Lo que echo en falta (I de II partes)…por Luis Villegas
Lo peor de raparse es cuando te empieza a crecer el pelo. Entra uno en una etapa metafísica de su existencia; inmerso en el clásico dilema hamletiano del ser o no ser. Así ando: No soy el hombre que soy ni el que quiero ser. Ni traigo los pelos de cepillo y estoy muy lejos de los bucles que anhela mi mamá.
Así las cosas, me miro en el espejo… y pienso en México.
Que no es del todo el país que es ni el que quiere (y pudiera) llegar a ser.
México está unido a América del Norte por una franja limítrofe que abarca más de 3 mil 180 kilómetros. Esa cercanía podría explicar el porqué los Estados Unidos constituyen su principal socio comercial, aunque no su dependencia económica: 78.19% de sus exportaciones van dirigidas a ese mercado; el 50% de sus importaciones proceden del mismo; en 2012, el 71.7% de las ventas de petróleo se realizó con empresas estadounidenses;1 la segunda o tercera fuente de ingresos, inmediatamente detrás de la venta de crudo y la inversión extranjera directa (IED), lo constituye el ingreso de divisas desde aquella frontera.2 En 2008, a partir de la crisis de la bursatilización de la deuda hipotecaria de aquel país, la cual degeneró en una crisis económica de carácter global, el desempleo en México alcanzó una cifra récord; para el mes de diciembre de ese año se habían perdido más 400 mil puestos de trabajo y las estimaciones para 2009 eran de 150 mil adicionales; por segundo año consecutivo, las remeses provenientes del extranjero habían superado la IED en casi un 100%.3
Los trabajadores mexicanos no emprendieron ninguna acción por la que merecieran perder sus empleos ni tampoco el gobierno mexicano para prevenir o proteger a sus connacionales de los efectos devastadores de una crisis financiera mundial, originada más allá de las fronteras nacionales pero que impactó con fuerza arrasadora su economía interna.
La debilidad de la economía mexicana se cifra en esa dependencia excesiva de su vecino del norte; y la falta de aprovechamiento de todos sus recursos naturales, incluido y a la cabeza, el recurso humano, el más desaprovechado hasta el día de hoy.
“En México, las exportaciones representan 35% del PIB. Si este pilar de la economía mexicana se desploma, no es de extrañar que todo el sistema se vea afectado. En los diez primeros meses del 2009, las exportaciones se contrajeron en 26.9% respecto al mismo periodo del año anterior y la balanza comercial acumuló un déficit de más de 4 mil millones de dólares.
Los ingresos petroleros constituyen por sí solo casi el 40% de los recursos captados por el Estado y son fundamentales para la gestión del gasto público. Pero se redujeron tanto el volumen de las exportaciones petroleras como el valor de estas, al caer los precios internacionales del petróleo. […]
Solamente en 2008, la moneda nacional perdió alrededor del 40% de su valor respecto al dólar, y siguió cayendo un 9% entre enero y octubre 2009”.4
“En materia de crecimiento, la recesión de la economía estadounidense se reflejó en una desaceleración de la economía mexicana, que después de haber registrado un crecimiento real anual de 4.2 por ciento en 2006 y de 3.2 por ciento en 2007, en el tercer trimestre de 2008 este fue de solamente 1.6 por ciento anual. […]
En septiembre de 2008 las exportaciones mexicanas a Estados Unidos se redujeron en 3.6 por ciento respecto a las del mes previo […] Asimismo, la caída en la demanda de empleo en Estados Unidos, [provocó] una disminución en el envío de remesas a México por parte de los trabajadores mexicanos en aquel país. Al cierre del tercer trimestre de 2008, las remesas familiares fueron 672.6 millones de dólares o 3.7 por ciento inferiores a las de igual periodo del año previo”.5
Continuará…
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com
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