¿En qué piensa el Presidente?…por Aída María Holguín
Si por algún extraño e inexplicable motivo a alguien se le ocurrió suponer que el presidente Enrique Peña Nieto se levanta pensando en fastidiar a México, está muy equivocado. Peña Nieto -ni ningún otro presidente- se levanta, ni se ha levantado pensando (y perdón que lo diga) en cómo joder a México.
Una vez que el presidente Peña ha puesto “los puntos sobre las ies” diciendo que sus pensamientos matutinos no incluyen fastidiar al país, queda una duda que debe ser aclarada: ¿Entonces, en qué piensa el Presidente?
En primer lugar, es necesario reflexionar sobre el hecho de que el presidente Peña Nieto “piensa”. Y es que si se toma en cuenta que pensar es una actividad intelectual-cerebral que implica seleccionar, organizar y estructurar las ideas adecuadamente, queda claro que esa actividad no es característica del presidente Peña Nieto.
El caso es que, suponiendo -sin conceder- que el presidente Enrique Peña Nieto sí sabe pensar, saber a ciencia cierta lo que piensa no es -por obvias razones- cosa fácil; no obstante, intuir lo que no piensa es muy sencillo.
En definitiva, el presidente no piensa en cómo y qué va a decir durante el resto del día; y es precisamente esto lo que -en esta ocasión- hace creíble lo dicho por Peña Nieto; es decir, si no tiene la capacidad mental para formar y razonar las ideas antes de externarlas de manera oral, es obvio que tampoco tiene la capacidad de llevarlas a la práctica de manera adecuada.
Si bien es cierto que no es la primera vez que el presidente Enrique Peña Nieto deja en evidencia que eso de emplear apropiadamente su limitada inteligencia no es lo suyo, también es cierto que en esta ocasión el mensaje que emitió en el marco del “Foro Impulsando a México” es una clara y contundente prueba del cansancio, enojo, desesperación, y frustración que siente.
Independientemente de que Enrique Peña Nieto se haya levantado -o no- pensando en cómo y qué iba a decir durante su participación en el “Foro Impulsando a México”, inmediatamente después de que empezó a trascender -a través de los medios de comunicación- que el fastidio que sienten los mexicanos no es un efecto causado por sus pensamientos mañaneros, las redes sociales sirvieron -otra vez- como medio para que la sociedad mexicana libre manifestación de ideas razonadas -en tono de burla, enojo o indignación- respecto a lo dicho por el presidente de México.
En relación a las manifestaciones de los ciudadanos, es importante aclarar que también hay quienes han asegurado (tratando de encontrar una explicación lógica y racional) que la declaración de Enrique Peña Nieto es parte de una estrategia de comunicación, cuyo objetivo es recuperar el espacio que (Peña Nieto) ha ido perdiendo paulatinamente en los medios de comunicación; sin embargo, es evidente que no se trata de una táctica de los “gurús” de la comunicación al servicio de la presidencia de la república; pero, en caso que así fuera, ésta solo traerá como resultado la pérdida de tiempo, dinero y es fuerzo porque ya no es posible sacar a Enrique Peña Nieto del abismo en el que cayó gracias a su mal desempeño.
Concediéndole (al Presidente Enrique Peña Nieto) el beneficio de la duda respecto a que sí piensa pero no se levanta pensando en cómo joder a México, y considerando cómo está de crítica la situación; si en algo debe pensar muy -pero muy- bien (para estar en posibilidades reales de decirlo y/o hacerlo de igual modo) es en dos cosas fundamentales: en qué y cómo le va a hacer para mover (en menos de dos años) a México hacia el verdadero camino del bienestar social y humano, y en que calladito se ve menos “feito”.
Concluyo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el pensador, humorista gráfico e historietista argentino, Joaquín Salvador Lavado Tejón (mejor conocido como Quino): “No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice”.
Aída María Holguín Baeza
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