Los libres no reconocen rivales…por Luis Villegas
LOS LIBRES NO RECONOCEN RIVALES.1
El viernes pasado, alguien comentó, con conmovida voz de alivio, que por fin había llegado al anhelado 20 de julio de este año; el críptico desahogo se explicó de inmediato: “salimos de vacaciones, no sé si merecidas, pero en todo caso necesarias”. Heme aquí; instalado de lleno en esta bendita semana que para mí inició en viernes, compartiendo plenamente ese sentimiento de que, no sé si las merezco, pero definitivamente las necesito: vacaciones.
El título de estos párrafos se explica porque, como ya lo saben mis escasos lectores, yo en estos periodos de asueto me pongo a leer como condenado; en ésas, huerfanito, viéndome desde un anaquel, estaba un librito cuyo título es el que encabeza estos párrafos, escrito por Paco Ignacio Taibo II.
Con Paco tengo una relación unilateral de amor-odio de padre y señor mío. Digo que —aunque de antología— la nuestra es una relación unilateral porque estoy cierto que el ingrato ni en la vida me hace. Todo comenzó hace casi cuarenta años, cuando leí “Días de combate”; pues ahí estaba yo, rendido; todo cándido, pensando que Taibo II era cosa de otro mundo cuando ya le empezó a salir lo comunista y lo toscote y nuestro idilio se fue al carajo.
Ahora me cae gordo; hacer novela sí, bienvenida cualquier creación literaria que pretenda romper moldes; ¿novela histórica? Tú dale, los lectores asiduos sabemos que la realidad da para eso y mucho más; pero, ¿intentar escribir historia un novelista? Y para colmo ideologizado, no señor, no lo intenten, no se los recomiendo. Sale cada engendro que no es novela, ni ensayo, ni historia, ni nada. Un puñito de basura, como es el caso.
En su bodrio, Taibo II procura contarnos los avatares cercanos a la Batalla de Puebla y dibuja —desdibuja— la biografía de unos héroes de bolsillo enfrentados a unos tiranos épicos de dimensiones escandalosamente perversas; según él: todos los buenos están en el bando de los liberales y los malos en el de los conservadores; su narrativa prescinde de ese matiz indispensable cuando de personas hablamos; nos narra una historia ajena a los claroscuros de la naturaleza humana.
Eso no es lo malo; lo malo de esas perversiones ideológicas es que crece uno con un pensamiento torcido y se larga a la vida a la patita coja intelectual y visual, pues se comienza a ver la realidad, y a interpretarla, con un solo ojo.
Si no me cree, piense en las declaraciones imbéciles de MORENA, de las que hablaba en una entrega anterior, empezando por aquellas que intentan deslindar al otrora Rayito de Esperanza, a punto de convertirse en un sol arrasador que cae a plomo, del nauseabundo “blanqueo” de millones de pesos en nombre de los afectados por el sismo del año pasado: el fideicomiso propuesto por AMLO recibió 44 millones 407 mil pesos depositados en efectivo;2 lo que violaba el régimen especial porque al ser depósitos en efectivo, no es posible saber la procedencia del dinero y si se trata de recursos lícitos; porque los depósitos violan el régimen de financiamiento a partidos políticos; y porque el propio fideicomiso prevé que sólo puede recibir aportaciones a través de transferencias electrónicas y cheques.
Adivine cuál fue la respuesta de AMLO a tan palmaria evidencia: “Consejeros del INE son conservadores, no quieren un cambio”. ¡Le digo!
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Luis Villegas Montes.
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