Guadalajara, Jalisco.- La vida de Óscar Valdez ha sido un acertijo. Y es que el pugilista sonorense ha tenido que tomar muchas decisiones importantes a sus 21 años.
Primero, a dónde irse tras la separación de sus padres, sin duda la más complicada. Óscar fue a dar a Tucson, Arizona.
Después, a qué deporte dedicarle el alma, pues sobresalía en el boxeo, la natación y el basquetbol. Un literal golpe de suerte lo llevó al pugilismo, que preferentemente practicaba en la cercana Nogales, Sonora, donde vivía su padre.
La última decisión lo marcó para siempre. Aceptar el descomunal apoyo del deporte estadunidense que lo quería en sus filas, o irse por la bandera que le hacía latir más fuerte el corazón, aunque eso significara un volado.
Óscar tomó sus decisiones y este viernes peleará por la medalla de oro en representación de México ante el campeón del mundo de su categoría, el cubano Lázaro Jorge Álvarez.
Valdez no estuvo nunca solo, a pesar de la situación familiar. Y en Guadalajara, menos.
Y es que sólo su madre gastó 800 dólares por los asientos desde donde hoy lo alientan en la Arena Expo, pero que se volvieron una pesadilla. “Los compré en cuanto salieron a la venta por internet, pero en este tiempo esa tarjeta la cancelé y al llegar acá no me los querían hacer válidos porque no tenía la tarjeta”, explicó Gloria Fierro, madre el pugilista.
A pesar de asesorarse en esta ciudad con abogados y de recorrer todos los puntos de entrega de Guadalajara, los Valdez y los Fierro – vienen tíos y las dos abuelas de Óscar – están en la Arena Expo gracias a los boletos que el comité olímpico les consiguió.
Hoy, la travesía ha valido la pena. “Pero si nos regala la de oro no nos enojamos”, apunta su padrino.
Frase
“Ojalá nos apoyaran más, podríamos ser más que los cubanos si nos dieran el apoyo necesario”
Óscar Valdez
EL INFORMADOR/ MARIO ALBERTO VALDEZ
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