Don José, un microempresario muy creativo…y en apuros…por Javier Quiñones

Produce en su Granja Lombri-composta, Atriles y Chorizo —————

Es alto don José González Armendáriz, cuenta 57 años y tiene un sueño: producir “lombri-composta”, de la cual espera extraer tierra fértil y además “orina de lombriz”, una sustancia orgánica que tiene la propiedad de potenciar el aprovechamiento de los fertilizantes.

Explica don José que su principal comprador, el  agrónomo Carlos Salas, le ha dicho que normalmente se desaprovecha hasta el 30% de los fertilizantes; y asegura que las pruebas han confirmado que mediante el uso de los líquidos segregados por las lombrices el aprovechamiento llega a superar el 90%.

-Por eso mi sueño, la razón principal que tuve al irme a vivir a la granjita que tengo, es precisamente convertirme en un productor en gran escala de orina de lombriz. Así le decimos –aclara-, aunque es un hecho que las lombrices no orinan.

Don José adquirió hace algunos años una micro granja de 2 mil 500 metros cuadrados en los terrenos fraccionados y vendidos por el Ejido “Las Varas”. Ya dispone de título de posesión, mas como muchos otros granjeros del lugar, no ha podido obtener aún el título de propiedad.

-Esto nos limita, y de hecho nos excluye de algunos programas de apoyo a las actividades productivas -insiste.

Que don José tiene el perfil de un emprendedor auténtico, lo demuestra su tozuda persistencia en los quehaceres productivos. Dan cuenta de esta vocación la variedad de labores que desarrollan actualmente él y su esposa, doña Carmen Martínez. Enlista los proyectos comunes:

-Carmen hace cruces de madera, pero como no hay para cristos de metal o resina, a ella se le ocurrió diseñar uno con una soga, quedó muy bonito, le han dicho que es abstracto su trabajo y que se ve muy bien.

-Yo hago de todo. Embuto chorizo en tripas, los voy empujando poco a poco hasta donde puedo; con una maquinita que cuesta mil 500 pesos podría batallar mucho menos y producir más, pero no tengo con qué.

-También diseñé un atril para biblias; el libro se apoya sobre un lomo de madera y abajo lleva una cajita que sirve para guardar una libreta, los lentes, la pluma y el rosario. Lo hago todo con una cegueta, con desperdicios de una fábrica de muebles que está cerca de mi casa; me falta una sierra como la que me prestó un conocido, ¡viera qué fácil es con una sierra!

-Otra cosa que hago es producir biogás con estiércol; ya pude calentarme un café con biogás, de veras. Este proyecto no me ha resultado porque lo empecé este invierno, lo hice en pleno frío; me fallaron los tapones y se pelaba el gas.

No son por cierto los únicos creativos en esa zona de microgranjas. Nos refiere don José los casos de una señora Contreras, productora de un “pan ranchero” muy sabroso que cuece en un cocedorcito improvisado con láminas.

-Si la apoyaran para comprar un buen cocedor, y un triciclo para distribuir, tendría más producción y ventas, porque su pan es cosa seria –insiste.

Otro caso nos cuenta: el de una señora que cortó envases de yogurt que usa como moldes para producir queso casero.

 

OBSTÁCULOS

 

El problema es que para estos emprendedores auténticos no ha habido apoyos gubernamentales. Dos obstáculos les cierran el camino y dan al traste con sus esfuerzos: uno, la carencia de títulos de propiedad, y otro, los engorrosos trámites para acceder a los programas gubernamentales de promoción económica.

En realidad, la complejidad de los trámites pareciera tener un fin oculto que en los hechos favorece a los que menos necesitan de esos apoyos.

Así, investigando en la página de transparencia, pudimos identificar como beneficiarios de los programas de promoción económica del gobierno del estado –entre otros- al ex presidente municipal del PAN, Rafael Guerrero, y a una tía suya; y asimismo a Homero Chávez, miembro de una de las familias más acaudalabas de nuestra región.