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Medicina electoral…por Aída María Holguín

La Real Academia Española, define a la memoria como la facultad psíquica que permite retener y recordar el pasado. En términos médicos, la memoria es un almacén de recuerdos vividos, conocimientos acerca del mundo, conceptos, imágenes, etc. Es decir, se trata de una base de datos en la que se inserta nueva información para posteriormente hacer uso de ella.

La memoria es pues, esa que –por ejemplo– nos obliga a acercarnos con precaución al fuego, incluso a evitar el riesgo de animales ponzoñosos.

Pasemos ahora a considerar que la amnesia, siendo un trastorno del funcionamiento de la memoria, provoca en el individuo que la padece es incapaz de conservar o recuperar información almacenada con anterioridad. En el panorama postelectoral del pasado domingo 3 de julio, podemos deducir que los mexicanos sufrimos de graves cuadros de amnesia crónica.

En ese sentido, y de entre las diversas causas de la pérdida de memoria, tal parece que la amnesia funcional es la que con el paso del tiempo se ha ido apoderando de la ciudadanía; de acuerdo a estudios médicos, este padecimiento se deriva de todos aquellos factores psicológicos que afectan a la memoria como mecanismos de defensa. En simples y llanas palabras, se trata de una amnesia post-trauma.

Los mexicanos, hemos olvidado lo que sucede porque simple y sencillamente hemos reaccionado a un post-trauma electoral en el que ninguno de los partidos políticos ha podido mostrarse como una alternativa de cambio real; es decir, olvidamos lo sucedido para ubicarnos en un sitio de confort en donde es mejor no votar que recordar, analizar y decidir en consecuencia.

El problema del abstencionismo causado por este post-trauma electoral –y que quizá no nos ha quedado claro–, es que eso no evitará que haya legisladores, gobernantes y funcionarios públicos. Dicho en otras palabras, habrá un “ganador”, y ese ganador no necesariamente será el mejor. Los hechos han demostrado que en México –desde hace varias décadas– a causa del abstencionismo gana quien recibe el voto de una minoría de los ciudadanos.

Pongamos un ejemplo: en las pasadas elecciones a gobernador en el estado de Chihuahua –en términos reales y números cerrados– solo el 20% del total de los chihuahuenses eligieron a César Duarte como Gobernador; es decir, el 80% votó en sentido contrario, anuló su voto o se abstuvo; sin embargo, resultó el “ganador” de una contienda en la que aproximadamente solo participó el 38% del padrón y el resto optaron por no hacerlo debido post-traumas electorales.

Ahora revise usted los resultados de las elecciones del pasado 3 de julio de 2011 en los estados de México, Nayarit, Hidalgo y Coahuila para confirmar que sucede exactamente lo mismo, sumándole las artimañas usadas para obtener muchos de los votos que dieron las respectivas victorias.

Como hemos podido observar, los efectos causados a nuestro país y a nosotros mismos a causa de eventos post-traumáticos electorales, tienen efectos graves y negativos para la vida del país, y por lo tanto para la de los propios ciudadanos traumatizados y desmemoriados.

Es necesario pues, que tanto partidos, actores políticos y ciudadanos en general optemos por usar técnicas para recuperarnos de esa pérdida de memoria que tanto nos ha traumado y que ha traído como consecuencia que la mayoría de los gobernantes lleguen de la manera fácil a los puestos en donde se dirige el destino del 100% de los mexicanos.

La mnemotecnia –por ejemplo– sería una buena opción; y consiste en una serie de métodos con los que se pretende aumentar la capacidad para la retención de la memoria o facilitar el recuerdo de algo.

El reto es difícil pero necesario y no imposible:

Para los nacidos hasta los años 60’s, es tarea fácil; solo es cuestión de recordar todo lo sucedido desde su nacimiento hasta la fecha; hacer una análisis real y decidir en base a ellos; aquí, en todo caso el reto será hacer el análisis de todo lo recordado, porque desafortunadamente en ese post- trauma electoral es donde radica la pérdida de memoria en este rango de edades.

Para todos aquellos nacidos entre los 70’s hasta mediados-finales de los 90’s, recuperar la memoria perdida solo será cuestión de entrelazar los recuerdos de la niñez y juventud con la ayuda de los recuerdos de todos aquellos que se ubiquen en el rango de nacimiento señalado anteriormente.

El verdadero reto para recuperar las memorias perdidas, será para los nacidos a finales de los 90’s y especialmente a partir del año 2000. Aquí, los ciudadanos mexicanos solamente tienen como referencia lo sucedido desde que el PAN asumió la presidencia de la república, y por lo tanto, carecen de elementos importantes a considerar y que sucedieron antes de que nacieran pero tienen mucho que ver con lo que actualmente sucede en nuestro país y con lo que a futuro puede seguir sucediendo.

El rescate de la memoria histórica es pues, imprescindible para construir el futuro inmediato, lo advierte en su reflexión el militar y político polaco, Józef Pilsudski: “La nación que pierde la memoria deja de ser una nación; se convierte en una mera colección de personas que de manera temporal celebran en el territorio.”

Aída María Holguín Baeza Correo: laecita@gmail.com

Artículos anteriores: laecita.wordpress.com

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