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México borra escepticismo y se apodera de liderato del Hexagonal

  • chichaEn el tintero había una historia por escribir del regreso al Estadio Azteca de la Selección Mexicana en un Hexagonal Final. Antes de la batalla había cierto escepticismo.

Tanto por cómo funcionaría el equipo de Juan Carlos Osorio como por el peligro que pudiera ocasionar Costa Rica, un combinado embalado e imbatido hasta antes de llegar al Azteca.

Había dudas sobre una posible comunión entre aficionados y jugadores, pero en cuestión de minutos quedaron olvidados los rencores y la impaciencia.

El Tri requirió de algunos destellos para llevarse los tres puntos y caminar firmemente rumbo a Rusia 2018. Dos goles y no mucho más en una noche llena de festejos.

Primero, el celebrado y ovacionado fue Rafael Márquez con sus 20 años de servicio al Tri.

El ‘patrón’ como lo llaman sus compañeros de equipo, comandó el centro del campo y fue el encargado en poner el ejemplo de lo que se debía hacer sobre la cancha: entrega, pases seguros, despliegue, presión alta, comunicación entre los integrantes. Pasan los años y el capitán del Tri no caduca.

Si Márquez puso el ejemplo, Javier Hernández puso la picardía y el gol. Ese anhelado tanto que se le negó por más de nueve meses para alcanzar a Jared Borgetti en la cima de anotadores de la historia de la Selección Mexicana.

Fue un gol fabricado por Vela y consumado por ‘Chicharito’. Lo gritó con el alma. Tanto por lo que significaba para el equipo como por lo personal. Fue una diana tan especial en la que batió a Keylor Navas, su entrañable amigo en el Real Madrid, solo con un toque sutil por encima del arquero tico.

La afición del Azteca se olvidó de todo lo pasado. México dominó los primeros minutos, dio con las redes y luego se replegó. Jugó con el rival, lo invitó a tener el balón y que se acercara a su meta.

Con peligro nunca lo hizo, aunque sí que se apoderó del esférico por algunos instantes. Osorio pedía a gritos la presión alta y solo algunos lo hacían. Entre ellos Márquez, el del ejemplo, y Jonathan dos Santos, quien apareció por la zona del lesionado Guardado y dio certidumbre y entrega como nunca. El menor de los dos Santos fue de los más eficaces en robos de balón y rotación del mismo.

El Tri tenía entrega y disposición, pero faltaba lo más importante, que era el talento. Eso lo encontró por algunos minutos con el intermitente Carlos Vela.

Intermitente porque cuando tomaba el balón, burlaba casacas rojas y ponía pases que terminaban en goles. Lo hizo con ‘Chicharito’ y en el ocaso del primer tiempo, con Néstor Araujo tras un tiro de esquina que el defensor cabeceó para que el esférico apenas rebasara la línea de gol.

Vela puso las asistencias y el Azteca se lo festejó. Es un jugador determinante que cuando aparece, el Tri lo valora.

La comunión entre el representativo nacional y las gradas de un Azteca lleno de festejos se fraguó poco a poco. Desde el ‘Cielito Lindo’ hasta las burlas a los más de 6 mil costarricenses fueron parte de un show que sobre el papel, fueron tres puntos más en ese camino a Rusia 2018 que va sin escalas ni turbulencias como en el pasado. Siguiente parada: Trinidad y Tobago.

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