Kafka en Delicias…por Javier Quiñones
PUSIERON A “TRABAJAR” DE A MENTIRITAS A PERSONAL DEL CENTRO CULTURAL
Kafkiano: durante casi una semana, los empleados del Centro Cultural fueron obligados a cumplir religiosamente con su horario de trabajo, a pesar de que no hubo labores ni se atendió al público, por hallarse la dependencia en mantenimiento y reparación.
En efecto, los empleados fueron obligados por razones estrictamente burocráticas a permanecer durante largas horas en su sitio de trabajo, inhalando polvo de madera y vapores de aguarrás y pintura, por mal suponer los funcionarios responsables que así se cumple con su deber.
Y la cosa no para aquí, en cuanto al falso sentido de responsabilidad que a menudo afecta a la burocracia gubernamental de todos los niveles.
Por increíble que parezca, asimismo durante toda una semana, el ayuntamiento de Delicias ha apostado policías armados con vehículos enfrente del Centro Cultural, al fin de cuidar el mobiliario desechado tras las labores de reparación del inmueble.
Agentes equipados con gas, pistola y radio, son relevados tres veces al día en tan “importante” vigilancia, como si la ciudad no los necesitara en sus labores reales y necesarísimas en las actuales circunstancias.
Este reportero pudo confirmar asimismo que otros policías son distraídos de su importante función al fin de cuidar el túnel de acceso vehicular al Hospital Regional, con el propósito fútil de impedir que los familiares de los enfermos bloqueen la ruta de las ambulancias. Igualmente, los agentes portan en ese sitio armas y demás enseres propios de su trabajo.
Entrevistado en la Plaza Principal, el señor Julián Delgado reveló que a él le tocó observar lo mismo durante la pasada temporada navideña, cuando también se destinaron valiosos policías y sus vehículos para cuidar de día y noche un venadito de adorno con foquitos.
-Es increíble lo que uno ve, pues la ciudad está urgida de vigilancia contra los ladrones y delincuentes peligrosos –indicó.
Y hasta se dio tiempo don Julián para sugerir a las autoridades responsables de tan raras decisiones, que en vez de distraer armas y vehículos, se contrate a personas de la tercera edad que podrían realizar estos trabajos secundarios.
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