El ogro filantropico…por Luis Villegas
Hace años, muchos años, treinta quizá, Caín Lara me regaló para un cumpleaños un libro de Octavio Paz cuyo título encabeza estos párrafos. Lo leí con fruición y constaté, de nuevo, la genialidad de Octavio Paz.[1] Hasta entonces, solo había leído El laberinto de la soledad —que me había gustado—, pero con el primero me terminé de enamorar. De Paz el ensayista, conste, porque el poeta, como que no. Los únicos versos que me gustan de él rezan:
“Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío”.
Total, El ogro filantrópico me pareció un atisbo magnífico de la realidad política nacional; he aquí, un párrafo espléndido:
“[…] desde la gran ruptura hispánica —la crisis del final del siglo XVIII y su consecuencia: la Independencia— los mexicanos hemos adoptado varios proyectos de modernización. Todos ellos no sólo se han revelado inservibles sino que nos han desfigurado. Máscaras de Robespierre y Bonaparte. Jefferson y Lincoln, Comte y Marx, Lenin y Mao: si la historia es teatro, la de nuestro país ha sido una mascarada interrumpida una y otra vez por el estallido del motín y la revuelta. No predico el regreso a un pasado, […] México debe encontrar su propia modernidad. En cierto sentido debe inventarla. Pero inventarla a partir de las formas de vivir y morir, producir y gastar, trabajar y gozar que ha creado nuestro pueblo. Es una tarea que exige, aparte de circunstancias históricas y sociales favorables, un extraordinario realismo y una imaginación no menos extraordinaria. No necesito recordar que el renacimiento de la imaginación. lo mismo en el dominio del arte que en el de la política, siempre ha sido preparado y precedido por el análisis y la crítica”.
Eso es todo; a eso se reduce todo. En México, detrás de cada conato de cambio de régimen (mascarada) han estallado el motín y la revuelta. Definitivamente, México debe encontrar su propia modernidad, pero esta no será posible sin realismo ni imaginación (extraordinarios). Y ambos tienen un solo origen: el análisis y la crítica.
En el México de hoy, desde el gobierno al menos, no hay una ni otra cosa, solo la defensa ciega de intereses de Estado, invectivas y amenazas veladas. Ni reflexión ni análisis —ni mucho menos crítica— son posibles en este escenario de parálisis y regresión.
Quincalla con ánimos de ser metralla.
A casi tres años de administración, el gobierno de la República ha decidido erigirse en, y retomar, el papel de Corte Augusta (o de “ogro filantrópico, ahí está la connivencia del Andrés Manuel López Obrador con Carlos Slim en la matanza de la Línea 12 del metro).
Ni democracia, ni república, ni división de poderes, ni federalismo, solo un pequeño y selecto grupo de corifeos, aplaudidores y lamesuelas que se benefician con las migajas del poder y en secreto esperan, con ansias, la caída del amo para ver quién toma su lugar.
Muchas gracias por sus felicitaciones y buenos deseos con motivo de mi cumpleaños. No hay manera, excepto esta, de agradecerles a todos su gentileza. Que Dios los bendiga.
Me despido de este espacio por tres semanas. Me voy de canópodo (o séase de patita de perro) a ver a m’ijo el menor, el Adolfo, a llevarle un titipuchal de libros y a traerme yo otro buen montón. Aquí nos vemos allá por principios de agosto, si Dios quiere —es aquí donde la multitud clama como en festejo cumpleañero: “¡qué quiera, qué quiera…!—”.
Contácteme a través de mi correo electrónico o sígame en los medios que gentilmente me publican, en Facebook o también en mi blog: http://unareflexionpersonal.wordpress.com/
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com, luvimo6614@hotmail.com
Últimos comentarios