Hace apenas unos días, el INEGI publicó el Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS) 2015, mismo que -según el INEGI- se levantó durante el periodo del 11 de agosto al 28 de noviembre de 2015, con el objetivo contar con datos actualizados sobre ingresos, salud, educación, seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos, alimentación y redes sociales.
Como suele suceder en ciertos casos (como este), la publicación del MCS 2015 ha generado dos noticias: una buen, y una mala.
La buena, es que las condiciones socioeconómicas de los mexicanos son incomparables; la mala, es que lo incomparable no radica en que las condiciones son tan buenas que no se pueden comparar, sino en que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se autofacultó para hacerlas incomparables con años anteriores. Dicho en otras palabras, el INEGI se encargó dificultar el análisis histórico de los indicadores socioeconómicos que son considerados para definir, identificar y la medir la pobreza en México.
Fue específicamente con la leyenda “Es importante mencionar que esta edición no es comparable con los resultados del Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de años anteriores”, que el INEGI ha anunciado que el historial de la pobreza ha sido prácticamente borrado.
Al enterarse de eso, y a tan solo unas horas de la publicación del MCS 2015, el secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Gonzalo Hernández Licona, expresó su inconformidad al decir que el INEGI y el CONEVAL firmaron un convenio en torno a dicha encuesta, pero -evidentemente- los acuerdos no fueron respetados y la modificación se dio de manera unilateral.
Es importante recordar que, si bien es cierto que desde principios del año pasado la entonces Secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, propuso modificar la metodología e indicadores del Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), también es cierto que sólo quedó como una -de las tantas – absurda idea de Rosario Robles.
Pero bueno, si lo tomamos por el lado amable; el problema no es que se hayan modificado las variables relacionadas con la medición de la pobreza. El problema es la manera en que se hizo; es decir, que el INEGI lo haya hecho sin planearlo y sin considerar a nadie; ni siquiera al CONEVAL en su carácter de organismo responsable de emitir los lineamientos y criterios para calcular la pobreza y analizar su evolución histórica en México y en las entidades federativas, función que desarrolla utilizando la información generada por el INEGI.
Lo más grave del asunto, es -quizás- que con la repentina -y clandestina- modificación que el INEGI hizo a las variables para el levantamiento del MCS 2015, el CONEVAL está en riesgo de no poder presentar en tiempo y forma su respectivo informe, mismo que representa un instrumento que proporciona elementos clave para la toma de decisiones encaminadas a mejorar las políticas públicas con el fin de asegurar el desarrollo integral de los mexicanos.
Específicamente, la gravedad de lo hecho por el INEGI radica en que al modificar las variables para que -según “alguien”- se conozca el ingreso real de las familias, en el 2015 se verá reflejada una aparente mejoría en las condiciones de vida de los mexicanos; es decir, un -aparente- avance en el combate a la pobreza y en la eficacia de los programas sociales; lo cual -a su vez- se verá reflejado en una política social que -por obvias razones- estará alejada de la realidad porque -gracias al INEGI- no tendrá las bases históricas necesarias para su adecuación.
Finalizo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el principal exponente de la Fe bahá’í, Abdu’l-Bahá: “La humanidad debe implicarse de lleno en este asunto, y no demorar por más tiempo la modificación de las condiciones que causa la miseria de la tiranía de la pobreza a un gran número de personas” (Aclarando que se trata de modificar las condiciones, no de manipular los indicadores).
Aída María Holguín Baeza
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Aída María Holguín Baeza
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