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¿Chihuahua lista para las elecciones?…por Carlos Murillo

estamos jodidosNuestros sueños no caben en sus urnas—–

Anónimo—–

 El domingo 4 de julio del 2010 es la fecha para “elegir” gobernador, presidencias municipales y diputaciones; oficialmente, las campañas inician el sábado 17 de abril, pero en realidad desde diciembre del 2009 vivimos en permanente estado de campaña. La situación de inseguridad en este Estado de excepción que es Chihuahua parece no significar nada para la clase política; The show must go on.

 La crisis de las instituciones en el contexto de la ”guerra contra el narco”, es el referente obligado a visibilizar para poder entender este clima de desaliento y futuro incierto en donde se ubica el empecinamiento político por aparentar que las cosas están bien y nada mermará el continuismo de la democracia simulada (hoy más que nunca) disfrazada de elecciones. El problema no son los candidatos(as) con todo y su estrechez de miras con su pobre oferta de promesas, su falta de sensibilidad y ética cuestionable; desafortunadamente el problema es mucho más grave y profundo, tiene que ver con la descomposición del sistema político-económico mismo, en la caída o ausencia de lo que vulgarmente la derecha denomina como “valores”: la falta de respeto a las leyes, sociológicamente conocido como anomia.

 

La anomia es el reflejo de la precaria  situación de muchos municipios chihuahuenses, rurales o urbanos, donde el monopolio de la violencia estatal cede el paso al metagobierno del narco para consolidar el imperio de la impunidad: aumento de los hechos violentos y nula procuración de justicia. Mientras México se desgarra ante las contradicciones del caso Paulette, la niña rica aparentemente asesinada, en el Valle de Juárez y en la propia Ciudad Juárez, los asesinatos dejan de causar noticia, eclipsados por la nueva telenovela noticiosa del momento que distraiga un poco el pandemónium que es este país en estos momentos. Pero es imposible ocultar la crisis de credibilidad en las instituciones, pues ellas mismas fomentan su propio desprestigio a tal grado que ni Paulette ni los asesinatos en Chihuahua puedan aspirar a recibir justicia de seguir funcionando (o disfuncionando) las “autoridades”  como hasta ahora.

 

Sí, la moral anda baja en Chihuahua, a tal grado que no hay espacio para bromas como las elecciones y sus campañas. Las y los políticos no han entendido la realidad que nos envuelve, creen que con la simulación se arreglan los problemas y si no, pues le dejan el paquete al siguiente gobierno y así, hasta desembocar precisamente en situaciones insostenibles como la presente. Piensan que con “blindar” las elecciones con miles de policías y soldados la sociedad nos vamos a sentir tranquilos para ejercer la democracia electoral y que continúe la vida los otros 364 días como si nada, como si lo importante fuera votar y no exigir soluciones en el momento.

 

Quisiera pensar que la ciudadanía chihuahuense goza de conciencia y por eso no sale a las urnas a votar, pero no es así. La apatía política por estas tierras es referencia del olvido por la democracia, la justicia y otros “valores” sepultados en la despolitización social, el declive de la educación cívica y el abandono del Estado por brindar calidad de vida a su ciudadanía. Baste notar socialmente el pobre desempeño crítico de cuestiones de tolerancia hacia grupos vulnerables, como el asesinato de mujeres jóvenes o las bodas gay, o su silencio frente a los actos de pederastia en la iglesia católica. La sociedad chihuahuense tiende hacia el conservadurismo, no hacia la emancipación.

 

Adicionalmente la geopolítica del poder nos arrebata además el orgullo mexicano; no falta mucho para que ciudades como Juárez terminen siendo protectorado de Estados Unidos ante el cruel juego de la negativa a legalizar las drogas de ambas naciones, haciendo posible el derramamiento de sangre sin necesidad de guerras convencionales. El perverso juego del gobierno estadounidense por asegurarse la droga y generar ganancias vendiéndonos armas a costa de las miles de vidas perdidas a través de su gobernante pelele y espurio como lo es Calderón y quienes le respaldan, hacen posible la manipulación social de acuerdo a los intereses de esa nación para  alimentar el sueño ingenuo de millones de chihuahuenses (y mexicanos) de ser parte de ese país.

 

¿Qué va a pasar? En estas elecciones no nos jugamos el futuro político del estado, porque éste ya está cooptado y desdibujado por el poder federal y transnacional. Acudir a las urnas equivale a dar visto bueno a la mediocridad, el sinsentido, la impunidad. El programa “Todos somos Juárez” camina a la deriva y sólo es cuestión de tiempo antes de que colapse, ante la decepción anticipada de la sociedad juarense que de antemano sabía de su inoperancia. Claro que eso no sucederá antes de las elecciones, a menos que los propios errores de tanta burocracia irredimible hagan posible tal cosa.

 

Por lo tanto y por lo mismo:

 NO SOLUCIONES, NO ELECCIONES

Revolución MMX   

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