La leyenda de la Llorona de Meoqui
Al dar la medianoche se escucha en el corazón de México un pavoroso grito que viene repitiéndose desde hace más de cuatro siglos.
La lugubre voz es la de una mujer que se lamenta diciendo: ¡Aaaay mis hijooooosss! Es La Llorona, que con la ropa rasgada y manchada de sangre anda errante por las noches llorando su pesar.
Según una leyenda del siglo XVI, fue una mujer que dio muerte a sus hijos para vengar el abandono de su amante. Desde entonces, por todo el territorio de México, se escucha a la medianoche el grito penetrante que eriza los cabellos:
¡Aaaayyyy miiis hijooooossss!….y que vivan nuestras tradiciones!
Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Foto)—
- MEOQUI, Chih.- Una de las leyendas más difundidas en nuestro país es la de La Llorona que tiene poco más de 400 años y en el caso de Meoqui platica la gente que tenía nombre y se llamaba Catarina, una mujer muy hermosa que engañó a su esposo, que poca atención le prestaba, y lo mató con un machete al darse este cuenta de su infidelidad, así como a sus hijos gemelos varones que vieron el asesinato, escuchándose su lamento a la media noche en la zona conocida como El Vado, y cuando esto sucede se encuentra a alguien muerto al siguiente día.
Según la leyenda quienes aseguran haberla visto y han sobrevivido para contarlo, afirman que es una mujer muy hermosa, sensual, que atrae a los hombres jóvenes para seducirlos y robarles el alma.
Dicen de “La Llorona de Meoqui” que vivió aquí hace muchísimos años y se llamaba Catarina. Ella era una mujer casada con un hombre gris y taciturno, quien poca atención le prestaba, a pesar de la belleza de la joven.
Como se sabía bonita, y cansada de tanta indiferencia, muchos hombres de Meoqui y sus alrededores empezaron a cortejarla en busca de que ella les hiciera caso y cuando menos les regalara una sonrisa, pero ella, fiel a sus convicciones y como había sido criada, era también fiel a su esposo y a sus dos hijos gemelos porque su máximo anhelo era que crecieran dentro de un seno familiar estable y apegado a las buenas costumbres de la época.
Sin embargo, agrega la leyenda que cuentan los lugareños, un mal día fue presa de la lujuria de un hombre que con base en promesas logró seducirla, bajándole la luna, las estrellas y el firmamento entero y ahí comenzó la perdición de ella.
Catarina se enamoró de aquel hombre que le exaltaba su pasión al máximo y pensó en divorciarse y separarse de su indiferente esposo para tener una vida mejor en lo sentimental, pero dicho hombre, luego de haberse aburrido de su conquista, tras haberla cortejado y disfrutado a más no poder, dejó de hablarle e incluso se fue del pueblo por un tiempo, sin que nada se supiera de él ni en Meoqui, ni en sus alrededores, mejor conocido como La Cordillera.
Mientras tanto, el engañado y traicionado esposo se enteró de la infidelidad de Catarina su mujer y le reclamó airadamente por su comportamiento desleal y burlesco para las costumbres de la época donde estaba muy arraigado el machismo y el dominio del hombre.
Ella, en vez de sentirse avergonzada, cogió un machete y mató a su marido; después, lo enterró en el solar de su casa. Como sus dos hijos habían sido testigos del asesinato, los llevó al río San Pedro, cuando en aquellos años si llevaba bastante agua, no como ahora, y les dio muerte también, ahogándolos en aquellas turbulentas aguas.
Cuando la policía encontró los cadáveres de los gemelos, después de una intensa búsqueda, apoyada por algunos sectores de la entonces sociedad de este pueblo de Meoqui, Catarina ya había perdido la razón, no sabía de si y se volvió loca y a nadie se le ocurrió culparla por su espantoso crimen, el cual se le achacó al esposo por la súbita desaparición de éste, quien luego de ver manchado su honor, que vio rodar por el suelo y para evitar la burla de amigos y conocidos pareciera que se lo tragó la tierra.
A partir de entonces, destaca la leyenda contada por la gente de mayor edad, Catarina se convirtió en prostituta. Como seguía siendo una mujer muy bella y atractiva, muchos hombres la buscaban para saciar su lujuria, y tener encuentros carnales con ella, a pesar de que ya para entonces se rumoraba que alguien asesinaba a los jóvenes en las noches que se escuchaba el aterrador grito de la Llorona.
Pasado el tiempo en cierta ocasión, regresó al pueblo aquel amante, que la había abandonado y después de haber tomado varias copas en la cantina se fue caminando a su hogar. En la calle se encontró con una mujer que al principio no reconoció, pero luego de verla bien se dio cuenta de que era Catarina, la mujer con la que había pasado momentos inolvidables y bellos encuentros carnales en donde la pasión había desbordado al por mayor entre ambos amantes.
A pesar de su viejo despecho, y para cobrar su venganza, ésta lo ignoró y él insistió en invitarla a un paraje oscuro, para saciar sus instintos y hacer derroche de la pasión contenida por tanto tiempo. Ella siguió haciéndose del rogar hasta que supuestamente cedió, según cuenta la leyenda.
Caminaron abrazados, el amante, que entre los humos del alcohol, quedó más que antes anonadado con su belleza y llegaron hasta El Vado del río, donde se besaron con mucha pasión y después bajaron hasta la orilla.
Señala la leyenda que el hombre trató de desnudar a Catarina, pero ella le pidió que él se desnudara primero. Éste asintió. Después, Catarina sacó un cuchillo y le cortó los genitales, luego le clavó el cuchillo en el corazón y metió los genitales en la boca del ya difunto, cobrándose con creces todo lo pasado, cuando este la abandonó luego de haberla disfrutado a más no poder. Fue un crimen horrible que nadie pudo dilucidar.
Pasaron los años y Catarina murió. Nadie fue a su entierro, excepto el sacerdote y el sepulturero, quienes estuvieron al pie de su tumba, rezaron y le pidieron a Dios por el eterno descanso de su alma y que la perdonara. Ahí terminó la triste historia de Catarina y empezó la de la Llorona en Meoqui, aunque ya para entonces la gente decía que de vez en cuando se escuchaba su lamento en las noches y más en estas fechas de los Días de Muertos.
En la actualidad todavía se cuenta que cuando se oye el grito de la Llorona significa que habrá una muerte. Después, efectivamente, al amanecer encuentran a un joven muerto junto al río, y se cree que sea el ánima de Catarina la que sigue cobrando venganza y es conocida como “La Llorona de Meoqui”. jesusaguirre25@hotmail.es
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