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Viven jornaleros entre el escaso pago, hacinamiento, las drogas y el alcohol

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Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Fotos)—

Delicias.- “Ramón”, quien no quiso dar a conocer su apellido, es un trabajador agrícola originario de Guadalajara, Jalisco. Él dice que tiene un mes en Delicias, luego de que vino de Sonora, pero al no sacar para sus gastos y no poder juntar dinero, ha decidido regresar a su casa, además de que ya anda fluctuando en los 50 años de edad y no es la misma que cuando tenía unos 20 años, sumándole a esto el hacinamiento en que se vive en algunos albergues particulares, donde el común denominador son el consumo de las drogas, generalmente marihuana y el alcohol.

Asegura que ya había estado en otra ocasión aquí, cuando vino hace como tres años. Y de aquí se fue al orégano a Saucillo, al Puerto, como le dicen a ese lugar.

Ahorita mencionó que anda trabajando en el chile jalapeño, “pero a la gente le toca poco, ya que son dos tráileres para 200 personas. Y es poco lo que hace uno”, asegura.

Dice que logra doscientos kilos a 60 centavos kilo equivale a 120 pesos por día. Y el problema es que no le alcanza para el pasaje.

“Ya me quiero regresar a mi tierra porque ando peligrando, porque nomás anda uno tomando con los demás compañeros y cuando se queda uno dormido por ahí no falta quien lo esculque. Pero uno tiene la culpa y la pobreza es la que nos obliga a tomar, ya que no solo soy yo. Son miles, ya que México está lleno de pobres igual que yo y gana una miseria uno. Pues son 70 pesos en cada turno, ya que si yo voy en la mañana salgo a las 12 y ya en la tarde va un rato uno y son otros 40 pesos, pero en realidad es muy poco, ya que somos muchos los que andamos tras lo mismo…luchando por la vida”, menciona Ramón.

“Hay unos que son muy rápidos y quién sabe cómo le harán. Uno quisiera tener la energía que ellos tienen y nosotros no tenemos. Y entonces ya no nos alcanza, pues a los más viejos nos hace falta rendir más, pero se hace lo que uno puede”.

En los cuartitos, donde viven prácticamente hacinados en el área cercana a la avenida Tecnológico de la colonia Lotes Urbanos les cobran los 20 pesos diarios, en unas casas de renta, donde se encuentran varios cuartitos que solo sirven para mal dormir, pues están mucho muy pequeños.

Las condiciones son insalubres, no son las adecuadas, ya que se quedan unos 20 en cada vivienda, tipo vecindad con estos micro cuartos y pues…no hay respeto entre unos, ni otros.

“Ellos se ponen a tomar…y uno no toma…¿qué pasa? La desconfianza, porque estamos todos amontonados”, agrega el entrevistado.

Esboza una sonrisa y señala : “¡Ahh! Los cuartitos están muy chiquitos, están peor que si fuera un gallinero, para uno y ese es el problema… que una vez que entran ahí otros se van saliendo por la incomodidad y el principal problema que se vive ahí es el sueldo, ya que en lugar de subir el sueldo son 80, luego lo bajan a 70 y de 70 a 60 centavos kilo no aliviana al trabajador agrícola como nosotros”.

CASI TODOS SE DROGAN Y SE EMBORRACHAN

Asegura que ahí “ya casi todos andan consumiendo drogas, marihuana, que es lo que rifa y por eso está uno inseguro por la desconfianza de que algo le pueda pasar”.

Destaca que la policía si se da sus vueltas y se lleva a algunos que ven que trae algo y los llevan al bote.

Mencionó que pese a que hay quejas de abusos de los policías con los trabajadores agrícolas, allá en las orillas bajando a las labores, donde van algunos a tomar y a drogarse, a donde nadie los vea, que él sepa no se ha dado cuenta, pero lo único que sabe es que “cuando nos ven borrachos o peleando nos llevan al bote”.

“Yo creo que en todas partes a donde va uno se da eso, pero yo acá no lo he visto. Solo he visto que se los llevan cuando andan tomados. Y en cada estado es la misma y a mi me llevaron 36 horas al bote. Como no tenía para pagar la multa, me tuve que quedar a marcar, a cumplir con las 36 horas encerrado bajo las sombras y obviamente que sin poder trabajar ”.

Asegura que ya no aguanta la presión, que no se halla. “Pues no es justo también lo que uno gana. Y nomás voy a juntar para el pasaje y me regreso”.

Menciona que anda buscando una ayuda a ver si lo apoyan con lo del pasaje de regreso a su tierra.

“La verdad tengo miedo andar en la calle. Ya nomás junto para el pasaje y me regreso. Aquí puede uno trabajar, pero nunca va a salir de un apuro. De hacer dinero, pues. Además de que al último termina uno sin bañarse y termina así, sin comer. Nomás con su trago de vino y eso no es vida. Y yo he visto que han levantado muertos en la carretera, por allá y eso no me deja en paz”.

Menciona “Ramón” que tiene familiares a su mamá y a sus hermanos en Tepic, Nayarit.

“Me fui pa´l otro lado y se acostumbra uno a ganar dinero. Pues es diferente allá y ahora ese es el problema que tiene ahora en México que buscarle uno de un estado a otro en la agricultura, pero en mi caso ya no es la misma, pues ya no tengo 20 años y ando ya pegándole a los 50 años. Esa es la realidad y no queda de otra que afrontarla”.

Él ha trabajado en el tomate en Sinaloa y allá se ha ganado hasta 300 ó 400 pesos diarios, pero hay menos gente y un tráiler se llena con 45 personas trabajando para cargarlo y aquí en Delicias un tráiler está para unas 200 pa´rriba.

“Le quieren pagar aquí a uno muy poco, pero hay muchos buscando la vida igual que uno y es poco lo que nos toca, yo le llamo a eso como una maldición”, dice como lamentándose de su suerte, y de andar en la aventura, de donde a sus casi 50 años, aunque no lo dice textualmente, ya se le nota lo cansado, se le ve en su mirada y se aprecia en su voz.

Esta es solo una de tantas historias que se tejen en la pobreza, en los trabajadores agrícolas que viajan cientos y quizá miles de kilómetros desde sus lugares de origen.

Algunos han sido engañados, e incluso hasta su paga se han llevado aquellas personas en las que han confiado.

En el caso de Ramón a él lo encerraron 36 horas en la ergástula pública, ya que andaba tomado, asegurando que “la pobreza lo orilla uno a tomar, quizá para que no nos venga la nostalgia o para olvidarnos de nuestra suerte y de que estamos lejos de nuestra familia.

“Tomamos pura cochinada oiga, no crea que vino bueno, se compra uno un Tonaya, uno de esos barrilitos, que algunos llaman helicópteros y que han ocasionado varias muertes, pero es que no hay para más. Todos se pasan la botella y de ahí toman, empinándosela todos”.

Es el mundo en que viven muchos jornaleros agrícolas, sumidos por su pobreza entre las drogas y el alcohol, aunque hay raras excepciones, también los hay quienes se alejan de este mundo y tratan de estar mejor, en un albergue un poco más decente, como el de Laderas del Norte, donde quienes viven ahí tienen cuartos más amplios y limpios, estufa para cocinar y agua para bañarse y se cuenta en si, con los servicios básicos para una vida digna.

Lo malo es que ahí en Laderas del Norte no hay lugar para todos y los que no alcanzan muchas de las veces y terminan sumidos en las garras del alcohol y la drogadicción. jesusaguirre25@hotmail.es

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