La llegué, pero ya me quiero ir…(parte final)…por Luis Villegas
Aunque en ocasiones puede ocurrir que el nombre de un autor no sea siempre garantía de éxito, no es el caso de Valerio Massimo Manfredi. “Odiseo. El Juramento”1 es una muy buena novela que pretende adentrarnos en la biografía imaginaria de Odiseo previo a su periplo rumbo a Troya; recurso que ya empleó el autor en alguna otra ocasión, precisamente en “La Conjura de las Reinas”.2 Biografías imaginarías, sí, pero no caprichosas ni arbitrarias, pues entreveran nociones bastante cabales de mitología griega y ficción basada en hechos reales. En esta selección no me tome muy en serio el lector pues siento una debilidad particular por el autor y el personaje; empero, la obra sirve también para confirmar el aserto relativo a la importancia que tienen los libros en nuestra vida y la necesidad de leer como un paliativo para nuestras indecisiones u olvidos.
Manfredi hace decir a Laertes, padre de Odiseo: “Pero no temas, serás tú, con tu acciones y empresas, con la fuerza de tus brazos y de tu mente, quien dé un sentido a tu nombre. Hasta en el destino más amargo puede haber grandeza y dignidad, si tu corazón es fuerte e impávido, si no tiemblas frente a ningún desafío, de humanos o de dioses, de hombres valerosos y leales o salvajes que no respetan las leyes del hombre. Tendrás la vida que mereces”.3 “Tendrás la vida que mereces”, esa es una lección que los seres humanos no deberíamos olvidar jamás, bajo ninguna circunstancia. Es uno quien, con la fuerza de sus brazos, de su mente o de su corazón, da sentido a su nombre y a la propia existencia. Pero en ocasiones nos empeñamos en olvidarlo.
“Margarita está Linda la Mar”,4 obra memorable que ganó el Premio Alfagura 1998 (llevaba buscándola 10 años), noveliza el asesinato bienhechor de Anastasio Somoza (padre); el libro me recordó otra novela leída en tiempos de juventud: “El Otoño del Patriarca”5 -un resumen del ser, de la esencia corrompida, de cualquier régimen absolutista y que compendia todo el horror imbíbito en cualquier dictadura… o dictablanda (como quiera llamársele)-. Novelas que hay que leerlas junto con “En el Tiempo de las Mariposas”, por ejemplo, que pormenoriza los horrores de la dictadura de Rafael Léonidas Trujillo en República Dominicana.6 “Margarita está Linda la Mar” nos recuerda el que debería ser el destino justo y necesario de cualquier mentecato que se cree infalible al dirigir los destinos de la Patria, de la Matria o de un estado cualquiera -por chiquito o grande que sea-, se enriquece a sus costillas y lucra con su encargo. El hijo de Somoza (“Tachito”), no vayamos más allá, amasó una fortuna de 6 mil millones de dólares de un país doliente y paupérrimo como es Guatemala: Fincas, hoteles, bancos, farmacias… Cualquier parecido con la vida real, es pura coincidencia.
“Incógnito. Las Vidas Secretas del Cerebro”7 es un ensayo maravilloso que reseña, de modo magistral, siglos de investigación en torno a ese órgano complejo que nos define en lo que somos y lo que no somos; con el agregado de que vincula la reflexión con el tema del derecho y de la culpa. Obra inquietante amén de inteligente y entretenida.
En sexto lugar, y solo porque se trata de una novela negra de manufactura excelente que nos sitúa en un rincón de Finlandia en la época posterior a la postguerra, me quedo con “El Hombre con Cara de Asesino”.8 Lo anterior, no porque las novelas de Urroz o Neuman no me hayan gustado -me gustaron, mucho, mu chí si mo-; pero la literatura para mí es un asunto lúdico y ambas son terribles en su grandeza (inteligentes, dolorosas, crudas, lúcidas) en sus respectivos contextos. Si la lectora o el lector andan en plan de harakiri, adelante; luego no digan que no se los advertí; yo paso. Para tarugadas y resquemores, la vida de uno.
Una advertencia para mi reducido público lector: Si se quieren ahorrar las próximas dos reflexiones personales harán bien; ando en plan de Hijo Desobediente, “echando mano a los fierros, como queriendo pelear”, y quiero hablar de dos temas que me indignan profundamente y se hallan estrechamente vinculados: La pérdida de la mitad del territorio nacional a manos gringas y el “Pemexproa”. No me lean cuando me pongo intensito porque chorreo bilis negra, como dirían los griegos.
Los libros son otra forma de vivir la Vida. Y el que no lo crea, que lea.
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Luis Villegas Montes.
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