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Se cumplen siete años de la partida de Jesús Manuel Lozoya Ornelas

 

Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Fotos)–

BOMBON

Delicias, Chih.- “Le encantó tanto la bici desde niño a mi hijo que murió arriba de ella, pedaleando al cielo y sus sueños siempre fueron ser mejor que su padre, representar a su ciudad, su estado y su país”, recordó Juan Carlos Lozoya Guzmán a su hijo Jesús Manuel Lozoya Ornelas “Bombón”, fallecido el 21 de febrero de 2013 tras ser atropellado mientras entrenaba en la carretera a la presa “Las Vírgenes”.

Al cumplirse siete años del último adiós al ciclista atropellado Jesús Manuel Lozoya Ornelas “Bombón”, se organizó este domingo 23 la séptima edición de la Clásica en su honor con la participación de ciclistas de diversas partes del estado, el país y Estados Unidos.

El día de su partida el padre de “Bombón”, Juan Carlos Lozoya Guzmán, deshecho, con lágrimas en los ojos y palabras entrecortadas por el llanto dijo que “le encantó tanto la bici desde niño a su hijo que murió arriba de ella y sus sueños siempre fueron ser mejor que su padre, representar a su ciudad, su estado y su país”.

Como si hubiera sido ayer aún están vivas las imágenes, cuando ante el cuerpo inerte de Jesús Manuel, que permanecía en el blanco ataúd, y sobre este algunas fotografías de él en la flor de la vida y con toda una vida por delante, flores y una medalla obtenida en su carrera ciclista, fueron desfilando el 23 de febrero del 2013 en la capilla ardiente de la Funeraria San José sus amigos del ciclismo, compañeros del barrio y de la escuela.

Aquel día que sería su despedida para siempre de este mundo terrenal, pero no de la mente de sus compañeros ciclistas, de la infancia, novia, familiares y un que otro curioso, pues la muerte conmocionó el panorama deportivo no solo local, sino estatal, el lugar estaba lleno de coronas y a la entrada a la capilla podía verse una inmensa corona de flores donde decía: “Bombón, eres un campeón”.

Las muestras de cariño no podían haber sido menores, al igual que este domingo 23 de febrero de 2020 a siete años de su partida: los amigos llegaron a la funeraria y le dieron el pésame al afligido padre del menor, quien estaba completamente deshecho al arrancársele parte de su ser, sangre de su sangre, cuando estaba a un paso de alcanzar grandes sueños dentro del deporte de sus amores.

Juan Carlos padre agradecía los gestos con lágrimas en los ojos, y no era para menos, había muerto su pequeño “Bombón” (a causa de un imprudente conductor que se dio a la fuga y fue capturado en Coahuila a una semana de cumplirse cuatro años del fatal accidente, en el 2017) mientras que los familiares se abrazaban y se daban condolencias.

Mencionó Juan Carlos Lozoya Guzmán, el día del último adiós que recordaba a su hijo con mucho cariño: “Era muy cariñoso. Sus padrinos le pusieron ‘Bomboncito’”.

Tras mencionar ese apodo cariñoso, en el exterior del templo de Nuestra Señora de Fátima rompía en llanto y gritaba: “¡Yoooo ne-ce-si-tooo a Bom-boooón!”. Y es que nada cala más en la vida que la muerte de tu propio hijo.

A las afueras de la funeraria San José, donde se veló el cuerpo inerte un grupo de amigos ciclistas tanto de montaña como de ruta, integrantes de los equipos Sky Team, Metro Bar Beto´s, John Deere, Vencedores del Desierto y Academia de Ciclismo Infantil, que fácil sumaban más de 70, comentaban entre ellos que el ciclista no tiene protección.

Hoy a siete años de su partida volvió a haber contingente grande de competidores para honrar su memoria con lo que a él tanto le gustaba: el ciclismo. Vinieron de todos lados y su padre volvió a sonreir por el éxito obtenido en la justa.

Pero hace siete años, el día de la partida de “Bombón”, Alberto “Beto” Chávez, entonces presidente del Comité Municipal de Ciclismo de Delicias dijo en aquel día triste para el deporte y en particular para el ciclismo de esta ciudad que estaban consternados, humillados, por tan irreparable pérdida.

“Nos sentimos desprotegidos de la gente conductora, pedimos protección hacia el ciclista y apoyo en los entrenamientos”, destacó aquel 23 de febrero del 2013, cuando se despidió al aún niño, que tenía un montón de sueños y fueron cortados de tajo, cuando estaba en su mejor momento y se alistaba para próximas competencias.

En Chihuahua capital habría carrera homenaje de recuerdo al también fallecido Alfonso Cano y se suspendió en memoria de “Bombón” hasta nuevo aviso.

Recordó Beto Chávez que Juan Carlos ya había sido atropellado en una anterior ocasión y también atropellaron a Jessel Valenzuela rumbo a la presa, cuando resultó fracturado de la columna vertebral al volar por los aires, salvándose de milagro.

A lo largo de la historia del ciclismo en la entidad chihuahuense han sido varios los accidentes fatales y también se recuerda al atleta y ahora reportero deportivo de El Heraldo de Chihuahua, Leopoldo López Baca, que también fue embestido por un cafre del volante.

Pidió a través de este medio que haya un poquito más de respeto al ciclista, tanto deportista, como al común y corriente que solo tiene este medio de transporte y lo utiliza para trasladarse e incluso para ir al trabajo, pues la situación a siete años de distancia no ha cambiado mucho y sigue habiendo accidentes, ya que a unos días de la 7ª Edición de la Clásica Jesús Manuel “Bombón” Lozoya se atropelló a Prisciliano Díaz.

El día de la partida de Jesús Manuel Lozoya Ornelas, un grupo de compañeras de la escuela de Bombón del Grupo de 2º “B” de la Secundaria 96, encabezadas por Jennifer Carrillo, lo recordaron como un adolescente de muy buenos sentimientos, al que le gustaba llevarse con todos.

Su novia Alondra, entonces de 14 años y con quien tenía apenas un mes de noviazgo, cumplido el día del accidente, dijo aquel día de la despedida que estaba muy triste.

“Los dos nos gustamos. Yo estaba en otro salón y me di cuenta del accidente por sus amigas en el Face”.

Más tarde el blanco ataúd, ese día 23 de febrero del 2013, salió en la carroza de la funeraria rumbo al templo de Fátima donde se ofrecería una misa de cuerpo presente. La iglesia lució llena. Previamente los ciclistas pasaron lista a los equipos presentes.

“¡Equipo John Deere…preeeseeentee, Equipo John Deeere….preeesseeentee, presente, presente!” y así uno a uno los clubes de Delicias que asistieron al funeral de un ciclista que se adelantó en el camino.

Salió la carroza y detrás de ella los ciclistas debidamente uniformados, hasta llegar al templo de Fátima, donde se bajó el ataúd por compañeros ciclistas.

A un lado las imágenes desgarradoras del padre del menor, Juan Carlos Lozoya Guzmán, llorando y levantando su mirada al cielo, para después irrumpir el silencio con un grito: “¡Yoooo ne-ce-si-tooo a Bom-boooón!”, debiendo ser tomado por sus familiares para tranquilizarlo. Se había ido parte de su ser. Sentía que se le arrancaba la vida.

En el trayecto, gritaban los ciclistas: “¡Bombón, Jesús Manuel, Bombón!”.

Amigas comentaron que le gustaban a Bombón mucho las donas. Y Norma Ornelas Ramírez, su tía querida, dijo que era un niño muy tierno, muy cariñoso. Iba a salir a Puebla a competir, pero un cafre del volante le cortó las alas, sus sueños y sus anhelos, no así su embalaje final hacia el cielo montado en su bicicleta, su inseparable compañera de toda la vida.

Jesús Manuel “Chumel” Valenzuela, entrenador de pequeños talentos, dijo que el recuerda, ya con esta son cinco muertes en el ciclismo: dos niños y tres adultos, entre ellos de Alfonso Cano, hermano de Gabriel “Gary” Cano.

Por su parte unos amigos y vecinos, entre ellos Arturo Villa, Gabriel Valadez y César Loya comentaron que era Bombón muy sociable y siempre se apoyaban entre todos, destacando que era muy optimista y les decía que siempre vieran hacia adelante.

Su amigo Arturo Villa el día del accidente, le dijo a “Bombón”:  “¡Te cuidas!”.

“Fue,  ha sido y será el mejor ciclista por siempre”, dijeron sus amigas y novia.

Después de la iglesia el féretro fue llevado a la ciclopista, a la que después se le puso su nombre, en donde se le rindió un homenaje de cuerpo presente, para que la visitara por última vez, pues fue ahí donde empezó a rodar durante sus primeros años de vida.

De ahí partieron entonces al panteón, en donde recibió el último y sentido adiós de parte de ciclistas, amigos y familiares a Jesús Manuel Lozoya Ornelas “Bombón”.

Hoy a siete años de su partida la Ciclopista Jesús Manuel Lozoya Ornelas “Bombón” acaba de ser remodelada y luce en muy buenas condiciones y “Bombón” desde allá del cielo la contempla y está feliz de que su memoria sirva para juntar a la gran familia del ciclismo.

 

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