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La terca memoria…por Luis Villegas Montes

 

 

@Juárez. 10 de febrero de 2010. La nota dice así:

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Pide Pérez Cuellar a Calderón que reconozca ‘con humildad la derrota actual’ y que tome ‘medidas extraordinarias y únicas’ para Juárez”.[1]

 

1.- Hay un libro de Julio Scherer, “La terca memoria”,[2] donde se ocupa de realizar un breve recuento de sus andanzas en el periodismo. El título alude a la tozudez de la memoria del periodista, a la necesidad de recordar del ser humano aún sin quererlo. Al alivio, al escape, a la exigencia de la recordación como un imperativo para no incurrir en el olvido analgésico. El libro no es una denuncia ni pretende serlo; es una revelación en la que se ocupa de adversarios, conocidos, amigos y colegas a su estilo: Sin contemplaciones para nadie. Pero no es de ese libro que deseo hablar.

 

2.- ¿Por qué recurrir al título ese libro entonces? Para centrar los párrafos que lo suceden.

 

3.- La memoria es de hule; la memoria es de chicle con sabor a mentada; la memoria es traicionera; la memoria no es de fiar. Sólo así se explica que México ocupe el séptimo lugar en la lista de países “más felices del mundo”.[3] A veces me sorprendo -y me reprendo a mí mismo con dureza- porque pareciera que el signo de estas reflexiones es el del pesimismo. No importa el tono rumbero y jocoso de mis escritos, con la persistencia de José Alfredo, “siempre caigo en los mismos errores”, y mis letras se suelen teñir de un gris ceniciento y polvoso.

 

4.- Éstas no son la excepción. No obstante, la nota que encabeza estas líneas amerita esta digresión. Escrita ya la reflexión de esta semana, la cancelé y la sustituí por ésta. Ya habrá tiempo para las buenas nuevas.

 

5.- Hace casi 6 meses, escribí uno de estos desahogos (a los que benignamente llamo “reflexiones) titulado: “5º Informe de gobierno. ¡Wiiii, qué emoción!”; comenté en ese entonces de lo virtual que me parecía el 5º Informe del Gobierno del Estado. De lo inútil de los festejos a la luz de los hechos terribles.

 

6.- Hace exactamente 3 meses 7 días, escribí otro de dichos desahogos titulado: “Con los cables cruzados”; en él me ocupaba del estupor que me causó, me causa y me seguirá causando, la complacencia, rayana en la sumisión, del Presidente del PAN estatal en Chihuahua para con el Gobierno del Estado.

 

7.- Hace más o menos un año, el 24 de febrero de 2009, escribí entre otras cosas: “Es hora, pues, de responder con hechos, no con buenas intenciones ni declaraciones sonoras… y huecas; con hechos simples, sencillos; una reconciliación sincera expresada en acuerdos visibles; en pactos medibles; en alianzas perdurables. Podemos seguir disputando, desgastándonos, lastimándonos y en tanto, ver cómo se nos cae el Estado a pedazos para ir a parar a las bolsas de narcotraficantes y delincuentes”.[4]

 

8.- Con el oportunismo endémico en su vida, viene ahora el líder estatal del PAN en Chihuahua, a pedirle al Presidente de la República: “Que comience una cruzada por la recuperación de Juárez. Que tome medidas políticas, económicas y sociales extraordinarias para recuperar a nuestra ciudad de las manos que hoy la gobiernan y rigen su destino: los delincuentes. Si usted inicia esta lucha ahora, reconociendo con humildad la derrota actual, contara con el apoyo irrestricto de todos los juarenses de bien”.

 

9.- Apenas en esta fecha, cae en la cuenta: “Parece ser que los juarenses entendimos que los más inocentes comienzan a pagar por la negligencia criminal de algunas autoridades y la indolencia que como sociedad hemos tenido frente a lo que nos pasa como comunidad. El peligro de la muerte absurda, del dolor evitable, se nos hizo presente frente a nuestras narices”.

 

10.- Apenas hoy, se entera de que: “Definitivamente algo está podrido en Juárez. Lleva años pudriéndose y la podredumbre esta cada día peor. La descomposición de nuestra ciudad tiene razones bien conocidas”.

 

11.- Acaso si no hubiera estado inmerso en los procesos internos del Partido metiendo las manos y “arreglando” candidaturas a favor de sus incondicionales, se hubiera dado cuenta, mucho antes, de lo que ocurría en Juárez; tal vez si no hubiera estado tan ocupado pactando con el Gobierno acuerdos “en lo oscurito”, como Diputado Federal y Como Presidente del PAN en Chihuahua, habría ocupado su tiempo en intentar abonar a la solución del problema; quizá si no hubiera atendido a reformas inútiles, de las que la fallida Ley Electoral local es un clarísimo ejemplo, esa solución estaría más cerca; posiblemente si no hubiera silenciado y coaccionado a su bancada, el PAN en Chihuahua tendría fuerza, tendría voz, presencia y dignidad, que hicieran atendibles sus tardías exigencias.

 

12.- Sin duda, el Presidente de la República deberá responder al reclamo de la sociedad juarense, como deberá hacerlo con la del resto del País. Y la respuesta no podrá ser la de un panista, sino la del estadista, la del titular del Poder Ejecutivo, la del Presidente de México.

 

13.- No obstante, para que dicho esfuerzo no caiga en saco roto, deberá contar con la buena voluntad y el auxilio de todos los mexicanos, de todos los partidos, de todos los sectores, de todos los estratos, de todos los rincones de la Patria. Éste no es, en definitiva, un problema de la Presidencia de la República; es un problema de México que abarca desde la península de Yucatán hasta la de Baja California. Y no abonamos nada a la solución si claudicamos o atendemos, exclusivamente, a los intereses y apetitos individuales de cada cual. Menos, si nos guía un afán hipócrita y electorero.

 

14.- Jorge Volpi escribió con ánimo premonitorio: “Hace un año que volví a mi patria de hienas y fantasmas. La suciedad y las mentiras apenas me trastocan. Me acostumbro con pasión a la apatía. […] El cielo luce más turbio, la basura se desborda en la aceras, hay más pordioseros y más coches y más humo, gente que conocí ha muerto a mis espaldas: apenas distingo nada nuevo. Sólo hoy me atrevo a preguntar qué ha sido de ella. Con quince años de retraso”.[5]

 

15.- La memoria es blanda, dúctil, maleable; sin embargo, sólo la memoria puede rescatarnos en esta hora aciaga. La prolija, minuciosa e implacable memoria que venga a hurgar en nuestras heridas para recordarnos quiénes fuimos y, sobre todas las cosas, quienes, siempre, quisimos llegar a ser.

 

Luis Villegas Montes.

luvimo6608@gmail.com

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