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Apoyaron al TRI buen número de delicienses

Por Jesús C. Aguirre Maldonado
(enviado especial)——
No importaron las horas de viaje de Delicias a Torreón y de Torreón a Delicias, la desvelada, ni mucho menos los 1,300 pesos en promedio que les costó el paquete, pues algunos aficionados delicienses, tuvieron que “quebrar el cochinito”, ya que la idea era estar presentes en el juego de la Selecciòn Mexicana de Fùtbol y su similar de Corea del Norte este miércoles 17 de marzo por la noche, con triunfo de 2-1 para la escuadra tricolor.
El viaje fue organizado por Sergio Flores, quien convocò a los aficionados a las afueras del Museo de Paleontologìa que se ubica en pleno centro de la ciudad, frente a la plaza de la Repùblica, este miércoles 17 de marzo a las 13:00 horas, para salir a las 13:15 aproximadamente.
Antes de partir en el autobús, los viajeros se acomodaron para que se les tomara la tradicional foto del recuerdo. Todos ellos enfundados en camisetas del tricolor, en su mayoría verdes, solo una o dos en color negro.
Se acercaba la hora de partir…“-¿No falta nadie, preguntaba Sergio? “¡No no falta nadie!”, se escuchò casi al unìsono. -“¡Hey, pèrense, parece que falta alguien!”, se escuchò desde los asientos a mero atrás, pero resultò falsa alarma.
Por fin se enciende el motor del autobús, da vuelta en el Hotel Dorado, para enfilarse rumbo a la Tecnològico, para pasar por la colonia Lotes Urbanos, donde al final de esta recoge al resto de los pasajeros, a quienes podrían olvidárseles todo, menos la hielera, comentan en son de broma los que ya vienen acomodados.
El autobús se enfila rumbo a la autopista para tomar la carretera Panamericana. Despuès de poco màs de cinco horas de camino llega el autobús a Torreòn, y en una parada, se acercan varios revendedores. _No quieren boletos, les faltan? A 800.
Allà en el estadio están màs caros y ya no hay. Se les dice que están muy caros, pero luego el revendedor insiste. Y al volvérsele a decir que –“No hay lana” se va y lo alcanza otro que buscaba el ansiado boleto.
El autobús se enfila rumbo al estadio, ubicado en el Terreno Santos Modelo (TSM), donde largas filas de autos y otro tanto de gente a pie se aprestan a llegar, par ver a sus ídolos. Sobre la acera derecha y a casi un kilòmetro antes de llegar al estadio se puede apreciar una verdadera verbena popular, con vendedores de todo tipo de souvenirs, mezcla de diferentes olores, desde burritos, las clàsicas tortas laguneras, elotes enteros y en vaso.
Por fin se llega al estadio, y ante la falta de estacionamiento el autobús tiene que ser dejado en una gasolinera para irse a pie hasta el recinto del juego, acordando la tradicional “mochada” para el gasolinero, para que “cuide” el camión.
Ya en el estadio, también cada quien vive a su manera su locura y pasión por el Tri. Los patrocinadores también aprovechan la everfescencia haciendo promociones entre el público, como tirando penales, haciendo dominadas, diciendo el nombre de cinco de sus productos… Caras pintadas, pelucas tricolores, camisetas de nuestra querida selección, bellas edecanes y el gran ambiente desde horas antes en el exterior del estadio.
Se acerca la hora del juego, a las 9:00 p.m. hora de Torreòn, mientras tanto largas filas en todos los accesos y los revendedores haciendo su agosto, con la venta de boletos, a como se deje el cliente, a 400, 600, 800. Uno de los revendedores, descaradamente dice: “Si no traes lana acepto, collares, cadenas, anillos, relojes, celulares, càmaras, lo que traigas, no hay pedo, el chiste es que haya tràcala.
¿O no quieres entrar? Inicia el juego con Fuegos artificiales, que embecellecen el cielo lagunero, acompañados de cohetes. Un aficionado, ya intoxicado por los humos del alcohol, emulando quizás al hombre araña, trepa como puede a un camión repartidor de conocida marca refresquera y desde ahì ve los primeros minutos del juego, para luego ser bajado por los guardias de seguridad.
Algunos delicienses que hicieron el viaje, tales como Ricardo Barròn, Diego Origel, Rafael Jàquez, Luis Domìnguez, Adolfo Medina, y Wwaender Godìnez se encuentran en el interior del estadio, lo mismo que el secretario municipal del Ayuntamiento de Delicias, Rafael Bazaldùa y su yerno Alan Aguirre.
El ambiente es de maravilla, el impecable pasto del nuevo estadio Corona, que acaba de cumplir cuatro meses de vida, luce con ese verde esmeralda impecable que resplandece en la noche, iluninado por la gran calidad de las luminarias.
Y allà arriba, en la parte alta del estadio, una gigantesca pantalla muestra detalles del juego y de la afición. La primera parte del juego termina empatada 0-0 y a los pocos minutos de iniciado el segundo, en una falta y en tiro libre cobra magistralmente Cuauhtèmoc Blanco, anotando a los 51 minutos para dejar sin oportunidad al portero norcoreano Ri Myonng-Guk. El Cuau festeja muy a su manera, ya de todos conocida.
Siete minutos màs tarde, al 68, viene el empate de los visitante, en una falla garrafal del portero azteca, Memo Ochoa, al que le bota mal el balòn. Luego vendría el gol salvador del “Chicharito” Hernàndez, quien llega de esta manera a su tercer juego seguido anotando, como diciéndole a Javier Aguirre “No me olvides en la lista definitiva” (que será dada a conocer el 1 de junio).
El juego finaliza y se empieza a vaciar el estadio. La gente parte a sus casas y los autobuses que vinieron de diferentes partes, también se aprestan a partir. En el caso de los delicienses, se aprestan también a regresar a casa, después de echarse sus clásicos burritos, tortas y tamales.
El autobús recala en Delicias de nueva cuenta, llegando a esta ciudad a eso de las 4:15 a.m. de este jueves 18 de marzo.
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NNNNNN

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