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Inocente hasta que se demuestre lo contrario…por Aída María Holguín

¿Cuántos casos de injusticia penal se habrán presentado en nuestro México sin que hasta la fecha se hayan esclarecido?

Desafortunadamente, no sólo en el caso de delitos del orden penal hay injusticia, omisión y evasión de responsabilidades. Trátese de faltas civiles, penales, administrativas y sociales, se va perdiendo la esperanza de que en México la “justicia” sea verdadera y totalmente justa.

Culpables que están libres, inocentes que están presos a causa de la impunidad, irresponsabilidad y corrupción que son elementos que siguen formando parte de las -malas- costumbres mexicanas. Y aunque regularmente nos enfocamos en las faltas de tipo penal, olvidamos que hay otras faltas que como sociedad nos afectan tanto o igual que las relacionadas con el ámbito penal.

Tal es el caso de la inundación que sufrió el Museo de Arte Sacro en la ciudad de Chihuahua, mismo que ocurrió luego de las intensas y prolongadas lluvias que azotaron a la capital del Estado.

Resulta que aún y cuando en otras ocasiones las precipitaciones pluviales no habían causado ningún estrago en ese espacio -no al menos desde que fue adaptado como museo en 1984-, en esta ocasión el agua subió aproximadamente 24 cms.

Afortunadamente -según lo reportó el sacerdote encargado- las piezas exhibidas en lo que hasta principios de los años 80’s fuera la “Sala del Tesoro” o “Salón de los ángeles” de la Catedral de Chihuahua, no sufrieron daño alguno gracias a que de inmediato fueron rescatadas, para posteriormente trasladarlas a un lugar seguro.

Aunque fueron varias las inundaciones sufridas en la capital a causa de las lluvias que se presentaron sin cesar los primeros días del mes de julio; este caso tan particular, deja mucho que desear de la autoridad municipal porque no hace falta ser ingenieros civiles -ni arquitectos- para cuestionar la causa que provocó que este importante espacio cultural y religioso se inundara.

Cierto es que siendo un “sótano”, tiene más probabilidades de inundación; sin embargo, y a pesar de que ya ha habido fuertes precipitaciones pluviales desde que fue adaptado como museo -hace 29 años- no había sufrido un percance de esta naturaleza.

¿Si nunca había sucedido, y ahora con la peatonalización de las calles aledañas a la Catedral de Chihuahua se inundó, no queda clara la causa?

Pues parece que solo para el Alcalde de Chihuahua Marco Adán Quezada no, puesto que no se ha responsabilizado de lo acontecido, al contrario, ante la evidente responsabilidad de lo sucedido en el Museo, el Alcalde -convenientemente- se ha apegado al principio de presunción de inocencia -aunque más bien peca de “inocente”- al dejarle el problema a la Catedral de Chihuahua, negándose con ello, a brindar el apoyo solicitado por los representantes de la Catedral.

El Alcalde ha pedido a la Catedral que demuestre las causas de la inundación. No con esas palabras, pero les ha solicitado que sea ésta la que realice un peritaje con el cual demuestren que la peatonalización del centro histórico fue la causa de la inundación. Una vez que la Catedral lo demuestre, el Alcalde podría considerar otorgar el apoyo solicitado para la rehabilitación de dicho espacio.

Así las cosas. Si la autoridad rehúye sus responsabilidades, qué podemos esperar del resto de los mortales. El caso es que tendremos que esperar que la Catedral realice el peritaje solicitado para ver si el Ayuntamiento asume la responsabilidad que le corresponde.

Es cierto que “la presunción de inocencia” -en teoría- es pilar fundamental del sistema de impartición de justicia, desafortunadamente, en la práctica no siempre es así y se trata a las personas como culpables hasta que demuestren lo contrario. Ojalá y que -al igual que el Alcalde Quezada, con tan solo insinuar la inocencia, el principio de presunción sea aplicado por igual.

Finalizo en esta ocasión con lo dicho por el escritor y psicólogo maltés Edward De Bono: “La inocencia es algo que la experiencia no puede proporcionar.”

Aída María Holguín Baeza

Correo: laecita@gmail.com

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