El Huevo…por Rafael Velázquez Ramírez
EL HUEVO
(Así, en singular y sin signos de admiración, para evitar soponcios)
RAFAEL VELAZQUEZ RAMIREZ
(ONASSIS)
El huevo se escribe con “H” inicial y no con “G”, porque si se escribiera con “G”, se le tendrían que poner diéresis. Y un huevo con diéresis, ha de saber horrible…
Originalmente el huevo (Egg, en inglés), significa óvulo, germen, embrión, célula, feto. Algo así como político inexperto, que no sabe lo que dice, pero de todos modos lo dice…
El huevo (Tamago, en japonés), es el sustento y protección del embrión de los animales ovíparos. (No confundir con otros ovíparos, bípedos e implumes, que lucen su negligencia en las oficinas gubernamentales)…
A el huevo (Ovo, en portugués), lo cubre una cáscara de carbonato sílico que tiene miles de poros para el intercambio gaseoso. Haga usted de cuenta una junta del Cabildo, donde el intercambio de gases es proverbial…
En el interior del huevo (Jajo, en polaco), se encuentra la clara, o albumen, compuesta de proteínas y agua, y también la yema o vitélo, que concentra vitaminas, lípidos y minerales. Es, por decirlos así, el colchón de recursos que se rasguñan antes de iniciar una campaña electoral…
Hasta donde se sabe el huevo (Telur, en indonesio), lo producen las gallinas. ¿Quién habría de imaginarlo?… Porque el huevo (Ei, en alemán) es una maravilla de la técnica y la ingeniería, con un prodigioso diseño: sus admirables proporciones, su blanca y pulida superficie de revolución herméticamente cerrada, sin junturas o remaches visibles; su cúspide que describe una hipérbola perfecta, es decir, una curva simétrica respecto de sus dos ejes perpendiculares entre sí; su delicioso contenido mixto de yema y clara, rico en albúmina y colesterol; su cámara de aire totalmente aislada… ¡Con razón está tan caro!… Pero, con el cuento de que lo ponen las gallinas, queremos que casi nos lo regalen, porque pensamos que ese humilde y dejado animal, con comer gusanos y quelites asoleados y permitiendo que el gallo le dé su tratamiento intermitente, tiene para poner huevos y más huevos…
Miramos con desprecio a las gallinas y no valoramos sus afanes, ya que sin su, supuesta o real, coquetería y mansedumbre ante los embates del calenturiento gallo y tragando puro coruco, nosotros no podríamos disfrutar de esa maravilla culinaria denominada huevo (Oeuf, en francés), en sus múltiples y variadas formas de preparación: Huevos estrellados, o fritos, esclafados, revueltos, rancheros, en tortilla, Pancho Villa (estos son tres), cocidos o duros, divorciados, Juan Gabriel (sin yema, pura clara), pasados por agua (cuando usted los pida así “pasados por agua”, cerciórese de que sean efectivamente huevos de gallina, porque si le sirven unos de pato o de cocodrilo, en lugar de huevo pasado por agua, va a ser agua pasada por huevo, debido a la humedad)… Últimamente, con eso de la escases del blanquillo (como le dicen las señoras beatas y pudorosas, de esas que se desmayan cada vez que ven un supositorio), ya no comemos huevos con papas, ni papas con huevo, comemos papas a huevo, es decir a fuerza…
El huevo (Uovo, en italiano, debido a la contingencia sanitaria desatada en Jalisco y demás centro productores, se ha convertido en un artículo prohibitivo no solo para la clase empobrecida que engordó Mr. Calderón, sino también para los ricardos, para los ricos, los billetudos, los marmajientos y hasta los diputados…
El huevo (Tanate, le dice mi hermano) se ha encarecido tanto que cuando llega uno a un restaurante y pide muy orondo un par de huevos rancheros con salsa borracha, el mesero pone una cara de sorpresa e incredulidad que tal pareciera que le hubiéramos pedido unos huevos Fabergé o una cucharada de cocaína…
Así que inteligente lector y bella y damnificada lectorcita, si de su dieta han tenido que desaparecer el consumo de huevo (soflamero, le dicen los albureros), corra a la PROFECO para que le den su folletito donde le explican con, palabras dulces y bien queriente, como hacerle para sustituir ese producto por otros de similares características nutritivas… Al paso que vamos, los de la PROFECO se las van a tener que ingeniar para hacer miles de folletitos donde, con palabras dulces y bienquerientes, nos expliquen que podemos subsistir comiendo gusanos y quelites asoleados. Chance y hasta nosotros también empecemos a poner huevos…
PD. Se les avisa a todos los maestros de la región Sur-Parral, que este damnificado Coordinador Regional del ACAREIB (Programa de Acciones Compensatorias para Abatir el Rezago en Educación Inicial y Básica), ya se está alivianando de “LA PATA”, para que no finjan demencia y se sigan tirando a la milonga entre magnates… Sobre aviso, no hay engaño: La EDUCACION, no espera…
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