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Carta a un idiota…por Luis Villegas Montes

–CARTA A UN IDIOTA–

Querido Idiota:

He escuchado por ahí que no piensas votar este 7 de julio o que, de hacerlo, dejarás la papeleta en blanco. No me consta, ciertamente no lo he escuchado de tus labios. Pero el rumor es consistente. Como esa niebla que se extiende, según cuentan, por algunas ciudades; una bruma insidiosa y persistente que alcanza todos los resquicios; desdibujando y confundiéndolo todo.

Previo a continuar -sólo para convencerte de que continúes leyendo y no te escudes en una afrenta inexistente-, permíteme una aclaración: La voz “idiota” proviene del griego “ιδιωτης” (idiotes)” y se empleaba para referirse a quien no se ocupaba de los asuntos públicos, sino sólo de sus intereses privados. Visto así, no por fuerza un ultraje; es la constatación de un hecho triste; con tu abstención renuncias a autodeterminarte en la modesta medida de tus posibilidades que, por cierto, no es poca cosa. Como escribió un argentino que con seguridad ni tú ni yo conocemos, más allá de “gestos dignos” del tipo “no, no, no, a mí ninguno me convence”, es un hecho que esa indolencia es inútil y perniciosa: “No hay que hacerse el bueno y salvarse, hay que hacer algo que sirva”.2 Quisiera creer que esta carta puede hacer mella en tu ofuscada determinación; sé de fijo que será inútil; para ti, siempre será más cómodo culpar a otros; responsabilizarlos de tu mediocridad, de tu mezquindad e insignificancia. Es más, es posible que escuches voces ansiosas por “orientarte” y convencerte de que está bien, de que es correcto esto que pretendes hacer.

Permíteme explicarte (porque seguramente no lo sabes) lo siguiente: Entre la abstención y la anulación del voto existen diferencias sustanciales.

La abstención es un aval, un “cheque en blanco” para quien haya de venir a gobernarnos; quien no vota dice, sin decirlo, que está conforme con quien resulte ganador, que no le importa quién gane; que todo estará bien, que todo estará igual o que simplemente nada importa.

La anulación es otra cosa. La nulidad es un dispendio; un desperdicio. Los efectos de la nulidad del sufragio son prácticamente inexistentes. La finalidad del derecho electoral es una sola y no es la elección de nuestras autoridades, no, no, no; ésa es una consecuencia; la finalidad del derecho electoral es otra: Garantizar la eficacia del sufragio; proteger el sufragio; conseguir que en los hechos el voto sea EFECTIVAMENTE libre, secreto, directo, etc. Si hay un montón de votos nulos, lo único que ocurrirá es que dejen de contar en la elección. El artículo 209 de la Ley Electoral local, en su párrafo 5, previene: “A petición de parte, cuando el número de votos nulos sea mayor a la diferencia existente entre el candidato del partido político solicitante del nuevo escrutinio y cómputo y el primer lugar de la votación”. Un montón de votos nulos lo único que propicia es que la autoridad deba contarlos otra vez y declarar ganador al Partido que más votos tenga, sean muchos o poquitos, y nada más. Además, suponiendo sin conceder, que fuera posible que a nulidad del voto tuviera otro efecto, ¿cuál sería? ¿Quieres saberlo? Una nueva elección. Frente a lo cual se abren 2 posibilidades: volver a anular esa elección extraordinaria que, por lo demás, consumiría más recursos (el doble) y así hasta el infinito; o volver a elegir a uno u otro de los candidatos actuales.

Así las cosas, querido idiota, no creas todo lo que te digan u oigas: Piensa. Por el cambio y para el cambio, se trabaja desde el cambio. Ni más ni menos. “La democracia no es sólo votar. Es sobre todo: ser un individuo capaz de crecer. Democracia es volverse capaz de hacer lo que uno quiere dentro de las normas de la convivencia”.3 Después de todo, la “lucha contra la corrupción no es una lucha moral, es una lucha de poderes, de inteligencias”.4

Por eso, como lo escribiera Denise Dresser, si bien es cierto que anular es votar; no es votar de la mejor manera ni del modo más inteligente. Participar e ir a la urna y “depositar una boleta para expresar el descontento con un sistema democrático mal armado, que funciona muy bien para los partidos pero muy mal para los ciudadanos”, no es cierto que genere la consecuencia inmediata de una descalificación lapidaria ni una “sanción”, pues si bien es puntualmente exacto que hemos “construido una democracia parcial en la cual existe la capacidad de votar pero no de sancionar”, es falso que el abstencionismo masivo sea un castigo;5 o por lo menos un castigo eficaz. E insisto en mi razonamiento de más peso: Después de ese ejercicio equívoco, suponiendo que funcionara, sólo quedaría el camino de otra elección doblemente cara y extensa. ¡Y ni hablar de votar “en blanco”! Sólo sirve para que alguien más vivo que tú… vote por ti.

Pero sé que es inútil. Ya de que te entra una idea en la cabecita, no deja sitio para las demás. No es tan fácil sustituir una idea por otra ni mucho menos tener dos o tres.

Pero debo insistir antes de escribir el punto final a esta misiva: No lo hagas. No te abstengas; no renuncies; no claudiques. Imagina esto: si tu voto fuera una pistola, no la estarías empleando para defender viudas, desamparados o huérfanos ni para combatir una injusticia o reparar un agravio; no, la usarías para volarte la tapa de los sesos en el excusado y con los pantalones abajo; es decir, en un trance lastimoso y ridículo.

Mejor, si puedes, si alcanzas a comprender el sentido de estas líneas, deja de lamentarte: “Basta de ver la REALIDAD del poder con mala conciencia. EL PODER ES LA RESPIRACION DEL MUNDO y ESTA AHÍ PARA SER USADO”.6 Úsalo; usa tu poder ciudadano; usa tu voto. Deja de ser el idiota que eres y asume la responsabilidad que tienes para contigo y para con quienes te rodeamos.

¡Ah! Por cierto, se me olvidaba: vota por quién tú quieras; infórmate, piensa, toma una decisión, pero sal a votar; aun estás a tiempo. No beneficies con tu pasividad y silencio precisamente a esos que aborreces.

En algún lugar, Arturo Pérez Reverte escribió: “Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado”.

Y es verdad.

Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com

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