El Tren Maya…por Aída María Holguín
Luego de la evidente simulación que se llevó a cabo para decidir el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, Andrés Manuel López Obrador ha informado que la construcción del Tren Maya también va a consulta.
Con esta segunda “consulta”, López Obrador volverá a manipular el mecanismo de la consulta popular para “legitimar” una decisión que ya había tomado, pero para la cual también requiere tener forma de lavarse las manos en caso de ser necesario.
Según lo dicho por el presidente electo, esta segunda “consulta” se llevará a cabo en diciembre o, a más tardar, en enero del próximo año porque no cuesta mucho trabajo hacerla y porque, para no equivocarse, lo mejor es preguntar.
Es importante resaltar que aunque en realidad no se trata de una consulta sino de otra simulación, al parecer habrá una “mejora” en la forma de hacer esta segundo ejercicio populista (no popular). Es decir, ahora la pregunta será formulada como es debido, para que las opciones de respuesta sean únicamente “sí” o “no”. De ahí en adelante, este segundo ejercicio anunciado por López Obrador no será más que otra simulación.
En definitiva, el problema no es que se realicen consultas populares; al contrario, lo que le urge a México es fortalecer la democracia participativa. El problema, es que Andrés Manuel López Obrador quiera manipular al pueblo a través del uso indebido de un instrumento tan valioso como lo es el de la consulta popular, con el único fin de “legitimar” aquellas decisiones que, como presidente, debe de tomar.
Como el presidente que tanto quiso ser (y que prácticamente ya es), López Obrador tendrá que tomar decisiones que le van a causar costos políticos que debe asumir (como varios de sus antecesores lo han tenido que hacer) y no dejárselos endosados (desde ahora o en un futuro) al pueblo.
La grave e inaceptable simulación que López Obrador está perpetrando a través de sus consultas, no solo lo ayuda a que sea él -y solo él- quien decide -y decidirá- los momentos y temas que sí necesitan consultarse y los que no, sino que también avala a que las decisiones sobre ciertas obras y proyectos se tomen sin considerar seriamente su viabilidad, factibilidad y rentabilidad, ni, por lo tanto, los respectivos principios de calidad, eficiencia y pertinencia.
Finalizo en esta ocasión, citando lo dicho alguna vez por el periodista, escritor y profesor inglés, Tyrrell Burgess: para algunos (como López Obrador), “consultar es solicitar la aprobación de un curso de acción ya decidido para tranquilizar al autor de que puede proceder con indemnidad”.
Aída María Holguín Baeza
Últimos comentarios