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Economía y anomia: drogas…por Carlos Murillo

I don´t want to believe, ¡I want to know!      Carl Sagan   ——————-

 Es imposible no comentar sobre las malas noticias de México y sus ciudades. No es posible darle otra cara más amable (que sí existe) a una situación anómala por la que atraviesa el país en buena parte de sus estados (principalmente en el norte). ¿Por qué? Porque estamos viviendo una situación histórica en medio de una crisis económica mundial que amenaza con empeorar el próximo año mientras en México seguimos empantanados en una “guerra” contra el narco que nos puede costar la independencia (o lo que queda) del país.

 Es común hablando de narcotráfico y drogas, que se vea como un problema de criminalidad y en menor medida, como un problema de salud pública; pero también es un problema y grande, de la economía. Lo que entendemos como “drogas” siempre han existido desde que existe la humanidad; de hecho se cree que por buscar religiosamente a Dios, es que se conocieron las drogas. Pero, ¿cómo fue que se hicieron ilegales? En todas las épocas y en todos los pueblos existen prácticas, plantas y hasta animales que segregan ciertas sustancias facilitadoras de estados de la mente que propician tranquilidad, excitación o experiencias desconocidas de las cuales se extrae incluso conocimiento.

 El problema actual de prohibición e ilegalidad de las drogas inicia en las primeras décadas del siglo XX, pese a que en el pasado existen antecedentes de persecución y prohibición. Un siglo antes, los ingleses enviciaron al pueblo chino con opio y hasta libraron dos guerras para defender su “negocio”. Luego para inicios del siglo XX el consumo de opio era un verdadero problema social para varios países consumidores, mas no así para los comercializadores. Precisamente y por iniciativa de Egipto, uno de los países afectados, la Liga de las Naciones, bajo la influencia ya de la nueva potencia mundial, Estados Unidos, establece la prohibición de ciertas drogas, además del opio y sus derivados, de la marihuana, la cocaína entre otras.

 Lo que casi nunca se dice es que más que “proteger” a los usuarios de estas drogas, se debe más a intereses económicos de las naciones y para el caso Estados Unidos es el ejemplo emblemático. Cuando la delegación egipcia promueve su campaña contra el opio, el gobierno estadounidense ve una oportunidad para satanizar la marihuana como una droga de mexicanos, negros y delincuentes que amenazaba a su sociedad limpia y blanca. La verdadera razón de su prohibición era la competencia que ofrecía un derivado de la marihuana, el cáñamo o hemp, en la industria textil contra la industria textil estadounidense del algodón. En otras palabras los Estados Unidos actuaron de manera proteccionista para hacer prevalecer su industria sin rivales y no por estar realmente preocupados por la salud de la sociedad mundial o de la propia.

 Por otra parte no es de extrañar que en momentos de crisis económica como la actual, se incentiven e incrementen los negocios ilícitos como el mercado de las drogas. El capitalismo, se ha repetido miles o millones de veces, es un sistema cruel basado en la avaricia que propone la desigualdad social, sociedades jerárquicas, la explotación natural y laboral y el consumo irracional. No debe suponer entonces que actividades antes y todavía condenadas socialmente sean por otro lado (más oscuro y clandestino) alentadas por los propios gobiernos o tolerado por los mismos.

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