Sufren comunidades indígenas robo de ganado
Guadalupe y Calvo, Chih.– Las comunidades indígenas de Cordón de la Cruz, Mesa Colorada, El Tepozán y Tuáripa, del municipio de Guadalupe y Calvo, desde el 2016 sufren el despojo de su territorio por particulares mestizos, así como el robo de su ganado en total impunidad, pues a pesar de las denuncias hechas ante las autoridades correspondientes (e incluso ante el mismo gobernador Javier Corral), los responsables del abigeato siguen libres.
Se trata de Cornelio y Aurelio Alderete, así como sus familiares y trabajadores (pistoleros), que desde hace año y medio, iniciaron un proceso de despojo contra las comunidades afectadas y quienes han sustraído casi un centenar de cabezas de ganado.
Todo empezó en julio del 2016 cuando los Alderete Arciniega cercaron los terrenos de las comunidades indígenas y les exigieron a las familias que sacaran su ganado, alegando que eran terrenos que “habían comprado al gobierno hace 10 años”.
Un año después, los trabajadores de los Alderete arriaron el ganado de todos los habitantes de las comunidades y lo sacaron del predio que ellos consideran suyo, y taparon el único camino de ingreso a Mesa Colorada y Tepozán, derribando dos pinos e instalaron un campamento con lonas, hules y cuerdas, en donde se instalaron los pistoleros de la familia Alderete con armas de alto poder.
Se solicitó ayuda a la Dirección de Gobernación y a la Comisión Estatal de Seguridad para que retirara a los pistoleros y destruyera el campamento que habían instalado los Alderete Arciniega, pues impedían el libre tránsito de los indígenas y del ganado de las familias, sin posibilidad de pastoreo. Los habitantes de la Mesa Colorada, El Tepozán y del Cordón de la Cruz presentaron las demandas correspondientes por robo de ganado ante el Ministerio Público en Baborigame.
En octubre de este año, los habitantes de la Mesa Colorada, El Tepozán y el Cordón de la Cruz se enteraron el lugar donde estos señores tenían el ganado y en compañía de la policía ministerial se trasladaron al rancho Cerro Prieto a buscarlo; encontraron solo 21 de las 70 cabezas de ganado que los Aurelio y Cornelio sacaron de los parajes indígenas; sin embargo, al día siguiente de recuperar el ganado, los agresores volvieron a robarlas mientras pastaban en el territorio.
Ante las acciones de recuperación del ganado, los habitantes de las comunidades indígenas fueron amenazados por uno de los hermanos de Cornelio Alderete, Guadalupe Alderete, quien comenzó a disparar al aire un arma de fueg
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