El Día Naranja…por Aída María Holguín
El Día Naranja–
Cada 25 de noviembre, se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Contra las consignas que de tanto repetirse se han hecho costumbre, sobre todo en nuestro país.
Palabras tan simples pero que sin duda abonan en esta cultura sexista como el “no llores, no seas mariquita”, o el “calladita te ves más bonita” o “la mujer, como la escopeta de rancho: cargada y en el rincón”, y tantas otras palabras y acciones que por la fuerza de la repetición son parte inherente de nuestra idiosincrasia.
De acuerdo a lo expuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), esta fecha se eligió en conmemoración de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo. Acciones que hoy en día se repiten en todos los rincones de nuestro país, desde el sur donde una mujer se vende al formar parte del matrimonio, o en el norte, donde la muerte de mujeres fronterizas sigue en la impunidad ante la insensibilidad e incompetencia gubernamental.
Este año, la campaña “ÚNETE” de la ONU, cuyo slogan es “para poner fin a la violencia contra las mujeres”, ha proclamado que el día 25 de cada mes sea un “Día Naranja”.
Con la llegada del “Día Naranja”, la ONU nos invita –entre otras cosas- a que llevemos alguna prenda de ese color con el fin de resaltar el exhorto para eliminar la violencia contra la mujer. Adicionalmente -a partir de este año-, la campaña ÚNETE contempla que el “Día Naranja” se extienda por 16 días de activismo contra la violencia de género; es decir, desde el 25 de noviembre, hasta el 10 de diciembre -Día de los Derechos Humanos.
Si bien es cierto que a nivel mundial todavía existen numerosos casos de violencia contra la mujer; el caso de México, es particularmente preocupante.
México aún se visualiza como un país con una idiosincrasia “machista”, por lo que resulta más difícil eliminar la violencia contra la mujer. Aún y cuando las Leyes ya contemplan un castigo por violentar físicamente a las mujeres, la violencia económica -o patrimonial- y la psicológica -o emocional-, siguen siendo un problema cotidiano, dado que este tipo de violencia suele ser silenciosa.
En el caso de la violencia física, ésta no solo se presenta a través de los “golpes”. La violencia, física tiene múltiples y variadas manifestaciones; tal es el caso de las miles de mujeres que son víctimas de trata, hecho que las lleva prostituirse, a realizar trabajos forzados, a ser esclavizadas o a la servidumbre. De acuerdo a los datos proporcionados por la ONU, las mujeres y las niñas representan alrededor del 80% de esas víctimas.
Volviendo al caso de México, no podemos dejar de analizar el hecho de que solo a través de la creación de Leyes ha sido posible inhibir un poco la violencia de género causada por una idiosincrasia vergonzosa.
En pleno Siglo XXI, una gran parte de los mexicanos sigue pensando que la mujer tiene que ser sumisa con el género opuesto; de ahí, que solo a través de las Leyes se facilite la igualdad de hombres y mujeres; sin embargo, también en cuestión de legislación falta mucho por hacer para que la violencia -de todo tipo- contra las mujeres que aún existe en México, al menos disminuya.
Hoy en día, la actividad cotidiana de la mujer es una lucha permanente para salir adelante y conciliar los aspectos personales, familiares, profesionales y laborales; esto, porque aún vivimos inmersos en una sociedad cuyas reglas están muy alejadas de ajustarse a las necesidades de la mujer madre, mujer profesionista, mujer campesina, obrera, de la mujer violentada, y un largo etcétera que escribe páginas de desigualdad, injusticia y violencia en la cotidianeidad de este México en que vivimos.
Sin duda alguna, la eliminación de la violencia de las mujeres está muy lejana; más, si no hacemos nada por involucrarnos en todas aquellas actividades necesarias para que ésta llegue a su fin.
Por lo pronto, a través de estas líneas -que por causas ajenas a esta escribana no pueden ser publicadas en color naranja- me uno a esta campaña para erradicar la violencia de la mujer, haciendo un exhorto a todos los estimados lectores para que cada uno desde nuestra trinchera hagamos lo necesario para ponerle fin a la violencia contra las mujeres.
Concluyo en esta ocasión con lo recientemente dicho por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon: “Rompe el silencio. Cuando seas testigo de la violencia contra las mujeres y las niñas, no te quedes con los brazos cruzados. Actúa.”
Aída María Holguín Baeza
Correo: laecita@gmail.com
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