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Homero…por Luis Villegas Montes

Estas, que deberian ser unas lineas jubilosas (la semana entrante presento mi primera novela?Chihuahua: Comenzar a Morir?y algo queria contar al respecto), lo son apenas. La semana pasada murio mi primo Homero a consecuencia del COVID.

Homero y yo teniamos aoos sin vernos, el se fue a vivir y a trabajar a los Estados Unidos desde hace aoos y, como muchos connacionales, las posibilidades de regresar se ven mermadas ya que de hacerlo podrian no regresar. Homero se quedi alla, pues, y alla prospero. Alli se asento, trabajo de sol a sol y alla crecieron algunos de sus hijos. Hace unas semanas, Homero se contagio con la terrible enfermedad, tras una lucha agonica, al final debia se entubado, perdio la batalla y el mircoles murio.

Todos hemos resentido, en algun momento de nuestras vidas, la muerte de un ser querido. Yo mismo, en dos meses hara un aoo, perdi a mi mama a causa de la misma enfermedad.

Siempre frente a la muerte se queda uno atonito. Hay ocasiones, verdaderamente las hay, en que la muerte constituye una liberacion y se la ve con gratitud; ocurre tras enfermedades largas y dolorosas mayormente, pero cuando la muerte llega de manera subita, en la flor de la edad o en alguien cuya salud pareceria de hierro (como es el caso), la muerte se vuelve insidiosa y aleve, tosca y grosera, dolorosa y triste.

A Homero tenia aoos sin verlo, cierto; sin embargo, de algun modo extrano pareciera que no. Homero es de esas personas que se quedan en la vida de uno porque simplemente nunca salieron. Y cimo Verdaderamente como, si con el creci.

De la familia de mi padre se poco, nada en realidad, pero la de mi mama es otra cosa. Y aunque no los conozco a todos (les crecen hijos como conejos, de suerte tal que en esta tercera generacion existen un sinfin de rostros definitivamente sin nombre), conozco a la inmensa mayoria y con todos he convivido. De hecho, mi primera infancia esta poblada de mis primos. En algun punto de nuestra historia comun vivimos calle de por medio y definitivamente sin ellos no se pueden explicar las peripecias de mi adolescencia y juventud temprana.

Fue con Beto con quien mas afinidad tuve en la pubertad, con Salvador con quien me fume mi primer cigarro, con Martin con quien lamente un celebre descalabro amoroso y mejor no le sigo porque seria una historia de nunca acabar; pero, definitivamente, Homero siempre estuvo ahi. El mayor de los hermanos, el y Paty, mi hermana, constituyeron una especie de referente en las vidas de todos nosotros. Se casaron primero, fueron los primeros en traer a la familia nuevos retonos, etc. Asi, es como se perfila la vida de las personas:?anecdotas, recuerdos, charlas interminables que giran en torno a las mil y una incidencias propias de una familia que suma decenas de miembros, dispersos en una amplia geografia.

?Con Homero, alguna vez me fui de gira. Manejaba el un trailer blanco, si mal no recuerdo, y por ahi anduvimos, yendo y viniendo, devorando kilometros. Yo de poco o nada podia servirle pues soy, siempre he sido, un negado para la mecanica y en general para las cosas prqcticas del mundo, asi que lo unico que debia divertirlo fue mi chachara incesante, producto del caudal de lecturas que, ya entonces, sumaba cientos de libros. A risotadas celebraba mis ocurrencias; yo no recuerdo como ni porque, a los dieciseis aoos poseia yo un caudal inagotable de chistes de todos los colores que lo hacian estallar en estruendosas carcajadas. eramos muy disimiles, el grande, fuerte, tosco, vital; yo, escuchimizado, sombrio, taciturno, funebre casi, pero la sangre llama, tal parece, y en esas semanas hallamos la senda del entendimiento. Asi es tambien este asunto de ser familia: el afecto incondicional lo desborda todo y vence al tiempo y la distancia.

Murio Homero, pues, queden estas palabras que lo recuerdan y celebran su vida. Un abrazo para mi tia Rosa, el unico bastion que queda de la generacion de nuestros mayores, para mis primos y sobrinos; para todos, que la muerte nos alcance sin sobresaltos y nos halle en paz, de animo entero, con la consciencia tranquila y una sonrisa en los labios.?

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Luis Villegas Montes.?

luvimo6608@gmail.com,?luvimo6614@hotmail.com?

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