A la baja las po$ada$ en Delicias
—Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Foto)–
Delicias.- Doña Amalia Gómez, vecina de la calle Pascual Orozco No. 207, en la colonia Benito Juárez, a pesar de su ceguera continúa con la tradición de las posadas en su domicilio y solamente con los miembros de su familia, ya que señala que la gente se ha vuelto muy apática y desgraciadamente esta tradición se está muriendo, quizá porque la niñez y juventud es muy distinta a la de antes o tal vez por la violencia.
Sentada en una silla de madera, bajo dos imágenes religiosas, con su nieta a la derecha y su esposo a la izquierda, Doña Amalia dijo que antes realizaban las posadas en el templo del Sagrado Corazón de Jesús en la colonia Benito Juárez.
“Sí asistían los niños. Hasta corrían porque se les daban dulces. Y ahora tenemos poco unos tres o cuatro años de no hacerlas por mi problema de la vista, pero las sigo haciendo en mi casa y con los miembros de mi familia. Antes del templo pasábamos de casa en casa pidiendo posada”, recuerda con cierta nostalgia.
Menciona que la tradición poco a poco se ha ido perdiendo, por el temor de la violencia. “No se yo”.
Asegura Doña Amalia que la gente se ha hecho muy apática. “Aquí en el barrio ya no asisten. Y yo tengo toda una vida realizando las posadas, pero en la iglesia ya no las hacen porque las señoras han fallecido. Teníamos muchos años haciéndolas pero ya no; ahora solo nos juntamos en mi casa y con mi familia. Antes las posadas se hacían una en cada casa y la gente daba lo que podía: tamales, champurrado, atoles, bolsitas de dulces. Según sus posibilidades”.
Dice que se hacía un recorrido desde la Pascual Orozco hasta la Toribio Ortega, por donde está la escuela primaria “Benito Juárez”.
“Ahorita ya no hay nadie quien organice las posadas en el templo. Solo las hago en mi casa y empezamos este lunes 16 para terminar el martes 24 y según la tradición es el novenario del 16 al 24 de diciembre. La novena es el recorrido que hizo Jesús, María y José, tocando puertas”.
Destaca la señora Amalia Gómez que a veces los niños se visten de José o María y es bonita la costumbre. “A ver si logro que se conserve…”, dice esta frase en presencia de sus familiares más cercanos.
Asegura que cada año se reúnen unas 20 personas en su casa de la Pascual Orozco, para comer, rezar y mantener viva la tradición de las posadas que poco a poco agoniza.
Para finalizar menciona que antes si asistía la gente y era algo muy bonito al congregarse todos los vecinos, los niños y realizar el recorrido y cantando, con una imagen misma que llevaban pidiendo posada hasta el domicilio del vecino a quien le tocaba. jesusaguirre25@hotmail.com
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