asociación Mexicana de Autobiografía y Biografía con sede en la Ciudad de México.

“Un Viaje al Paraíso Chihuahuense. Barranca de Batopilas”, es el tercer libro difundido por Román Corral, ya que en el 2005, publicó su primer libro “Rumbo a Batopilas. Memorias de un maestro rural”, considerado, según lo que leído como el texto pionero de la autobiografía de los ex maestros rurales del estado de Chihuahua en el Siglo XXI.

En el presídium de la presentación de este libro famoso de Batopilas, estuvieron presentes el periodista Rubén Moreno Valenzuela, el escritor Oscar Vega Molina autor del libro “El tesoro de Jú”, el autor Román Corral, el escritor Paulino Arreola autor de “La coneja estéril” y el licenciado Blas García Flores, funcionario de la UACJ. Al leer su comentario sobre esta obra literaria el Profesor Paulino Arreola mencionó, entre otras cuestiones las siguientes:

“…Humberto Quezada Prado, en sus Cuentos de Francisco Machiwi, nos hace inferir que el paraíso en el estado de Chihuahua, está en algún lugar entre Nonoava y Guachochi, y lo sigue buscando en sus ejercicios literarios. Román Corral Sandoval, en cambio, no duda ni por un instante de la existencia de este lugar, y lo ubica exactamente en la Barranca de Batopilas. Volver al paraíso. ¡Qué divino privilegio, qué maravillosa oportunidad para aquellos que en la oscuridad de las barrancas de la ignorancia y de los valles sembrados de desolación y plagados de acantilados, de oscuros abismos y ríos caudalosos, lograron, con sus conocimientos, pero sobre todo con su dedicación y con su vocacional entrega encontrar el camino de regreso al paraíso! En la profundidad de la barranca de la Baja Sierra Tarahumara, en lo más bajo del abismo terrenal de la región de la Barranca de Batopilas, en la inmensidad del firmamento plagado de estrellas visto desde el punto exacto en que Román Corral Sandoval volteó su mirada al Universo, el autor se reencontró una vez más a sí mismo y se reconoció pequeño, insignificante, humilde, rendido ante la fortaleza de los indígenas rarámuris y de los chabochis de la región, que con su callado sacrificio dan una más de las lecciones que el ser humano de todas las latitudes debe aprender: la lección de humildad ante el soberbio, la lección de la fortaleza de espíritu ante la debilidad de las pasiones humanas de los caciques terrenales.

Román Corral Sandoval se reconoce pequeño ante la intensa belleza de los paisajes naturales, ante la poderosa corriente del Río Batopilas, ante la impresionante soledad en medio de la nada, pero a pesar de todo, se sabe en el centro del Universo, y lo disfruta.

Le subyuga la hospitalidad del habitante de esa región de Batopilas, le impresiona la naturalidad con que ellos conviven con la Divinidad que los cobija, pero que jamás se crecen ante los demás, sino que se someten ante el fuerte, ante el poderoso, como una espontánea muestra de grandeza. En esta historia, cuando el indígena se doblega ante el cacique, ante el soberbio poderoso, no está dando una muestra de debilidad, sino una prueba de la grandeza de espíritu, del espíritu cuya nobleza no se mide por la cantidad de posesiones materiales, sino por la calidad de los valores que la tradición ha acrisolado en esta milenaria forma de entender el mundo…”.

“…En las cuatro décadas que siguieron al primer viaje de 1970 que Román Corral Sandoval realizó a la Barranca de Batopilas, jamás perdió de vista a la comunidad de Satevó, municipio de Batopilas, donde inició su labor docente, ni tampoco se alejó un solo momento de su existencia de lo que considera la visión del paraíso chihuahuense. El Río Batopilas sigue siendo uno de los cuatro senderos por donde los dioses del Universo riegan el paraíso, para beneplácito de sus habitantes y de los visitantes ocasionales que con traje de profesores, de médicos, de políticos o de turistas descienden de cuando en cuando hasta el abismo inundado por la increíble belleza de la barranca chihuahuense.

Román Corral Sandoval nace como maestro, escritor y poeta en la Barranca de Batopilas, compartiendo el pesebre milenario con sus dos amigos, Sergio Lujàn Mancha y Samuel Mancinas Salinas, que 34 años después regresaron, como profetas a su tierra dispuestos para ser juzgados, y quizás, crucificados, porque ellos saben que no podrían descansar en paz si el inevitable viaje sin retorno los sorprendiera en el camino.

Al completar pues su viaje a la Barranca de Batopilas, Román Corral sabe que ya está listo para lo que sigue, pero además, se encuentra con que ha resucitado en él el espíritu que lo marcó para siempre, porque jamás dejará de ser maestro, y a pesar de no ser oriundo de esta región, en su resurrección se adopta a sí mismo y se da carta de naturalización como un hijo más del paraíso chihuahuense, porque como él mismo dice en su libro…“Aunque en 1970 leía casi en tinieblas, Batopilas le dio luz a mi espíritu”, un espíritu viajero que seguramente lo llevará en las próximas décadas a seguir leyendo y escribiendo el testamento de su vida magisterial y literaria, para enriquecer la historia de los maestros rurales…”.

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