Caminos de Michoacán…por Luis Villegas Montes
A mí me encantan los lugares comunes… por eso nunca voy a poder escribir como Dios manda. Escribir es (debe serlo) sorprender, conmover, sacudir; nombrar unos cuantos párrafos con el título de una vieja canción no habla bien de mí, de mi inventiva ni, mucho menos, de mi originalidad; máxime si tomamos en cuenta que decidí llamar así a este escrito en alusión a un viejo y conocido refrán: “Todos los caminos llevan a Roma”. Hasta hace dos días, el futuro inmediato de la Patria pasaba por Michoacán; todos los caminos, el de la democracia, el de la auténtica alternancia, el de la recuperación del PAN (que últimamente ha ganado algunas contiendas pero sin candidatos propios), la última prueba de fuego para los partidos políticos nacionales previo a la elección del 2012, etc., transitaban por allí; por sus estrechas y sinuosas carreteras, por sus selvas frondosa, por sus cielos azules, por sus paisajes maravillosos, para allá nos llevaban; total como suele decirse: “Mucho ruido y pocas nueces”, todo quedó en “agua de borrajas”. Un deslucido y discutible resultado, que enfrenta a todos contra todos, y deja el resultado de la elección a merced del TRIFE y su justicia maleable (recordemos los casos de Peña Nieto y de Manuel Espino).
El PREP no es confiable; no puede serlo si atendemos a dos consideraciones: Las declaraciones públicas de la Presidenta del órgano encargado de organizar el proceso electoral: “La presidenta del Instituto Electoral de Michoacán (IEM), María de los Ángeles Llanderal, reconoció el hackeo en la página electrónica del organismo y afirmó que los autores fueron integrantes del grupo Anonymous”;[1] y la dificultad evidente para el escrutinio y cómputo de los votos.
Eso no significa que el PRI haya perdido la elección, que el PAN la haya ganado o que la votación del PRD se haya desplomado a raíz de un fraude o de una “elección de Estado”; nada de eso, es sólo que, quien gane, lo hará sin esa contundencia necesaria para legitimar su victoria. ¿Vio la pelea Márquez-Pacquiao? Haga usted de cuenta.
No es sólo que ahora el PAN -¡y en Michoacán!- Esté pidiendo el “voto por voto”;[2] sino que, como lo demuestra la copia de un acta que circula en Internet, existieron repetidas, serias y múltiples confusiones en el llenado de las actas; en el caso que le comento, los funcionarios de casilla recibieron 746 boletas, votaron 362 electores… y extrajeron de las urnas ¡1,107 sufragios![3]
El recuento va a ser imprescindible ¡y no quiero saber del margallate por venir si el resultado preliminar se modifica de modo sustancial! Gane quien gane, pierda quien pierda, finalmente, el resultado no lo decidirán ni los ciudadanos ni las urnas.
Lejos estamos, pues, de ese resultado deseable que nos brinda el panorama de vencedores y vencidos por amplios márgenes y que, independientemente de las acciones encaminadas a burlar la ley, nos deja con un buen sabor de boca por su contundencia. “Oiga: -algunas veces me llegarían a decir en el transcurso de estos años– ¡Me hicieron fraude!”. “¿Y por cuanto perdió?, solía preguntar yo, precavido”. “No, p’os… dos a uno”. ¡Eso no es fraude, por Dios, por más acarreo, compra de votos, despensas entregadas, amenazas, etc. que se susciten el día de la Jornada electoral! En éstos, como en los asuntos del corazón: “Hay que saber perder”, como dice la canción.
Sin embargo, Michoacán nos deja con el sabor amargo de la duda sin despejar, de la incógnita sin resolver; y, lo que es peor, con partidos incapaces de llegar a un acuerdo confiable y duradero que remonte las diferencias naturales y se concretice en una acción de gobierno de largo plazo con metas y objetivos comunes, pues no son nada más “asuntos de partido” lo que está en juego, sino necesidades ciudadanas: Exigencias, carencias, rezagos.
No va a ser posible, ya lo estoy viendo, pero sería deseable una agenda común de partidos a la que concurrieran todos los presidentes de éstos a discutir los tópicos impostergables de la próxima agenda de gobierno (incluida la agenda legislativa).
La idea no es mía, que conste, la sembró en mi ánimo mi amigo, don Rodolfo Rojas Órnelas, pero en este punto la retomo: Frente al fracaso de Michoacán, el empecinamiento de no ir más allá de las meras alianzas electorales (electoreras), donde los partidos de más reciente creación y los situados en los extremos de su ideología (en el afortunado caso de que cuenten con una) están como Gabino Barrera y no entienden razones; de cara a un PAN, a un PRI y a un PRD incapaces de llegar a acuerdos de fondo, sustanciales, en temas relevantes para la vida pública nacional, sería un descanso ver a sus líderes, de cara al pueblo de México, discutir y acordar los temas que deberán constituir el punto de arranque de la próxima Administración y de la siguiente Legislatura.
En un México donde el cogobierno o el sistema semiparlamentario se antojan acontecimientos poco menos que imposibles, éste sería un gesto de madurez, de responsabilidad y de compromiso con la sociedad. Qué quieren discutir, en qué términos, en qué sentido, para qué; qué reformas faltan por hacerse en los ámbitos administrativo y legislativo y en qué sentido; serían preguntas interesantes, con preguntas más interesantes aún.
De otro modo, sin ese acuerdo fundamental previo a los comicios del año que entra ajeno a nombres y a las circunstancias propias de la acalorada contienda en marcha, la política mexicana continuará en esa tónica vergonzosamente errática; seguirá dando tumbos, como hasta ahora, al vaivén de los vientos de coyuntura que soplan de manera asaz frecuente en nuestro territorio y casi por cualquier motivo.
Pero, bueno, es posible que no lo vean nuestros ojos, amable lector, querida lectora; después de todo: “Roma no se hizo en un día”.
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com
Últimos comentarios