Las burlas del Gobierno de Chihuahua…por Carlos Murillo
En solidaridad con las madres y familiares de mujeres desaparecidas o asesinada
Un día después de la manifestación de familiares y amigos de Idalí Juaché Laguna en Ciudad Juárez (desaparecida desde hace dos años) y de la visita a Chihuahua de Alejandro Poiré, Secretario de Gobernación, con motivo de las disculpas públicas del gobierno federal a Paloma Angélica Escobar Ledezma y otras víctimas del feminicidio en el estado, la Fiscalía General de Chihuahua informa de la identificación de los restos óseos de tres jóvenes mujeres encontradas semanas atrás.
En el pequeño mundo de los políticos, donde todo se circunscribe a las elecciones, el abuso de poder, el enriquecimiento ilícito y el encubrimiento de unos a otros, la falta de tacto, y obviamente, la falta de capacidad para gobernar, ofrece ejemplos otra vez para demostrar la poca importancia que para los gobiernos tienen los pobres y las mujeres, entre otros grupos vulnerables, a quienes sólo utilizan mediática y electoralmente para beneficio propio, pero no para ofrecer lo que no pueden dar, ya sea por falta de inteligencia o por estar de alguna u otra manera coludidos en espectros como el feminicidio.
Los hallazgos de tres cuerpos en la sierra de San Agustín, municipio de Praxedis G. Guerrero, identificados por la Fiscalía como Lizbeth G. de 17 años, Jessica P. de 15 años, y Andrea G. de 15 años (que según el Diario de Juárez corresponden a Lizbeth Avilés García, a Jessica Leticia Peña García y a Andrea Guerrero Venzor, respectivamente) desde el día ocho de febrero, pero apenas dados a conocer el 24 del mismo mes, no generan sino más desconfianza en las autoridades. ¿Por qué hasta ahora y no antes?, ¿han encontrado más cuerpos?, ¿tienen más restos humanos sin identificar?, y no menos importante, ¿por qué inmediatamente después de esta manifestación y la visita de Poiré? Como siempre, hay más preguntas que respuestas.
Para colmo, el jueves 23 es asesinada Dora Lima Heredia Romero de 50 años mientras conducía un automóvil en las calles de la colonia Altavista. Si bien es cierto este feminicidio puede ser coincidente con la politización de los casos anteriores, lo que sí es casi seguro, es que tampoco habrá justicia para Dora, dadas las circunstancias de hace muchos años en las que se vive en Ciudad Juárez. El feminicidio seguirá siendo constante mientras se siga votando por hombres machistas y misóginos o mujeres inconscientes de su género, además de su incapacidad para atender el contexto que les toca vivir.
No hay que olvidar el asesinato de la incansable luchadora social Marisela Escobedo a las puertas de Palacio de Gobierno, en la Navidad del 2010, por exigir justicia para su hija Marisol. A la fecha siguen sin encontrar justicia madre e hija, pero sin duda sus muertes son un alivio para el actual “gobernante” estatal y es muy probable que el constante hostigamiento a las distintas manifestaciones sociales que se dan en el estado, principalmente en Juárez y Chihuahua, sea por ese carácter fascistoide que no ha dejado de ser propio del viejo y el nuevo PRI, así como del PAN, quienes no soportan la más mínima crítica, prefiriendo guardar las apariencias aunque su gente se muera de hambre o asesinada.
La justicia es la gran ausente en Chihuahua, más grande que el estado grande. Gobiernos vienen y van con sus oscuros y grises políticos, pero la injusticia permanece. De hecho para poder acceder a un poquito de justicia se tiene que buscar la solidaridad internacional, por que de otra forma, gobiernos municipales, estatales y no se diga federales, son incapaces por sí solos de ofrecer algo más que puertas cerradas y oídos sordos, ya no se diga reconocer el fenómeno. El feminicidio se convirtió en emblemático de Ciudad Juárez y de talla mundial por lo aterrador de sus cifras, por lo difícil de sus gobernantes y por empatarse con otras atrocidades como las oblaciones forzadas en África o las lapidaciones femeninas en los países musulmanes más atrasados como Paquistán o Afganistán; a ese nivel está nuestra “democracia”.
El discurso ofensivo de Felipe Calderón nos ha obligado a “reconocer” que el estado, y principalmente Ciudad Juárez, somos responsables por la violencia de la ficticia guerra contra el narco, para así justificar su gobierno de sangre, por que durante décadas soportamos convivir con narcotraficantes sin denunciarlos. Tal vez sea parcialmente cierto (lo de la convivencia, no lo de la violencia) pero es mucho más cierto aún que durante décadas hemos soportado gobiernos ineficaces, soberbios, sanguinarios y eso, sociológicamente, no tiene perdón: somos responsables de nuestro destino y hemos dejado en manos de gente irresponsable y perjudicial, lo que tenemos que resolver por nosotros mismos.
Ya vienen las elecciones y nadie se querrá acordar de las mujeres muertas y desaparecidas, las de hoy y las de siempre; por favor, no lo permitamos, no caigamos en los afanes estúpidos de personas sin escrúpulos que se hacen llamar así mismos “políticos”. Si vas a votar (aunque yo recomendaría no hacerlo) acuérdate del feminicidio, de la represión, de la falta de libertades y de justicia; del miedo; de la falta de empleo y seguridad y de tanta muerte. A las y los luchadores sociales: ¡qué no decaiga el ánimo! Todavía falta mucho por hacer.
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