Los derechos políticos de las mujeres, 63 años después…por Aída María Holguín
Este 17 de octubre, se cumplieron 63 años desde que -a través de un decreto de reforma constitucional- la redacción del Artículo 34 dejó muy claro que tanto los varones como las mujeres son ciudadanos de la República. Fue así que, con la nueva redacción del Artículo 34 constitucional, implícitamente se reconocieron los derechos político-electorales de las mujeres mexicanas; es decir, a votar y a ser votadas para ocupar puestos de elección popular.
Sin duda alguna, desde ese entonces la participación de las mujeres mexicanas en los asuntos políticos y electorales ha ido avanzando; sin embargo, aún existen obstáculos de diferente índole que impiden que el avance sea verdaderamente significativo; o sea, que además de asegurar el derecho a votar y ser votadas libremente, también se asegure la ocupación de espacios de toma de decisiones. Dicho en otras palabras: no basta con poder ejercer parcialmente los derechos políticos, lo que se requiere es asegurar el pleno ejercicio de estos derechos (no sólo por ventura de las cuotas de género impuestas en el ámbito electoral).
Independientemente de que más de 60 años no han sido suficientes para garantizar que todas las mujeres mexicanas (que tienen más de 18 años y un modo honesto de vivir) puedan ejercer plenamente sus derechos políticos, lo sucedido en Chihuahua (en la pasada jornada electoral del 5 de junio) es, sin duda alguna, un parteaguas en materia de participación y ejercicio de los derechos políticos de las mujeres.
Por primera vez en la historia de Chihuahua, el Congreso del Estado está conformado por más mujeres que varones (17 diputadas y 16 diputados); además, la Sexagésima Quinta Legislatura inició con una mujer en la presidencia de la Mesa Directiva (la diputada Blanca Amelia Gámez Gutiérrez). Por su parte, María Eugenia Campos Galván también hizo historia al convertirse en la primera alcaldesa del municipio -y capital del estado- de Chihuahua.
Otro hecho relevante (resultado de la pasada contienda electoral) que ha marcado la historia de la participación de las mujeres en los asuntos políticos, radica en la configuración del gabinete del gobernador Javier Corral, quien -en reconocimiento a la larga lucha de las mujeres- conformó el primer gabinete paritario (8 mujeres y 8 hombres) en la historia del estado.
Sin demeritar los logros obtenidos en estos 63 años (gracias a todos aquellos hombres y mujeres que por convicción no han quitado el dedo del renglón en el tema de igualdad, equidad de género y empoderamiento de las mujeres), es necesario reconocer que aún falta mucho para que en México realmente se asuma que los derechos políticos de las mujeres van más allá del establecimiento de marcos teóricos y legales que aseguren el derecho a votar y ser votadas. Es decir, para cerrar las brechas de desigualdad que existen en México respecto a la participación política entre mujeres y hombres, es imprescindible -tal y como lo señala la ONU Mujeres- eliminar (en la práctica) todos los obstáculos estructurales, socio-económicos, culturales e institucionales que limitan la participación de las mujeres en todos los espacios de toma de decisiones.
Concluyo en esta ocasión con un fragmento de lo dicho alguna vez por la médica y política argentina, Alicia Moreau de Justo: “Recuerden que los verdaderos derechos se deben conquistar […] que es necesario vencer el temor de los políticos que ven con recelo esa incógnita que encierra el voto femenino […] Recuerden las mujeres que […] para conseguir el bien común es necesario sacudir la apatía y elevarse por encima del bienestar del momento presente.”
Aída María Holguín Baeza
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