¡Albricias!…por Rafael Valazquez Ramírez
¡ A L B R I C I A S ¡
(Dadas, pagadas o… Perpetradas)
RAFAEL VELAZQUEZ RAMIREZ
(ONASSIS)
Si, si, si, ¡ya sé!… Me van a salir con que: “Eres un ingratón”. “Nos tienes abandonados”, “Nunca te acuerdas de uno”, “Uno que tanto te quiere y tú lo tienes a uno en el abandono con el Jesús en la boca, si saber siquiera a donde mandarte los reclamos y las facturas que dejaste sin pagar…”.
Con la claridad y el atino que me caracteriza pido, sumisa, humilde, arrodillada y damnificadamente: ¡PERDON!. No sé qué me pasó, fui un loco y me ofusqué…
Aunque, ¡no os hagáis!, que también tienen cola que les piseis… ¿Acaso creen, el inteligente lector y la bella y recriminatoria lectorcita, que no supe lo que estuvieron comentando y diciendo durante mi imperdonable ausencia?… ¡Claro que lo sé!. Y, la verdad, no sé cómo es que os perdono…
Supe, epítomes de la ausencia de la castidad, que vuestras bocas maledicientes y sus respectivas lenguas viperinas, proclamaron que este humilde y peloncito servidor se había fugado con varias pécoras amantes de la “dolce vita” con rumbo desconocido e intenciones aviesas… Que yo, ¡yo!, había abandonado casa, familia y caudales por largarme al loco tráfago del lecho múltiple y las copiosas libaciones, olvidándome por completo de la sacrosanta labor de dar de leer al lecturiento… Que preferí la vida regalada de la política abandonando con donaire la santidad del hogar, para entregarme en un desenfreno imparable a ejercer el sabio apotegma aquél de “Ya me voy, hay los dejo y que el mas vivo viva del mas conejo”… Que de nada sirvieron las súplicas de mi madre para no volverme a largar y que fueron inútiles las lágrimas de mis hijos para no dejarlos, otra vez, sin padre a quien monsergar… Qué me saqué la lotería… Qué le pegué al me late… Que me saqué el “raspadito” y que le gané con una viuda millonaria cuyo vientre ha siglos engendró en anhelo de romper una familia y ganarse al Onassis… Y tantas y tantas historias que sólo la imaginación del inteligente lector y la bella y calenturienta lectorcita pueden gestar… ¡CRASO ERROR!.
Total, no se pude desaparecer uno unos dillitas, ¡unos dillitas!, porque ya están queriendo prenderle fuego a las naves, rasgarse las vestiduras, echarse tierra en la cabeza y apagar el fuego milenario, por algo que no viene ni al caso… Es cierto, hice una promesa, “nos leeremos mínimo una vez por semana”. No lo niego. Culpa de soberbia tuve y ahora quiero confesarme. En el pecado llevé la penitencia. Múltiples fueron las instancias que buscaron y rebuscaron mi retorno a manchar páginas. Desde el inocente transeúnte que hace dos días me preguntó: “Oiga, ¿Usté es Onassis?”. Si –le respondí. “Y porqué ya no escribe, viejo talegón”… Me quedé de a seis. Lo de talegón pasa pero, ¿viejo, porqué?… Luego los mensajes a mi celular, cada vez más perentorios de los directores de periódicos, vía sus piernudas secretarias: “Profe, disculpe que lo moleste, pero desde que no escribe el periódico se vende menos. No sea malito. Comuníquese en cuanto pueda”… Lo peor estuvo cuando la omnipotente voz de Rafael Velázquez Soto, Júpiter tonante familiar, se dejó escuchar, mas en mi cerebro que en mis oídos: “Chiquillo, si ya no va a escribir, mejor despidase. No puede ser hijo mío quien no cumple con sus obligaciones”… Nada que ver con la realidad. La verdad me encontraba trabajando. ¡Si!, trabajando como negro para poder vivir como blanco. Así que todos, ¡todos!, están mas equivocados que cuando votaron por Calderón.
La labor que de forma tan carcamal desempeño en el ACAREIB, absorbió todo este tiempo que proverbialmente les debo a ustedes. Tuve que realizar un periplo agotador que incluyó toda la región sur de nuestro vasto Estado, llevando prédica a quienes menos tienen y haciendo hasta lo imposible por involucrar a los padres de familia en la insoslayable tarea de participar en la educación e instrucción de sus hijos… Si ese no es motivo, razón o circunstancia para no escribir… Entonces, ¡Dios mío!: Deja que me odien, que me golpeen, que me sangren:
¡QUE ME CLAVEN A TU CRUZ!+++
PD. Agradezco, de todo corazón, las muestras de cariño y afecto que me han externado para con mi señor padre, deseándole su pronta recuperación. Realmente es hermoso darse cuenta de que existen personas desprendidas que siempre desean lo mejor para los demás. A nombre de mi Papá, Rafael Velázquez Soto, quedo eternamente agradecido.
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