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La tercera ola…por Maria Holguín Baeza

No hace mucho tiempo, el presidente López Obrador dijo que no había una tendencia al alza que significara o representara que en México habría una tercera ola de COVID-19.

Horas después de aquella declaración, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, señaló -a modo de aclaración- que, dado que en materia de epidemiología nunca se debe hablar de riesgo cero, no se podía descartar una tercera ola, pero, considerando las cifras de la pandemia en el país, era “menos probable”. Luego, diez días después, presumió que pese al aumento de movilidad durante el periodo vacacional, y gracias a la estrategia del Gobierno, nos habíamos librado de la tercera ola.

Total que mientras que -evidentemente- estábamos en la antesala de la tercera ola, ni el presidente López Obrador ni el subsecretario López-Gatell aceptaban que la tercera ola estaba a la vuelta de la esquina.

Lo peor del caso, es que mientras pasaban los días, tres de las cuatro variantes del SARS-CoV-2 (que -hasta la fecha- más preocupan a la OMS) se propagaban libremente y con mayor rapidez por varias regiones del país y la COVID-19 recobraba fuerza, el presidente Andrés Manuel López Obrador pedía no exagerar porque él tenía información -o sea, otros datos- que indicaba que la pandemia seguía perdiendo fuerza. “No hay indicios, no hay elementos para preocuparnos de que pueda venir una tercera ola”, decía el presidente.

Finalmente, ya no hubo manera de minimizar, ocultar o negar la situación. Casualidad, coincidencia o porque ya no les quedó de otra, cinco días después de que el doctor Francisco Moreno Sánchez, responsable del programa COVID-19 en el Centro Médico ABC, afirmara -con datos en mano- que México ya estaba viviendo una tercera ola de contagios, fue cuando el Gobierno de México, a través del subsecretario López-Gatell, admitió que el país vivía el tercer repunte de casos de COVID-19.

Claro que, como era de esperarse, López-Gatell minimizó los efectos argumentando que la vacunación ha frenado hospitalizaciones y las defunciones. El detalle es que, conforme pasan los días, los datos de la Secretaría de Salud indican que el repunte de casos confirmados, hospitalizaciones y decesos va en aumento y que, según las proyecciones de un grupo de investigadores de la UNAM, el pico de contagios de la tercera ola de Covid-19 será en agosto y probablemente será más fuerte que la de la primera ola.

El caso es que, ahora queda más que claro eso de que ya habían “domado la pandemia” era una falacia (todas las veces que dijeron haberla domado). Y si bien el programa de vacunación contra la COVID-19 va avanzando, aún no es suficiente para contener la tercera ola de contagios; menos, porque ya llevaba un largo tramo avanzado.

Pero como ciudadanos también tenemos vela en el entierro, en esta ocasión finalizo citando lo dicho por el neurocientífico y escritor indio, Abhijit Naskar: La solución a esta crisis no es solo asunto de estrategia pública; depende también de la responsabilidad individual de todos los ciudadanos.

Aída María Holguín Baeza
laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com

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