Resolver los problemas de la zona Tarahumara, es el compromiso que ha contraído la administración estatal duartista, en la voz de uno de sus más peculiares representantes.
Tal parece que el ex alcalde del municipio de Guadalupe y Calvo, ex diputado local y ahora vocal ejecutivo de la Coordinadora Estatal de la Tarahumara, Jesús Velázquez Rodríguez, es el mejor alumno –hasta el momento– de la vieja escuela priísta. O quizá son las enseñanzas que le ha dejado el “nuevo” PRI.
De entrada, leer o escuchar el precario mensaje del funcionario en sus giras por la tarahumara chihuahuense deja muy claro que se limita a pregonar el discurso Duartista al más puro estilo de la escuela tradicionalista del besamanos a que se rinde al mesías estatal.
Lo cierto es que el mensaje que Velázquez durante el anuncio de la construcción del puente colgante que comunicará a Témoris y a Chínipas, confirma el aprendizaje obtenido de manera institucional. Textualmente, Jesús Velázquez dijo lo siguiente: “Vengo de parte del Gobernador César Duarte a resolver sus problemas”.
Ahí, en donde la marginación y la pobreza se palpan, se sienten, duelen… el mesiánico mensaje fue digno de una escena de película, pues el actor hoy encargado de llevar la política gubernamental a la Tarahumara tiene además toda una filmografía en la que se incluyen “La Ram Blanca”, “Plomo en la Sierra” y “La Manzana de la Discordia”, largometrajes de los que gusta de presumir el flamante funcionario.
Hay que dejar en claro que no se cuestiona la obra, porque cierto es que este puente vendrá a solucionar un problema de antaño que se agrava en temporada de lluvias: la incomunicación a la que se enfrentan los pobladores de dichas comunidades de la zona serrana del estado de Chihuahua.
En realidad lo cuestionable es el discurso demagógico por tradición, mesiánico en su línea desde que la administración de César Duarte inició. Este discurso del “todo poderoso” comienza por el propio gobernador y por lo visto, es seguido por algunos de sus colaboradores.
Ahora, si sumamos el aprendizaje institucional de Velázquez y su gusto por la actuación; bien podríamos suponer que su mensaje es una mezcla de la escuela oficial con la de un guión para la pantalla grande dirigido por Luis “El Perrito” Estrada para la que sin duda sería una exitosa secuela de “La ley de Herodes”.
Y es que no podemos olvidar que la administración del ex alcalde no se distinguió precisamente por los avances en el municipio de Guadalupe y Calvo –por cierto, uno de los que actualmente presenta menor índice de desarrollo social y humano en el Estado y en todo México–.
En realidad, al Señor Velázquez se le conoce, mas no se le reconoce, por el hecho de haber consumado su sueño de actor de la mano de los hermanos Almada en películas que hacen apología del delito.
Pero los chihuahuenses ya nos curamos el espanto. La afirmación a la ligera debe estar respaldada por hechos contundentes. Resolver los problemas de Chihuahua es sin duda tarea urgente ante la grave situación en que las dos anteriores administraciones estatales dejaron a nuestro estado; para que ahora en forma irresponsable traten de “venderle” a la ciudadanía –con obras de relumbrón y discursos omnipotentes– la imagen de un ser todo poderoso que con un puente colgante de uso peatonal vendrá a solucionar los problemas, a “mitigar” el dolor, la desilusión y la desesperanza prevalecientes en la entidad.
Porque ya no es tan fácil tratar de engañar queriendo tapar el sol con un dedo –o en este caso, con llamativas obras– ni de querer comprar las voluntades o ganarse la devoción a costa del erario público y discursos mesiánicos; ya sea por intervención directa o por intercesión de sus “santos” y “arcángeles”. En pocas palabras: una cosa es la devoción, y otra muy distinta, querer conseguir más votación.
Concluyo en esta ocasión con una frase del escritor español Diego Quiñones Estevez: “si alguna nación democrática en el planeta quiere comprobar en vivo, y en riguroso directo lo que son los falsos mesías del siglo XXI, asómese por una nación en descomposición”.
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