Delicias, Chih.– “Por vaguito buscaban a mijo, se metieron a mi casa y a las de otros familiares muchos policias y encañonaron a mis nietos, si lo querían por que matarlo, lo hubieran sacado de la casa, porque matar a los niños, no es justo, me mataron a mi hijo” señaló Alicia Domínguez, madre de Juan de Dios Carrasco
“No me han dejado acercarme, nomás me dijeron que me mataron a mi mijo, pero no sé por qué, no me quieren decir nada”, decía entre sollozos la madre del presunto secuestrador en Delicias, que falleció a manos de las autoridades policiacas.
A una cuadra de donde se suscitó la balacera el jueves 12 de mayo, esperaba en compañía de otros familiares que se terminara todo para poder ver por última vez a su hijo, pues un día antes había estado con ella en la comunidad de El San Valentín en el municipio de Rosales.
Alicia Domínguez, dijo que su hija le hablo en la mañana, cuando ella se disponía a arreglarse para ir a trabajar, y le comentó que su prima Karen le llamó llorando diciéndole que habían matado a su primo, su esposo y a sus hijos.
De ahí inmediato le pidió apoyo a unos familiares y fue como llego a la escena, en donde las autoridades solo le dijeron que había muerto su hijo.
“A noche fueron a mi casa querían sacarlo hasta el rancho San Valentín llegaron prepotentes con las escopetas asustando a mis nietos, pásenle no hay nadie, les dije, querían que les dijera donde estaba mijo, pero ni yo lo sabía”, decía llorando.
De igual forma ya molesta, aseguro que le pregunto a los policías el por qué lo buscaban y estos solo le contestaron que “por vaguito”, eso no es una respuesta les increpó pero después se retiraron.
Esto mismo pasó en la casa de la hermana en el Campo real en donde les apuntaron con las pistolas a sus nietos y los asustaron pero tampoco ahí encontraron a Juan de Dios.
“Vino de Michoacán de visita, él estaba allá trabajando de policía, no me han dejado acercarme son mi familia”, hicieron una masacre, decía entre llanto y desesperación.
Explicó que la casa en donde fue encontrado es de una prima, de nombre Karen y ahí estaban su esposo y sus dos hijos chiquitos, “yo no entiendo por qué lo tenían que matar, lo hubieran agarrado solamente, y por qué a los niños, ellos ni culpa tenían”, seguía diciendo al tiempo que el dolor la hacía casi desvanecerse.
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