Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Fotos).—}
Delicias, Chih.- Este pasado jueves 21 de febrero de 2019 se cumplieron seis años del último adiós al ciclista atropellado mientras entrenaba en la carretera a la presa “Las Vírgenes” Jesús Manuel Lozoya Ornelas “Bombón”, por lo que en aquel entonces su padre, Juan Carlos Lozoya Guzmán, deshecho, con lágrimas en los ojos y palabras entrecortadas por el llanto dijo que “le encantó tanto la bici desde niño a su hijo que murió arriba de ella y sus sueños siempre fueron ser mejor que su padre, representar a su ciudad, su estado y su país”.
Aún están vivas las imágenes, como si hubiera sido ayer, cuando ante el cuerpo inerte de Jesús Manuel, que permanecía en el blanco ataúd, y sobre este algunas fotografías de él en la flor de la vida y con toda una vida por delante, flores y una medalla obtenida en su carrera ciclista, fueron desfilando el 23 de febrero del 2013 en la capilla ardiente de la Funeraria San José sus amigos del ciclismo, compañeros del barrio y de la escuela.
Aquel día que sería su despedida para siempre de este mundo terrenal, pero no de la mente de sus compañeros ciclistas, de la infancia, novia, familiares y un que otro curioso, pues la muerte conmocionó el panorama deportivo no solo local, sino estatal, el lugar estaba lleno de coronas y a la entrada a la capilla podía verse una inmensa corona de flores donde decía “Bombón, eres un campeón”.
Las muestras de cariño no podían haber sido menores: los amigos llegaron a la funeraria y le dieron el pésame al afligido padre del menor.
Juan Carlos padre agradecía los gestos con lágrimas en los ojos, y no era para menos, había muerto su pequeño “Bombón” (a causa de un imprudente conductor que se dio a la fuga y fue capturado en Coahuila a una semana de cumplirse cuatro años del fatal accidente) mientras que los familiares se abrazaban y se daban condolencias.
Mencionó Juan Carlos Lozoya Guzmán, el día del último adiós que recordaba a su hijo con mucho cariño: “Era muy cariñoso. Sus padrinos le pusieron bomboncito”.
Tras mencionar ese apodo cariñoso rompía en llanto y gritaba: “¡Yoooo ne-ce-si-tooo a Bom-boooón”.
A las afueras de la funeraria un grupo de amigos ciclistas tanto de montaña como de ruta, integrantes de los equipos Sky Team, Metro Bar Beto´s, John Deere, Vencedores del Desierto y Academia de Ciclismo Infantil, que fácil sumaban más de 70, comentaban entre ellos que el ciclista no tiene protección.
Alberto “Beto” Chávez, entonces presidente del Comité Municipal de Ciclismo de Delicias dijo en aquel día triste para el deporte y en particular para el ciclismo de Delicias que estaban consternados, humillados, por tan irreparable pérdida.
“Nos sentimos desprotegidos de la gente conductora, pedimos protección hacia el ciclista y apoyo en los entrenamientos”, destacó aquel 23 de febrero del 2013, cuando se despidió al aún niño, que tenía un montón de sueños y fueron cortados de tajo, cuando estaba en su mejor momento y se alistaba para próximas competencias.
En Chihuahua capital habría carrera homenaje de recuerdo al también fallecido Alfonso Cano y se suspendió en memoria de “Bombón” hasta nuevo aviso.
Recordó Beto Chávez que Juan Carlos ya había sido atropellado en una anterior ocasión y también atropellaron a Jessel Valenzuela rumbo a la presa, cuando resultó fracturado de la columna vertebral.
A lo largo de la historia del ciclismo en la entidad chihuahuense han sido varios los accidentes fatales y también se recuerda al atleta y ahora reportero deportivo de El Heraldo de Chihuahua, Leopoldo López Baca, que también fue embestido por un cafre del volante.
Pidió a través de este medio que haya un poquito más de respeto al ciclista, tanto deportista, como al común y corriente que solo tiene este medio de transporte y lo utiliza para trasladarse e incluso para ir al trabajo.
Un grupo de compañeras de la escuela de Bombón del Grupo de 2º “B” de la Secundaria 96, encabezadas por Jennifer Carrillo, lo recordaron como un adolescente de muy buenos sentimientos, al que le gustaba llevarse con todos.
Interviene su novia Alondra, de 14 años y con quien tenía apenas un mes de noviazgo, cumplido el día del accidente que está muy triste .
“Los dos nos gustamos. Yo estaba en otro salón y me di cuenta del accidente por sus amigas en el Face”.
Más tarde el blanco ataúd, ese día 23 de febrero del 2013, salió en la carroza de la funeraria rumbo al templo de Fátima donde se ofrecería una misa de cuerpo presente. Previamente los ciclistas pasaron lista a los equipos presentes.
“¡Equipo John Deere…preeeseeentee, Equipo John Deeere….preeesseeentee, presente, presente!” y así uno a uno los clubes de Delicias.
Salió la carroza y detrás de ella los ciclistas debidamente uniformados tras ella, hasta llegar al templo de Fátima, donde se bajó el ataúd por compañeros ciclistas.
A un lado las imágenes desgarradoras del padre del menor, Juan Carlos Lozoya Guzmán, llorando y levantando su mirada al cielo, para después irrumpir el silencio con un grito, debiendo ser tomado por sus familiares para tranquilizarlo.
En el trayecto, gritaban los ciclistas: “¡Bombón, Jesús Manuel, Bombón!”.
Amigas comentaron que le gustaban a Bombón mucho las donas. Y Norma Ornelas Ramírez, su tía querida, dijo que era un niño muy tierno, muy cariñoso. Iba a salir a Puebla a competir, pero un cafre del volante le cortó las alas, sus sueños y sus anhelos, pero no su embalaje final hacia el cielo montado en su bicicleta, su inseparable compañera de toda la vida.
Jesús Manuel “Chumel” Valenzuela, entrenador de pequeños talentos, dijo que el recuerda, ya con esta son cinco muertes en el ciclismo: dos niños y tres adultos, entre ellos de Alfonso Cano, hermano de Gabriel “Gary” Cano.
Por su parte unos amigos y vecinos, entre ellos Arturo Villa, Gabriel Valadez y César Loya comentaron que era Bombón muy sociable y siempre se apoyaban entre todos, destacando que era muy optimista y les decía que siempre vieran hacia adelante.
Su amigo Arturo Villa el día del accidente, le dijo a “Bombón”: “Te cuidas”.
“Fue, ha sido y será el mejor ciclista por siempre”, dijeron sus amigas y novia.
Después de la iglesia el féretro fue llevado a la ciclopista, a la que después se le puso su nombre, en donde se le rindió un homenaje de cuerpo presente, para que la visitara por última vez, pus fue ahí donde empezó a rodar durante sus primeros años de vida.
De ahí partieron entonces al panteón, en donde recibió el último y sentido adiós de parte de ciclistas, amigos y familiares a Jesús Manuel Lozoya Ornelas “Bombón”. Descanse en paz, hoy se le recuerda a seis años de su partida.
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