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Dan último adiós al padre César Octavio Araiza

Por JESÚS C. AGUIRRE MALDONADO (Texto y Fotos)–

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Delicias, Chih.- Puesto que no pudo haber sido de una mejor manera: Murió el día de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén y se le dio el último adiós al presbítero César Octavio Araiza, conocido como el “padre Chícharo”, mediante una misa concelebrada oficiada en el templo de Cristo Rey por el arzobispo de la Arquidiócesis de Chihuahua, Constancio Miranda Weckman en el que fue el inicio de la Semana Santa, este lunes 26 de marzo.

En un templo de Cristo Rey, donde fueron sus inicios como monaguillo a los cinco años de edad y que lució abarrotado por toda la feligresía no sólo de Delicias, sino que vinieron de otras partes del Estado y de la capital, lo mismo que sacerdotes de la Arquidiócesis de Chihuahua, se le rindió una emotiva despedida.

Su ataúd fue cubierto con una Biblia y el mismo arzobispo se encargó de bendecirle en su último adiós, destacando las cualidades del padre fallecido.

“Contentando cara a cara aquella misma verdad, que ya cuando en vida en este mundo vislumbró en la palabra de Dios y predicó en todos ellos. Junto al cuerpo ahora sin vida de nuestro hermano sacerdote César Octavio, encendemos señor esta llama símbolo de tu cuerpo glorioso resucitado”, dijo Miranda Weckman al iniciar la misa de despedida.

Agregó: “Que el resplandor de esta luz ilumine nuestra tinieblas y nuestro camino de esperanza hasta que lleguemos a ti, claridad eterna, que vives y reinas glorioso e inmortal, por los siglos de los siglos”.

 Dijo que en su vida encomendó el ministerio sagrado en bien de la Iglesia y llega ahora a gozar eternamente de la gloria de Dios.

UNA VIDA CONSAGRADA A DIOS

César Octavio Araiza ingresó al Seminario de la Ciudad de Chihuahua el 28 de agosto de 1998, ya que toda su vida, desde pequeño, soñaba con ser sacerdote y desde niño ingresó como monaguillo al templo de Cristo Rey, donde lo guiaron Víctor Manuel Gómez Royval, quien después fuera su rector en el seminario.

Terminando la preparatoria se fue al Seminario, ya que desde los cinco años fue monaguillo y nunca en su vida tuvo una novia.

A los 18 años ingresó al Seminario de Chihuahua donde se ordenó ocho años después, siendo ordenado en el año 2006 por el arzobispo José Fernández Arteaga.

Tuvo en el seminario como formadores a grandes personas que tuvieron estudios en Roma, lo que lo hizo crecer intelectualmente.

Todos sus compañeros le decían “Chícharo”, como le puso Víctor Manuel Gómez Royval.

Entre sus formadores puede mencionarse al monseñor Manuel Eugenio Ríos, Víctor Manuel Gómez Royval, el obispo de Torreón Martín Barraza y el monseñor Gustavo Sánchez Prieto.

El padre Chícharo se distinguió en el seminario porque era muy inocente.

Siempre dedicado a las cosas de Dios, le gustaba mucho el basquetbol e incluso participó en un Campeonato Nacional representando al Seminario de Chihuahua.

Fue en el seminario donde descubrió que tenía un problema de trombosis, cuenta César Camacho, quien lo tuvo de compañero de cuarto.

Se dedicó al servicio y nunca trabajó en otra cosa, ya que nació para ser cura.

En el año 2000 fue cuando detectó su problema de trombosis y por la misma santidad el obispo lo ordenó.

El padre fallecido fue parte de Cristo Rey, donde fue monaguillo y aquí tuvo su primera celebración eucarística recién nombrado sacerdote, por eso durante su mensaje uno de los sacerdotes que intervinieron con sus mensajes, resaltó que: “era originario de Cristo Rey Delicias”.

Una emotiva despedida se le dio al padre Chícharo, quien falleciera a los 38 años de edad, en una vida consagrada a la Iglesia.

Las condolencias no se hicieron esperar para su familia que fueron sus padres y hermanos.

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