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Ejemplar renuncia…por Aída María Holguín

Hace apenas unos días empezó a trascender -en algunos medios de comunicación- la noticia respecto a una importante decisión que tomó Blanca Amelia Gámez Gutiérrez, presidenta de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura del Congreso del Estado de Chihuahua.
La importante decisión de la diputada Blanca Gámez, consiste en renunciar a algunos de los rubros a los que, como legisladora y -además- presidenta del Congreso tiene derecho, tales como viáticos, pago del servicio de telefonía celular, y gastos de representación; es decir, utilizar única y exclusivamente lo necesario y comprobarlo con forme a la normativa.
Indudablemente, se trata de una ejemplar renuncia que deberían seguir el resto de los legisladores locales y federales porque, tal y como la ha expresado la diputada Gámez, se trata de montos excesivos que pueden ser utilizados -por ejemplo- en una serie de acciones que beneficien a la sociedad civil.
Como era de esperarse, luego de que comenzó a difundirse -vía redes sociales- la nada común noticia de que un político en el poder eligió renunciar no a uno, sino a varios de sus beneficios económicos, no ha faltado quien haya etiquetado a esta acción como una estrategia mediática y populista para obtener la simparía de los chihuahuenses; sin embargo, para quienes conocen bien a Blanca Gámez Gutiérrez, “simple y sencillamente” se trata de una decisión congruente y sincera de una mujer que -como lo ha hecho Blanca Gámez- durante muchos años ha participado voluntaria -e incansablemente- en un sinnúmero de causas sociales y ciudadanas con el único fin de buscar -y lograr- el bien común.
Es entendible que haya quienes creen que los políticos nunca “dan paso sin huarache” porque –históricamente- ha quedado demostrado que la mayoría de los políticos actúan de ese modo; no obstante, hay “excepciones a la regla” y -sin duda alguna- Blanca Amelia Gámez Gutiérrez es una de esas honrosas excepciones.
Pero volviendo al tema de la ejemplar renuncia -que deberían seguir los demás legisladores-, el hecho queda también como una denuncia informal de los excesivos gastos que originan en el Poder Legislativo y que -seguramente- también existen los otros dos Poderes; es por esto que resulta imprescindible que el mismo Congreso legisle al respecto para evitar que, en lo sucesivo, se derrochen tantos recursos en rubros que dan cabida a que sean ejercidos en gastos personales de quienes los reciben, y no en el cumplimiento de la función pública que desempeñan.
Queda entonces en manos de los legisladores la oportunidad de optimizar los recursos públicos para, con ello, estar en posibilidades reales de empezar a superar la crisis financiera por la que atraviesa la entidad, causada por la irresponsabilidad de las pasadas administraciones que, con ayuda del Congreso local, abusaron del poder para poder beneficiarse a sí mismos.
Es importante pues, recordar que -siendo el Gobierno una organización pública- la administración pública no es otra cosa más que el conjunto de organismos administrativos que componen al Estado; por lo tanto, ésta se debe encargar de planificar, organizar, dirigir y controlar los recursos con el fin de obtener el máximo beneficio posible para los gobernados, y no para los gobernantes.
Finalizo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el político y escritor, Benjamin Disraeli: “Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja.”
Aída María Holguín Baeza
Correo electrónico: laecita@gmail.com

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