De muros, música y puentes…por Aída Holguín
A tan solo unos días de que el presidente de los Estados Unidos de América, Donald John Trump, firmara una orden ejecutiva para autorizar la construcción del muro fronterizo con México, la Orquesta Filarmónica Juvenil México-USA “The Bridge” dejó muy claro que mientras que Trump levanta muros, la música construye puentes que traspasan fronteras.
The Bridge (el puente) es una orquesta binacional de reciente creación (conformada por jóvenes músicos juarenses y paseños) que debutó el pasado 28 de enero en Teatro Plaza de El Paso, Tx., y en México el 29 de enero en el Centro Cultural Paso del Norte de Ciudad Juárez.
De acuerdo con James Welsch, director de la Orquesta, El Paso y Juárez fueron las ciudades elegidas por tratarse de una zona bicultural en la que la hermandad y solidaridad entre sus habitantes se han destacado históricamente.
Sin duda alguna, la cercanía entre la firma de la orden de Trump para dividir más a México y los Estados Unidos de América y la “inauguración” de un puente que une -de diversos modos- a ambos países, se constituye en un hecho irónico que -en un sentido positivo y humanista- viene a recordarnos que lo ideal es construir puentes, y no muros.
Es importante aclarar que no está en discusión el hecho de que EEUU (como cualquier otro país) está en su derecho de construir muros en sus fronteras; lo que está en discusión, son los motivos de Trump (o sea, la condición xenofóbica que lo caracteriza) y que tenga la absurda idea de que México pague por su obsesión compulsiva de construir esa pared, pero esto último es otra historia.
El caso es que el exitoso debut de “El Puente” se constituye en un claro emblema de la necesaria conexión, comunicación y contacto que deben existir entre los habitantes del mundo y sus respectivas culturas; en este caso particular, de México y los Estados Unidos de América. Particularmente, si se considera que se trata de países vecinos, y que la mejor manera de solucionar los problemas compartidos es a través del diálogo cordial y la cooperación, y no mediante la aversión y la violencia psicológica materializadas en muros.
Y es que en tiempos de Trump, hablar de construcción de muros no sólo implica referirse a la edificación de paredes para delimitar el territorio estadounidense, sino de toda clase de barreras (políticas públicas) orientadas a prohibir la entrada de cualquier producto, servicio, ideología o persona que Donald J. Trump (no los estadounidenses en su conjunto) considere non grata.
Pareciera pues que, a modo de manifestación en contra de las políticas de Trump, la Orquesta Filarmónica Juvenil México-USA “The Bridge” le enviara un contundente mensaje al presidente de los Estados Unidos de América, señalándole que este mundo necesita más puentes y menos muros; sobre todo si se considera que -antes del concierto- James Welsch reveló que éste iniciaría con la Marcha Triunfal (de la ópera Aida de Giuseppe Verdi) como símbolo del reencuentro, más allá de las posibles barreras, de ambas culturas.
Concluyo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por músico brasileño, Tom Jobim: “Toda música es la reflexión de una época” (en este caso, de la época de Donald J. Trump).
Aída María Holguín Baeza
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