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Abstencionismo y anulación del voto: los peores errores…por Aída María Holguín

El jueves 30 de mayo, comenzaron oficialmente las campañas electorales camino a la renovación del Congreso del Estado y de los miembros de los 67 municipios del estado de Chihuahua. Con esto, inicia también el futuro que nos deparará durante 3 años.

Desde hace mucho tiempo; estos procesos, más que animar a los ciudadanos los desaniman. Esto, debido a que -de una o muchas maneras-, ya estamos cansados de que la gran mayoría de los gobernantes y nuestros “representantes” hagan con nosotros lo que quieren; es decir, una vez que llegan a la silla que en la que les tocó estar gracias a todo el electorado, suelen olvidar los intereses comunes y se enfocan a sus intereses particulares.

Indiscutiblemente, estamos muy lejos de poder afirmar que nos satisface del todo el desempeño de la clase política; sin embargo, también debemos ser capaces de reconocer que el mal desempeño ha ido en incremento gracias a nosotros mismos.

Y es que el enorme desinterés de los ciudadanos para exigir que nuestros gobernantes y/o representantes cumplan cabalmente con sus responsabilidades, es la principal causa de que no haya una mejora en el actuar de quienes dirigen el rumbo de nuestro futuro; dicho en otras palabras: los elegimos -votemos o no- y luego dejamos que hagan de nosotros lo que se les antoje.

Erróneamente se piensa que no acudir a ejercer nuestro derecho a votar -o hacerlo pero anular el voto-, es el mejor “castigo” que se les puede dar. ¿Por qué es un error? Bueno, pues porque con la anulación de la boleta electoral, y ya sea que votemos o no, igual habrá un “ganador”.

Sí, es probable que ninguno de los candidatos sea de nuestra simpatía, o no cumpla con los requisitos que cada uno solicitamos de ellos; sin embargo, eso no cambia el hecho que de todas formas habrá “triunfadores”.

Cierto es, que resulta triste saber que desde hace muchos años -y en la mayoría de los casos-, no podemos pensar en quién es el mejor candidato sino en quién es el menos peor. Ante esta triste y cruel realidad… ¿por qué no elegir a ese menos peor, en lugar de dejar que “gane” el peor de todos gracias a no haber acudido a ejercer nuestro derecho de voto?.

Ya basta de culpar solo a la clase política de todos los males que nos aquejan. Debemos responsabilizarnos de lo que como ciudadanos hemos dejado de hacer. Cuando eso suceda, entonces veremos un verdadero cambio.

En esta ocasión, la cosa no está tan sencilla porque a diferencia de otros procesos de elección, en esta contienda no estamos en posibilidades de elegir libremente dado que 6 de 7 partidos políticos están aliados; no obstante, tal y como lo dije hace 3 años -pero ahora con más vehemencia-: los chihuahuenses no podemos seguir dormidos y excusándonos en el desencanto y la decepción hacia la clase política que ha abusado del poder que solo unos cuantos les han conferido.

Seamos los muchos y no los pocos los que otorguemos ese poder para que los funcionarios en verdad sirvan a la ciudadanía y no a sí mismos; solo con la participación ciudadana ganaremos el derecho de exigir que las cosas se hagan bien y para beneficio de todos, y no de solo unos cuantos.

Concluyo en esta ocasión con una frase del escritor estadounidense Dale Carnegie: “Hay un cierto grado de satisfacción en tener el valor de admitir los errores propios. No sólo limpia el aire de culpa y actitud defensiva, sino que a menudo ayuda a resolver el problema creado por el error.”

Aída María Holguín Baeza

Correo: laecita@gmail.com

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