El México que debe ser…por Aída María Holguín
-FRASEARIO-
A diferencia de otros años, en el mes de la patria 2017 sucedieron dos lamentables hechos que, irónicamente, fortalecerán la significación de las futuras y respectivas celebraciones. Se trata de dos devastadores sismos que, a pesar de ocasionar severos daños y el derrumbe viviendas e infraestructura en el centro-sur del país, también causaron que -en todo el territorio nacional- el pueblo se haya unido para hacer todo lo que puede y debe para levantar -de una u otra forma- a México.
En una época en la que ya estaba perdida la esperanza de que los mexicanos pudiéramos unirnos como “Dios manda” y, sobre todo, de que los jóvenes mostraran empatía y perseverancia ante las problemáticas (de cualquier tipo) que ocurren en el país, renace el anhelo de que -como bien se ha dicho en redes sociales- ahora que ellos tomaron al país en sus manos, ya no lo suelten.
Antes del sismo del pasado 19 de septiembre, gran parte el pueblo mexicano manifestaba su amor a la patria en teoría, pero no en la práctica. Ahora, casi todos los mexicanos lo manifiéstamos con acciones, fortaleciendo así, los motivos para enorgullecernos de nuestra nación.
Sin duda alguna, el apoyo (en cualquiera de sus múltiples manifestaciones) que hemos recibido por parte de diferentes países, es invaluable y merece nuestro sincero e infinito agradecimiento. No obstante, el hecho de que los mexicanos estemos demostrando de qué estamos hechos y que ante las adversidades nos fortalecemos, es mucho más satisfactorio y reconfortante.
El caso es que conforme pasan los días pasan, México confirma que un soldado en cada hijo le dio. Con esto, automáticamente se han restaurado dos de los elementos que caracterizan a la nación mexicana: la humanidad y la generosidad. Por eso es que de norte a sur y de este a oeste, en México se respira solidaridad. Dicho en otras palabras, en los Estados Unidos Mexicanos los mexicanos estamos unidos ¡y el mundo entero lo sabe!
Ese es el México que puede y debe ser. El México que, por la calidad de su pueblo y su honorable ejemplo, está en boca de todo el mundo. No se trata de otro México; es el mismo de siempre, solo que estaba en un periodo de aletargamiento que no debe -bajo ninguna circunstancia- regresar.
Por todo lo anterior (y muchas cosas más), ahora -más que nunca- es necesario conservar la conciencia ciudadana como elemento clave en la consolidación de todo lo logrado hasta este momento. Y, para que eso suceda, es imprescindible considerar que las próximas semanas (quizás meses) serán decisivas; es decir, no olvidar que nuestros hermanos en desgracia seguirán necesitando nuestro apoyo y “ahí” debemos estar.
Sobre la cuestionable actuación (antes, durante y después de los sismos) de algunas autoridades y grupos de poder, esa es otra historia. Una historia de la que luego tendremos que hablar.
Finalizo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el empresario y político mexicano, Manuel J. Clouthier, más conocido como “Maquío”: “Un gran número de mexicanos dejamos de llorar por el país que se frustró (el México que pudo haber sido y no es) para ocuparnos en la construcción del México que por su historia, su cultura, sus recursos, su posición geográfica y su gente, todavía puede y deber ser”.
Aída María Holguín Baeza
P.D. En relación al artículo anterior (Todos somos dreamers), el texto dice “…dicha revocación, afectaría directamente (y casi de inmediato) a más de 620 dreamers mexicanos”, debiendo decir “…a más de 620 mil dreamers…”
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