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¿Ciudadanos… o habitantes?…por Aída María Holguín

Reflexionando sobre algunos de los artículos anteriores, y de los comentarios de mis estimados lectores; fue fácil identificar el problema de fondo que estamos enfrentando los mexicanos, y especialmente los chihuahuenses.

 

Una de las verdades que deben dolernos más, y la cual es una de las mayores causas de lo que nos está sucediendo; es la falta de ciudadanía.  Y es que tenemos la idea equivocada de que somos ciudadanos, cuando en realidad solo nos dedicamos a ser habitantes.

 

Para comprender la gran diferencia que existe entre estos dos conceptos, es importante recordar sus significados e implicaciones.

 

Ciudadano es la persona que forma parte de una comunidad política. La condición de miembro de dicha comunidad, se conoce como ciudadanía, y conlleva una serie de deberes y una serie de derechos que cada ciudadano debe respetar y hacer que se cumplan.

 

El término ciudadano, es una condición político-jurídica que se aplica a toda aquella persona que, como mayor de edad, tiene deberes para con sus conciudadanos, así como también derechos. Normalmente, la noción de ciudadano implica la convivencia en comunidad con otros ciudadanos, los cuales en conjunto conforman un determinado tipo de sociedad que, para organizarse debe estar ordenada jurídica y políticamente.

 

Habitante es aquella persona que vive u ocupa habitualmente un lugar o casa; es decir, es cada una de las personas que constituyen la población de un barrio, ciudad, provincia o nación.

 

Habiendo recordado lo anterior, nos damos cuenta de que ser ciudadano y hacer ciudadanía es lo que desde hace mucho tiempo nos ha estado faltando para poder llegar a construir el país y el estado que queremos.

 

Insisto -y seguiré insistiendo- en que los políticos no tienen toda la culpa de lo que nos sucede, somos todos porque nos ha sido más cómodo dedicarnos a ser habitantes en lugar de ser los ciudadanos que requiere nuestro país.

 

Por otro lado, también hemos permitido que la clase política solo se dedique a hacer política partidista y no política social; cosa que también es un error, porque el hecho de ser político, no debe -ni puede- excluir a la persona de ser un ciudadano con todas las de la ley.

 

Efraín González Luna, sabiamente dijo que “todo orden político es, en último término, resultado de la calidad personal de los ciudadanos y de su conducta social. Cualquiera que sea la forma del Estado, la realidad del pueblo influirá necesariamente en su estructuración concreta y en su acción”.

 

Es por eso, que desde este los espacios que se me permita, no me cansaré de exhortar, a que dejemos de ser habitantes y comencemos nuevamente a ser los ciudadanos que México requiere.

 

Es necesario que participemos en las decisiones, que manifestemos pacíficamente nuestros desacuerdos y que señalemos a nuestros gobernantes todo lo que no nos satisface de su forma de gobernar; pero sobre todo, que nos señalemos nosotros mismos los errores que como ciudadanos hemos cometido y que nos exijamos hacer algo para que esto no suceda más.

 

Estamos en época electoral y es obligación y derecho ciudadano acudir a las urnas a expresar nuestros acuerdos o desacuerdos.  Cierto es que quizá a una gran mayoría ya no nos agrada nuestro sistema político-electoral; sin embargo, es lo que por el momento tenemos, y mientras que sigamos dejando de participar, será lo único que seguiremos teniendo.

 

Dejemos pues de ser habitantes y volvamos a ser ciudadanos; porque de lo contrario, muy pronto nos sucederá lo que en alguna ocasión dijo la filósofa española Adela Cortina: “quien se recluye en sus asuntos privados, acaba perdiendo no sólo su ciudadanía real, sino también su humanidad”.

 

Aída María Holguín Baeza

Correo: laecita@gmail.com

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