“Esto solo puede ser descrito como un ataque terrorista”, afirmó la Primera Ministra, Jacinda Ardern, en una comparecencia emitida en directo desde Wellington, donde confirmó la detención de tres hombres y una mujer que no estaban fichados por las autoridades.
Ardern calificó los ataques de “extrema ideología” como “un acto de violencia extraordinario y sin precedentes” en lo que calificó como “uno de los días más negros de Nueva Zelanda”, un país que es “abierto y diverso”.
Los asaltantes causaron 30 fallecidos en la mezquita de Al Noor y otros 10 muertos en el Centro Islámico Linwood en un ataque dirigido, según la Policía, contra inmigrantes y musulmanes.
Además, 48 personas, incluidos niños, están siendo atendidas por heridas de bala en el hospital de Christchurch, con lesiones que “oscilan entre graves a leves”, según las autoridades sanitarias de Canterbury, la región donde se encuentra Christchurch.
Una docena de heridos tuvieron que ser operados de urgencia.
Uno de los tiroteos fue transmitido en directo a través de las redes sociales por uno de los asaltantes, que aparece con ropa militar dentro del centro de culto disparando a bocajarro a varias personas con un arma automática de la que cambió el cargador al menos dos veces.
En las redes sociales también circula un manifiesto de los asaltantes con calificativos peyorativos contra los musulmanes.
Uno de los detenidos ya ha sido acusado de asesinato por la Policía, mientras de los otros tres, dos estaban en posesión de armas y se investiga su implicación, y la cuarta personano tenía ninguna relación con el caso y ha sido puesta en libertad.
El acusado es un hombre de cerca de 30 años que pasará mañana a disposición judicial, dijo el comisionado de la Policía, Mike Bush, en rueda de prensa.
Bush no confirmó si el incriminado es Brenton Tarrant, un australiano originario del estado de Nueva Gales del Sur, como indicó una fuente policial australiana a la televisión TVNZ, pero el primer ministro de Australia, Scott Morrison, confirmó que uno de los detenidos es de esa nacionalidad.
“Estamos horrorizados, consternados, indignados y condenamos absolutamente este ataque cometido hoy por un terrorista violento extremista de derechas”, dijo Morrtison, que mostró su solidaridad con el país vecino.
Las autoridades elevaron la alerta al máximo nivel y la policía tuvo que explosionar dos bolsas de forma controlada en Auckland, en la Isla Norte, halladas en una estación de tren, aunque finalmente solo contenían materiales de construcción.
Las fuerzas de seguridad han ordenado el cierre de todas las mezquitas del país por seguridad, mientras que los colegios y edificios públicos de Chrischurch, en la Isla Sur, también se encuentran clausurados.
La Primera Ministra confirmó que la seguridad ha sido elevada en todo el país, incluidas las fronteras, aunque los vuelos comerciales no se verán afectados.
El equipo de críquet de Bangladesh escapó ileso al tiroteo en una de las dos mezquitas porque “el ataque ocurrió antes de que llegaran al lugar”, dijo a Efe el director ejecutivo de la Junta de Críquet de Bangladesh, Nizamuddin Chowdhury.
“Nuestro equipo estaba de camino a la mezquita para celebrar la oración del viernes”, añadió.
Las condenas a los brutales ataques se han sucedido inmediatamente, desde la primera ministra británica, Theresa May, al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, mientras que el jefe del Ejecutivo paquistaní, Imran Khan, culpó a la islamofobia.
“Culpo de estos ataques terroristas a la actual islamofobia”, dijo Khan en su cuenta de Twitter, antes de asegurar que desde los ataques del 11-S en EU ” mil 300 millones de musulmanes han sido culpados colectivamente” por cualquier acto terrorista llevado a cabo por musulmanes.
“El terrorismo no tiene religión”, añadió.
Tomado de Sin Embargo.
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