Instintos naturales–
Son tres los instintos naturales, sin ellos la vida que conocemos no existiría, estos instintos los posen también los animales, sin los cuales no podríamos sobrevivir, y estos son los tres instintos: el instinto material, el instinto social y el instinto sexual.
Sin el instinto material no sembraríamos nuestros alimentos ni construiríamos nuestras casas, y también los poseen los animales que habitan en nidos, cuevas, madrigueras o en enramadas.
Es instinto social es para vivir en comunidad con nuestros semejantes, también lo poseen los animales quienes vuelan en parvadas, andan en manadas, en bancos de peces, para su sobrevivencia, lo mismo que el hombre.
Contamos con el instinto sexual, el cual se nos otorgó para la reproducción de las especies, en mayoría de los alcohólicos estos instintos son mal usados y deformados antes de probar tan siquiera el alcohol haciendo de su vida un caos, ya que cuando se deforma el instinto material prevalece el tener que el Ser por tener más y más envenenan a la juventud con drogas, se invaden terrenos ajenos y se hace cualquier cosa ilícita o implícita para tener el poder. Desafortunadamente en este plano terrenal todo tiene un precio, ya sea con dinero o con lo que se puede comprar con el dinero, dándole vida al dicho popular: ”cuánto tienes, cuánto vales” distorsionando el instinto material, ojalá el dinero tuviera caducidad para no acumularlo.
Intento social que se nos otorgó para vivir en unidad, no es lo mismo vivir juntos a vivir en unidad, la unidad es disfrutar el estar juntos, este instinto lo encontramos en las manadas de los animales, cuando lo distorsionamos los hombres deseamos envidiosamente las propiedades del prójimo, ya sea su cónyuge o pertenencias materiales y declaramos la guerra al que tiene más o pisoteó al que tiene menos.
La envidia es un pan que nunca falta en ninguna mesa, rica o pobre con sus múltiples caretas, una de ellas (lo digo por tu bien) el envidioso siempre está chifle y chifle, por enfrente una sonrisa y cuando da uno la espalda la envidia espoleado por la ira quiere destruir la personalidad del envidiado, la eterna inconformidad será huésped de su alma.
El instinto sexual que se nos prestó para que se reprodujeran las especies a la naturaleza no le intereso como individuo, lo que le interesa es que no se extinga la especie, cuando esté instinto se sale de control es cuando sólo busco mi placer instantáneo sin importarme las consecuencias y es una tristeza ver que se engendran tres o cuatro niños con diferente mujeres sin investigar primeramente si se puede mantener el solo, un dato muy triste y muy real es descubierto por un censo que el noventa y siete por ciento de los nacimientos son hijos no deseados ni planeados, imagínese usted la educación que van a recibir esos pequeños si desde que están en el vientre de la madre son un estorbo, nos falta en nuestra sociedad mucha cultura sexual.
En el taller que imparto con el tema de la sexualidad vi un total desconocimiento de los jóvenes, quienes muy a menudo confunden amor con sexo o pasión son muy pocos los hogares en el que se toca el tema de la sexualidad y se ve como un tabú, a pesar que tenemos una pandemia llamada Sida y sus raíces son unos instintos sexuales mal usados.
Los alcohólicos son intersexuales por que usan el sexo como ansiolítico y es que el sexo bien practicado eso es, un potente ansiolítico, es una de sus funciones pero cabe señalar que hay una gran diferencia entre sexualidad y el acto sexual.
Cuando estos instintos naturales se distorsionan y la mente humana se vuelve el campo de batalla se convierte en un caos que en el alcohólico afecta su sistema nervioso haciéndolo buscar una fuga que se da que relate su sistema nervioso, por eso la Organización Mundial de la Salud con sede en Ginebra, Suiza declaró una enfermedad psicosomática (que la genera la mente).
El alcoholismo primero desvirtúa al hombre en su interior, es una enfermedad que lo va a volver loco y si se descuida la familia del alcohólico le va a trasmitir su neurosis haciendo un carrusel de culpas y negación, y luego de volverlo loco esta perversa enfermedad del alma lo mata, no sin antes haber destruido moralmente a toda su familia.
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