El panorama de la gestión del agua en México se considera crítico, pues existe una grave escasez que amenaza el desarrollo de las grandes urbes como el Distrito Federal, el Valle de México y los Estados del Norte.
A partir de la década de los setentas, ha aumentado sustancialmente el número de acuíferos sobreexplotados en el país, en el año 1975 eran 32, 80 en 1985, y 101 en 2008. Además de la sobreexplotación, 16 acuíferos tienen problemas de intrusión salina (13 de ellos están sobreexplotados), sobre todo los que se localizan en las costas de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Veracruz y Colima. El agua subterránea es indispensable, ya que cada vez un número mayor de regiones dependerá de sus reservas almacenadas en el subsuelo como la principal –y quizá única– fuente de líquido, siendo estos un recurso patrimonial estratégico. En la actualidad el 70% del agua que se suministra a las ciudades proviene de acuíferos y con ésta se abastece a 75 millones de personas (55 millones en ciudades y 20 millones en comunidades rurales). Debido a la sobreexplotación, la reserva de agua subterránea se está minando a un ritmo de cerca de 8 km² por año.
En el País se extraen al año 79 Km3 de agua, de la cual el 77% se destina para fines de agricultura, el 14 % para abastecimiento público, 4% industrial y el 5% termoeléctrica. Se calcula que el 70% del crecimiento poblacional para el 2030 ocurrirá en las Regiones Hidrológico-Administrativas: VIII Lerma-Santiago-Pacífico, XIII Aguas del Valle de México, VI Río Bravo y I Península de Baja California. Estas mismas regiones presentan problemas de sobreexplotación y contaminación.
El problema más importante de contaminación del agua es la falta de gestión y tratamiento adecuado de los residuos humanos, industriales y agrícolas. Cada día, 2 millones de toneladas de aguas residuales y otros efluentes desembocan en las aguas del mundo. Más de la mitad de las camas de hospital disponibles en el mundo son ocupadas por personas que sufren enfermedades relacionadas con el agua contaminada. Alrededor de 90 por ciento de todas las aguas residuales en países en desarrollo se vierten sin tratar directamente a ríos, lagos o los océanos.
Especialistas e investigadores son contundentes al advertir que la creciente contaminación y sobrexplotación de los recursos hídricos en México podría generar que en menos de dos décadas la mayor parte del país sea considerado foco rojo, debido a la escasez del líquido y la concentración de altos índices de contaminantes.
En el 2008 se registraron 1,833 plantas de tratamiento municipales en operación, generado 236 m3/s de aguas residuales, con una capacidad instalada de 133 m3/s y un caudal tratado de 84 m3/s, lo que permitió alcanzar una cobertura de tratamiento 36% aproximadamente, la meta era incrementar la cobertura de tratamiento del 40.9% a nivel nacional.
En el mismo año la industria trató 33.8 m3/s de aguas residuales, en 2,082 plantas en operación a nivel nacional, el porcentaje de tratamiento fue solo del 18%. Aunque se aumente la eficiencia y el número de plantas de tratamiento es importante el uso racional y adecuado para evitar escasez y pérdida de recursos.
El agua se ha convertido en un recurso estratégico, por lo que se considera una fuente de poder y un elemento central para el impulso de políticas que permitan lograr el desarrollo sustentable.
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