Niños de la calle; una historia que contar
—Por Pilar Monge—
Cuantas veces ha ocurrido que te encuentras en las calles por donde hay semáforos en esas esquinas llenas de peligros a niños de diferentes edades y los cuales son victimas de la incomprensión de sus padres o desamor de los mismos, que hay detrás de ellos fácil y sencillo la mala postura de un padre o madre hacia el vástago por desquite con la pareja o ex pareja a la cual mandan a la calle sin importarle que sean victimas fáciles para violadores, tratantes de blancas o incluso de pedófilos o simplemente victimas de la prostitución infantil hasta que encuentran un vividor, que dice amarlas o amarlos da lo mismo.
Una niña de una familia de clase media estudiosa dedicada a su escuela con buenas calificaciones, sin embargo la situación en su hogar un tanto difícil, la madre de la pequeña Paty así le llamaremos a nuestra protagonista le dio a escoger entre un centro o la ida con un psicólogo a lo cual la pequeña accedió a ir con el psicólogo con el fin de poner solución a la situación que vivía en su hogar, pero ella si quería encontrar la solución, a los pocos días van la niña y su madre con el psicólogo y estando en la terapia les dice el supuesto psicólogo que si no se llevan bien no tiene caso que vivan bajo el mismo techo a lo cual la madre muy obediente le dice que se vaya a la menor de su casa u hogar morada, choza como le deseen llamar.
Niños que a tempranas edades tienen que buscar el sustento sin importar en las condiciones que estén viviendo a la intemperie y pasando hambres y fríos causas de la muerte temprana como de la inducción a las drogas el alcoholismo, o simplemente por no tener un servicio medico puedan morir por una enfermedad mal cuidada como un ejemplo una neumonía o una bronco neumonía la cual pudiera ser fatal con este frio que corta el pequeño rostro y penetra en sus huesos, dándoles dolor y desolación.
Aunque las autoridades traten de evitar estas situaciones, no se encuentran al alcance de sus manos pero si el de castigar a todos aquellos que no entienden el daño que se están haciendo así mismos.
Cuantas veces ven llorar a una madre porque un hijo se le murió o se lo mataron al tocarle una bala perdida, o simplemente por encontrarse con los brazos vacios por el anhelo de tener un hijo. Yo les pregunto para que tener hijos si el día de mañana los van a querer desechar como la muñeca o el juguete que ya no les gusto.
Los hijos son prestados por Dios y por ellos debemos responder hasta el día en que los entreguemos en matrimonio y no en el abandono, ya que los errores que ellos cometan se nos serán cargados en nuestras conciencias.
Hay que amarlos, cuidarlos, gozarlos mientras los tengamos a nuestro lado y mientras estén vivos.
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