La relatividad en tiempos de transición gubernamental…por Aída María Holguín
Aunque Chihuahua ya tiene en Javier Corral Jurado un gobernador electo, todavía faltan 4 meses para que éste pueda asumir el cargo con todas las de la ley.
Estos 4 meses vienen a recordarnos la teoría de la relatividad (formulada por Albert Einstein); particularmente en lo que respecta a al fenómeno de la dilatación del tiempo, esto, en el sentido de que de acuerdo al observador, el tiempo avanza a un ritmo distinto.
En ese contexto, la dilatación del tiempo; es decir, su relatividad, radica en el espacio que cada uno de los actores ocupa -u ocupará- durante el periodo comprendido desde el día en que se dieron a conocer los resultados electorales, y hasta el día en que Javier Corral Jurado tome protesta como gobernador constitucional de Chihuahua.
Para todos aquellos que esperan con ansias que Javier Corral asuma la gubernatura, estos 4 meses significan una eternidad debido a las altas expectativas que -no sólo a nivel local, sino también a nivel nacional- se tienen del nuevo gobierno que encabezará Corral.
En el caso de los cómplices de los presuntos -pero evidentes- actos de corrupción cometidos por César Horacio Duarte Jáquez, serán 4 meses que avanzaran tan rápidamente que no serán suficientes para ocultar, destruir y/o falsificar todas las pruebas documentales que servirán en la investigación que -ahora sí- tendrá que enfrentar el aún gobernador de Chihuahua por los delitos de peculado, enriquecimiento ilícito, ejercicio abusivo de funciones, uso indebido de atribuciones y facultades, y los demás que resulten.
Sin duda alguna, para el gobernador electo, Javier Corral Jurado, este periodo significa una larga espera durante la que se tendrá que pasar por un obligatorio proceso de transición gubernamental que no será nada fácil debido -entre otras cosas- a que – seguramente César Duarte y compañía tratarán de dilatar -lo más posible- el acceso a la información pública, particularmente la relacionada con el ejercicio de los recursos financieros.
Si bien césar Duarte ya salió (después de una semana) de su enclaustramiento postelectoral y aseguró “que su gobierno está abierto al diálogo con Javier Corral y que en próximos meses concretarán el programa de entrega-recepción como lo prevé la ley”, no podemos olvidar que ha sido un gobernador que durante casi 6 años ha evitado -al más no poder- rendir cuentas, por lo que es difícil creer que su actitud cambie en los últimos cuatro meses de su mandato.
Por otra parte, y si consideramos lo que le espera César Duarte, la relatividad del tiempo es irrelevante porque, independientemente de que los cuatro meses -que le quedan como gobernador- transcurran rápida o lentamente, éstos pueden ser suficientes para que emprenda la retirada de manera anticipada; es decir, que “se pele” (como coloquialmente se dice), por lo que será fundamental no perder de vista sus movimientos, sobre todo si se toma en cuenta que no son pocos los funcionarios, exfuncionarios, y amigos de César Duarte que desde hace algunos días empezaron a preparar maletas.
En fin, el caso es que la relatividad en tiempos de transición gubernamental, particularmente en esta que significa el fin del sexenio más corrupto y corruptor -en Chihuahua- de todos los tiempos; o sea, el duartista, se explica con el fenómeno de la dilatación del tiempo de acuerdo la perspectiva y expectativas de los observadores que, en este caso, están representados por los actores interesados y/o involucrados en los asuntos públicos del Chihuahua del ayer, del hoy, y del mañana.
En esta ocasión concluyo con un extracto de lo dicho alguna vez por el dramaturgo y actor inglés, William Shakespeare: “El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, y muy largo para los que sufren.”
Aída María Holguín Baeza
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