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Narcolepsia…por Rafael Velazquez Ramírez (Onassis)

No les digo. Eso se gana uno por andar leyendo todo, toditito y todo, lo que le cae  en las pezuñas.

“!Ma!, ¿pos ora?” –interrogarán el inteligente lector y la bella y caprina lectorcita- “Luego de que no lo consigue uno ni pa remedio, el tal Onassis dice que no hay que leer. De seguro todavía anda crudo”… Nada de crudeces ni de negativas a leer. No sería quien soy no tuviera entrañas, si esa peregrina idea cruzara por mí cada vez más despoblada cabeza… Sucede que por andar de pata de perro en el vecino país del norte, me topé con una noticia que a la letra transcribo: “Obrero de la construcción demandó a la empresa en que laboraba por siete millones de dolares (Onassis, digo, locos hay donde quiera) , ya que fue despedido al ser sorprendido durmiendo en horas de trabajo”… El inteligente lector y la bella y durmiente lectorcita dirán: “Qué bueno, para que se le quite lo bolsón”. ¡Pero no!. La noticia de marras continua informando: “El obrero se alzó con la milloniza al demostrar fehacientemente que estaba enfermo”. El inteligente lector y la bella y millonaria lectorcita podrán elucubrar: “Qué imbeciles los de la empresa, mira que pagarle a semejante blanquillón”… ¡Pero no termina ahí la cosa!. El panfleto siguió diciendo: “El obrero presentó certificados médicos donde demostró sufrir NARCOLEPSIA, padecimiento que provoca que las personas se queden dormidas, de repente y donde sea. Razón por la cual la empresa constructora lo indemnizó con la laniza sin decir siquiera pío”… ¿Qué tal?.

Yo, la verdad, soy muy poquita cosa como para poder entender y comprender el intrincando mecanismo de la legislación gringa, pero, como buen parralense, tengo mis alcances… Si esta demanda prosperó en el país más poderos del primer mundo, ¿cuál es la razón para que no haga lo mismo en su Capital, o sea PARRAL?… La pregunta aquí sería: ¿Estamos física, moral, espiritual y valemadrísticamente preparados para que nuestro egregio grupo de regidores, eleven a nivel constitucional la gueva como enfermedad profesional?. Yo no lo sé. (Pero cuenten con mi voto).

¡Ja, ja, ja ,ja!. Ya me imagino el relajo. De seguro los que se levantan temprano, los que cumplen con sus obligaciones, los que dan el chivo, los mandilones, los profes que hacen sus planeaciones, los que no dejan para mañana lo que pueden hacer hoy y todos los esclavos del trabajo, van a poner el grito en el cielo y se pondrán inmediata, contumaz e irredentamente en huelga, alegando que no es posible que la inflamación testicular, real o imaginaria, sea considerada como modus vivendi…

¡Pues ni “modus”!… El progreso está en marcha y los pensamientos anacrónicos, producto de un ayer anquilosado e imperfecto, ¡no lo detendrán!.

Dirá el inteligente lector y la bella y escrotológica lectorcita que exagero, pero no. Amén de que todo le copiamos al vecino del norte, no podemos negar a esta y a futuras generaciones, los beneficios de una legislatura progresista y humana que subraya la importancia de los damnificados por alguna enfermedad. So pena que quieran que se nos echen encima los podencos de la comisión de protección a los derechos humanos… ¡Never de limón la never!. Al enfermo hay que protegerlo, cuidarlo, mimarlo y, sobre todo, pagarle lo que él requiera… Este sí sería un verdadero lema para el futuro Presidente de la República: “POR EL BIEN DE TODOS: LOS NARCOLEPSICOS ¡PRIMERO!”.

Si,si,si, ya sé que van a salir con que primero hay que elevar a nivel constitucional la narcolepsis como enfermedad profesional. Bueno, yo estoy seguro que nuestros admirados, respetados, adorados y bien cebados diputados y senadores, no dudarán ni tantito en levantar el dedo para instituir tal Ley. Sobre todo porque ellos ya padecen tal enfermedad…

Lo único que se pudiera oponer es que a la hora de levantar el dedo no lo hagan por estar dormidos.

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