Darán explicación sobre el Nican Mopohua en Delicias
—Por Jesús C. Aguirre Maldonado—
Delicias.- El próximo martes 3 de diciembre en el marco de los festejos a la Virgen de Guadalupe, organizados por el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, se ofrecerá una conferencia por parte de las DiscÃpulas del Buen Pastor, quienes hablarán del Nican Mopohua, que viene siendo el documento histórico en el que se relata las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe al Beato Juan Diego, indÃgena azteca, ocurridas del 9 al 12 de diciembre de 1531. Este es un escrito originalmente en lengua náhuatl “lingua franca†en Mesoamérica, y todavÃa en uso en varias regiones de México. A pesar de que muchos documentos indÃgenas comienzan con el Nican Mopohua, estas dos palabras iniciales han permanecido por antonomasia para identificar este relato.
Mario Guillén, del Comité del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe dijo que la finalidad de estas conferencias es que la ciudanÃa conozca de viva voz, en este caso de las DiscÃpulas del Buen Pastor, la historia de las apariciones, mediante este escrito histórico, redactado originalmente en Náhuatl, por lo que le hizo la invitación a toda la comunidad católica deliciense y de la región para que acudan.
El Nican Mopohua y el tÃtulo completo es: “Aquà se cuenta se ordena como hace poco milagrosamente se apareció la Perfecta Virgen Santa MarÃa, Madre de Dios, nuestra Reina; allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe”.
Este relato es la principal fuente de lo que sabemos sobre el Mensaje de la SantÃsima Virgen al Beato Juan Diego, a México y al Mundo. La copia más antigua se halla en la Biblioteca Pública de Nueva York Rare Books and Manuscripts Department. The New York Public Library, Astor, Lenox and Tilden Foundation.
Algo delo que explicarán las DiscÃpulas del Buen Pastor es que el autor del documento fue Don Antonio Valeriano (1520-1605), sabio indÃgena y aventajado discÃpulo de Fray Bernardino de Sahún.
Según dicho escrito Valeriano recibió la historia por el mismo Juan Diego, quien murió en 1548.
En cuanto al argumento del documento: es la narración de la evangelización de una cultura donde la ayuda de Dios y de la Virgen fue evidente. Por medio de un estilo correcto, digno y sólido uno se da cuenta que esta evangelización llegó hasta la más profunda raÃz de la cultura pre-hispánica, llevándose a realizar la de dos pueblos irreconciliables.
En la plenitud de los tiempos para América aparece MarÃa SantÃsima portadora de Cristo. Hay una identificación de lo esencial de la Biblia: -Cristo, centro de la Historia- (según Juan 3,14-16) con lo esencial del Nican Mopohua y con lo esencial del mensaje glÃfico de la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe: el Niño Sol que lleva en su vientre SantÃsimo.
Finalmente, entre los protagonistas del relato están:
· La SantÃsima Virgen que pide un templo para manifestar a su Hijo.
· El Beato Juan Diego, vidente y confidente de la SantÃsima Virgen.
· El Obispo Fray Juan de Zumárraga a cuya Autoridad se confÃa el asunto.
· El TÃo del Beato Juan Diego, sanado milagrosamente.
· Los criados del Obispo que siguen al Beato Juan Diego.
· La ciudad entera que reconoce lo sobrenatural de la imagen y entrega su corazón a Nuestra Señora de Guadalupe.
Aquà se narra se ordena, cómo hace poco, milagrosamente se apareció la perfecta virgen santa marÃa madre de dios, nuestra reina, allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe.
Primero se hizo ver de un indito, su nombre Juan Diego; y después se apareció su Preciosa Imagen delante del reciente obispo don fray Juan de Zumárraga.
Diez años después de conquistada la ciudad de México, cuando ya estaban depuestas las flechas, los escudos, cuando por todas partes habÃa paz en los pueblos, asà como brotó, ya verdece, ya abre su corola la fe, el conocimiento de Aquél por quien se vive: el verdadero Dios.
En aquella sazón, el año 1531, a los pocos dÃas del mes de diciembre, sucedió que habÃa un indito, un pobre hombre del pueblo.
Su nombre era Juan Diego, según se dice, vecino de Cuauhtitlán, y en las cosas de Dios, no todo pertenecÃa a Tlatilolco.
Era sábado, muy de madrugada, venÃa en pos de Dios y de sus mandatos.
Y al llegar cerca del cerrito llamado Tepeyac ya amanecÃa.
Destaca el Nican Mopohua que oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros finos; al cesar sus voces, como que les respondÃa el cerro, sobremanera suaves, deleitosos, sus cantos sobrepujaban al del coyoltototl y del tzinitzcan y al de otros pájaros finos.
Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: ¿Por ventura soy digno, soy merecedor de lo que oigo? ¿Quizá nomás lo estoy soñando? ¿Quizá solamente lo veo como entre sueños?
¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso allá donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las flores, en la tierra del maÃz, de nuestra carne, de nuestro sustento; acaso en la tierra celestial?
Hacia allá estaba viendo, arriba del cerrillo, del lado de donde sale el sol, de donde procedÃa el precioso canto celestial.
Y cuando cesó de pronto el canto, cuando dejó de oÃrse, entonces oyó que lo llamaban, de arriba del cerrillo, le decÃan: “Juanito, Juan Dieguitoâ€.
Luego se atrevió a ir a donde lo llamaban; ninguna turbación pasaba en su corazón ni ninguna cosa lo alteraba, antes bien se sentÃa alegre y contento por todo extremo; fue a subir al cerrillo para ir a ver de dónde lo llamaban.
Y cuando llegó a la cumbre del cerrillo, cuando lo vio una Doncella que allà estaba de pie, lo llamó para que fuera cerca de Ella.
jesusaguirre25@hotmail.com

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